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Número Aniversario (10 años!!) - Noviembre 2008

Reminiscencia a partir de una obra de William Blake

Carmen de Grado
carmendeg2002@yahoo.com.ar

He seleccionado esta pintura del poeta y pintor inglés William Blake (1757-1827) para referirme a Reminiscencia, el tema que convoca en estos diez años de la Revista Tiempo.

El río de la vida William Blake

Reminiscencia: traer a la memoria aquello que en un tiempo estuvo en ella para darle proyección y desarrollo recreándolo en un presente con otros, integrándolo en el curso de la vida.

Todos los personajes de esta pintura están en movimiento, van por el río de la vida, caminando sobre sus aguas, nadando en ellas, acercándose a sus orillas o girando su cuerpo en la dirección opuesta y deteniéndose a tomar algo del camino, uno de ellos marca la dirección.

Los personajes centrales del primer plano, a excepción de uno, dejan atrás al espectador. Nos quedamos contemplando la escena y continuando también, como ellos, las sinuosidades de un recorrido marcado por un ángel guía que señala por dónde seguir y cuyo fondo, luminoso y vital, el sol, se recorta tras de él, allí, al final del sendero. Nuestro ojo va necesariamente hacia ese punto circular, vibrante, desde donde la luz se esparce hacia otros lados. Dos figuras femeninas y esbeltas, con sus clarinetes enmarcan la escena. Dejo al observador las muchas interpretaciones que la obra sugiere respecto del curso de la vida.

Hay un juego de líneas significativas en esta parte central de la obra que tiende a dar unidad de acción al conjunto y enfatiza el lugar de la Reminiscencia.

Veamos a este personaje que bien podemos nominar así: Reminiscencia. Se ha detenido a recoger un objeto del camino, su brazo extendido en forma de medialuna refuerza, por la dirección aquel otro brazo del que guía. También el cuerpo de la mujer que se desplaza nadando y el del ángel guía tienen forma de medialuna.

Hay dos escenas, en una y otra orilla del río que quiero destacar:

Del lado izquierdo tres mujeres, una, que recoge un fruto de un árbol, otra, que con su bebé en brazos está a punto de pasar el umbral de una puerta y una tercera que con un gesto señala el río invitando a la anterior a acercarse o a introducirse en el.

Del lado derecho tres ancianos aparecen en reunión acompañados por un pequeño, sus cuerpos algo oscuros, de pie sobre una superficie de color dorado intenso que se extiende sobre ese costado de la obra acentuándose con tonos rojizos en el atuendo de la mujer esbelta que está sobre ese lado.

La expresión de movimiento en la obra dice de un "transcurrir" en el tiempo y el espacio. El curso de vida, puesto en la metáfora de un río refiere en forma explícita al pasado, al presente y al futuro, es decir, a una sucesión. La obra representa el "presente transcurriendo". El pasado es el espacio que dejan atrás los personajes centrales: la mujer y los dos niños que se desplazan nadando en el río y las dos figuras esbeltas laterales. El futuro está representado por el círculo dorado al final del río de la vida.

La dirección está indicada por el brazo del ángel que señala el camino y especialmente parece marcarles al grupo de mujeres del margen izquierdo del río, una de ellas con un bebé en brazos, que se unan a él. Existir es salir," investir" a los otros y al mundo en una búsqueda de finalidad y sentido.

Pongamos otra vez el foco en la mitad derecha de la obra, en la orilla donde están los ancianos, y vayamos hacia el personaje que representa la R eminiscencia, su perfil parecido al del ángel guía.

Hay en esto una marcada coincidencia de formas. La Reminiscencia, esta mujer de cuerpo flexible, girado totalmente hacia el pasado está levantando algo del río, tal vez sus frutos, y aparece claro, por el escorzo en su figura, que a este momento sucederá otro giro, nuevamente hacia adelante. No hay estancamiento en el pasado sino flexibilidad y sabia dialéctica entre el pasado, el presente y el futuro.

Mi deseo en estos diez años de la Revista Tiempo de Psicogerontología es justamente éste: que podamos juntos, abiertos a la llegada de nuevos aportes, sacar los frutos del camino recorrido y proyectarlo al futuro, siempre sinuoso, incierto pero esperanzado.

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