Volver a la página principal
Número 20 - Mayo 2007

En la búsqueda del bienestar de las personas muy mayores y sus familias

Liliana Kizlansky
LilianaKizlansky@ciudad.com.ar

Fundamentación de la tarea terapéutica.

El convencimiento de la posibilidad de cambio, en la calidad de vida de las personas muy mayores y sus vínculos, guía y sostiene el impulso con el que se desarrolla la tarea, a la que convocan como profesional tratante.

A veces, dada la magnitud de la crisis, en la situación de la persona muy mayor y su familia, parece imposible el cambio, pero siempre, algo se moviliza, y las situaciones mejoran...

Otras veces las personas, solo consultan para asegurarse que el cambio es imposible, y en este caso es más difícil, pero algo nuevo, siempre se observa en sus reacciones a la consulta.

Trabajar con gente de edad mayor implica saber que les puede estar pasando, física y emocionalmente, de acuerdo a la etapa vital en que están.

La persona muy entrada en años, no es el mismo que el que fue, pero siempre puede estar mejor en su situación actual, física y emocional, familiar y social.

Es necesario un abordaje interdisciplinario: el medico tratante, las entrevistas y estimulación a la persona mayor, y el contacto y asesoramiento al grupo familiar.

La vejez, va asociada con declinación mental y física, que puede ser mas o menos grave.

Generalmente las funciones están enlentecidas, a veces algún órgano o función ha quedado dañada o disminuida seriamente su capacidad.

Hay fallas de la memoria, olvidos, repeticiones de lo dicho en corto tiempo, sin conciencia de la repetición.

Otras, son dificultades o inhibición del movimiento, o las personas padecen dolor.

A veces toman conciencia de sus dificultades, otras no, tampoco se dan cuenta de aquellas que tienen que ver con su carácter y su forma de ser.

Se ven más viejos, se dan cuenta de la perdida de ciertas potencialidades previas, no pueden realizar las tareas a las que estaban acostumbrados.

Esto va generando impotencia, enojo y aislamiento, que, como un circulo vicioso, uno re-alimenta al otro, cada vez más.

A veces quedan instalados en la depresión, y a veces, hasta la violencia se desata.

Consulta

Cuando convocan por una persona muy mayor,a veces encerrada,o enojada, reclamante,o deprimida ,no feliz, se comienza haciendo un diagnostico de toda la situación, con una actitud de observador atento, generando un clima de comprensión respetuosa, y a la vez viendo desde donde se pueden potenciar las capacidades preservadas de esa persona, para mejorar su calidad de vida.

Se habla con el medico tratante, para ver el estado biológico y los cuidados necesarios, las posibilidades reales para generar un cambio en su estancamiento, lo que puede o no, lo que hay que estimular, la medicación que toma y sus efectos colaterales.

Se investiga su sociabilidad, que le gusta, que recuerda. Ciertas canciones, que habilidades manuales mantiene y fundamentalmente se intenta en conjunto, muy de a poco, si existe la posibilidad de vincularse con otros de su edad y de sus intereses. (A veces se los acompaña como yo auxiliar, en la conexión con grupos de su edad.)

Todo esto respetando y reconociendo las necesidades del grupo familiar que conserva el geronte.

Se habla con los hijos, desde el lugar de comprender sus esfuerzos,

Se dialoga con las personas cuidadoras que los acompañan, limando diferencias.

Las intervenciones tratan de generar el reconocimiento de unos con otros.

El objetivo es encontrar estrategias para que todos puedan vivir mejor.

Las personas muy mayores pasan (con una mirada amplia) por dos momentos distintos: donde pueden aun manejarse con cierta autonomía, y donde ya deben estar permanentemente acompañadas y cuidadas.

El grado de la afección o deterioro biológico, no impide que la persona muy mayor, sienta, quiera o sufra, pues todos los humanos nos damos cuenta si somos queridos y cuidados, queridos y respetados.

La persona mayor necesita sentirse valiosa para su familia y su entorno.

El valor, para la persona muy mayor, a veces esta en el reconocimiento a su trayectoria, y el amor que registra de los que los rodean.

Otras, en aquellas personas que no pudieron desarrollar buenos vínculos afectuosos, el valor queda depositado en el manejo del dinero o tareas concretadas en su vida activa.

Si su existencia ha sido la de una persona activa y hay armonía con los hijos, este estadio de la vida, es mas pacifico, si quedaron quejas dolorosas en el grupo familiar, el enojo sigue instalado y lastimando.

Se busca mediar en las viejas rencillas. A veces, existe aun cierta posibilidad de hablar y reconocer errores, otras, es imposible.

Los sentimientos de enojo, rencor duelen y lastiman, tanto a la persona a quien se dirigen, como a la persona que los siente.

Llegar a poder metabolizar estos sentimientos, y desarrollar un olvido piadoso, es un amplio paso en los vínculos y abre nuevos caminos.

Las crisis de la familia, recrudece fuertemente en la época de desvalimiento, (donde el geronte no puede ser dejado solo, olvida apagar el fuego, vestirse adecuadamente, etc.).

Otro tema muy difícil es el aspecto económico, lo necesario para pro -veer los cuidados que el mayor necesita.

Como se maneja el dinero del anciano, que hijo se hace cargo del cuidado, genera profundas discusiones en las familias.

También hay crisis con los otros miembros de la familia, esposos, nietos.

Al incorporar a una persona muy mayor a un hogar familiar, se modifican los ritmos, la comunicación y funcionamiento de todos los que allí viven.

Todos opinan, todos juzgan, todos están tensos.

Aun cuando la adaptación haya sido buena, El mayor se siente perdid o, en un mundo donde todos corren por sus horarios y obligaciones.

El anciano, se siente desubicado, se aburre, se entristece, o se enoja, reclama, se enferma.

Para los hijos, estar con los ancianos, implica una atadura, una obligación moral, económica, y social.

Su libertad queda limitada, coartada por el cuidado a los padres, También los hijos saben que están envejeciendo, y ver sus padres ancianos se los recuerda.....

Esta etapa es muy difícil, para la persona mayor y para su familia.

A veces los ancianos quedan solos, acompañados por obligación por auxiliares, y sin alegría.

A veces la familia, ante la gravedad del cuadro del geronte, o por imposibilidad de tenerlo en la casa, debe decidir internarlo, lo que moviliza fuertes sentimientos de culpa.

Transitar por esta etapa de la vida, no es fácil, pero si el bienestar de todos supera los momentos ineludibles de crisis y dolor, la vida es mejor vivida.

Mientras se pueda hablar de lo que se siente, acompañar-se en esta etapa o, ayudarse entre todos, en los esfuerzos, la persona muy mayor vive y finaliza su vida de una manera más humana.

----------------------------------------------------------

Síntesis:

Trabajos accesorios:

Volver al Indice del número 20 de Tiempo

PsicoMundo - La red psi en Internet