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Número 2 - Marzo 1999

Los adultos mayores frente al nuevo siglo

Dra. Virginia G. de Viguera

tiempo@psicomundo.com

¿Cómo son los Adultos Mayores que nacieron y crecieron en este siglo XX?

¿Qué grado de repercusión tiene este complicado fin de siglo y cómo adaptarse satisfactoriamente a él?

¿Cómo opera el imaginario social sobre estos mayores?

Interrogantes de una época compleja, con cambios y transformaciones profundas en todos los niveles: en lo tecnológico, en lo científico, en lo social, en lo económico, en lo ideológico.

El imaginario colectivo cambia, los modelos van perdiendo vigencia, la violencia se desata en todas sus formas; lo efímero, lo descartable, el culto a las imágenes y al cuerpo joven y bello , aparecen como mensajeros de esta cultura llamada postmoderna.

Los Adultos Mayores actuales que nacieron en las décadas del 20, del 30 y del 40 han sido y son participantes de esta época, no fueron ni son pasivos espectadores, actúan sobre su entorno y se modifican a ellos mismos.

Sin detenernos a analizar el imaginario social, cómo se constituye y cómo actúa en general, daremos alguna definición para luego encarar las implicancias que tiene específicamente en y sobre los Adultos Mayores.

Tomamos una definición que refiere Maria Lila Bellio : "Imaginario social es el conjunto de significaciones por las cuales un colectivo, una sociedad, un grupo, se instituye como tal, inventando sus formas de relación, sus modos de contrato y sus figuraciones subjetivas ".

El imaginario esta cargado de significaciones positivas y negativas en relación al envejecimiento y la vejez, diríamos que son más las negativas y que se constituyen en prejuicios o ideas erróneas en cuanto a lo que es y lo que debe ser y hacer un Adulto Mayor.

Estas significaciones no solo actúan sobre los adultos mayores sino también sobre el conjunto de la sociedad incluyendo los propios profesionales que trabajan con ellos.

Pero estas significaciones no son estables, eternas sino que están atravesadas permanentemente por los cambios de las épocas y sin duda este final de siglo se esta caracterizando entre otras cosas por acelerados cambios que fueron desplazando modelos culturales acerca de la pareja, la sexualidad, el amor, el tiempo, los proyectos, y también la vejez.

Los Adultos Mayores, fueron formados dentro de una educación de principios de siglo, que fue represiva y en donde se valoraba más el esfuerzo que el placer y se creía en una vida previsible dentro de pautas rígidas y modelos "seguros".

Hijos o nietos de inmigrantes en su mayoría, llevan la impronta que les trasmitieron sus mayores con gusto a desarraigo, trabajo duro, esperanzas puestas en sus descendientes que muchas veces actuaron como férreos mandatos.

Crecieron con la crisis mundial del año 30 y las sacudidas desencadenadas por la segunda guerra mundial, el nazismo y la bomba de Hiroshima. Contemos además la seguidilla de golpes militares y sus terribles consecuencias.

Paralelamente también fueron conociendo a Freud y el psicoanálisis, el hombre a la luna y los adelantos científicos y tecnológicos que permiten alargar la vida , previniendo y curando enfermedades y brindando una mejor calidad de vida.

Y estos Adultos Mayores están así frente a una encrucijada que deviene vital por su importancia.

Este tiempo actual esta teñido por la llamada cultura posmodernista, en donde el culto a lo efímero y lo descartable se contrapone con lo que ellos siempre creyeron: valores estables, proyectos posibles y duraderos.

Un tiempo en donde además no parece importar el pasado ni el futuro, ni la experiencia; los Adultos Mayores quedan así marginados y desechados en este pasado.

Un tiempo en donde todo es vertiginoso y el desencanto pareciera querer desplazar a las certezas de otrora. Por otra parte, los medios de comunicación y en especial la televisión, adueñada de los hogares, derrochan imágenes y modelos difíciles de aprehender.

Pasando por la perplejidad y el asombro, deben elegir entre quedar amarrados al pasado haciéndose impermeables a los cambios, o afrontar el tiempo que les toca vivir aceptando la experiencia de vivirlo. Si se quedan anclados en el pasado, serán marginados no sólo de la sociedad sino también de la realidad lo que implica enfermedad.

Vivir los cambios es una postura compleja porque incluye el doble desafío de encarar los propios cambios , dados por el envejecimiento y los que plantea la propia época.

Experiencia difícil, impensable hace apenas algunas décadas y para la que necesitan prepararse.

Trabajando con Adultos Mayores, en grupos de reflexión, constatamos que al tener acceso a la información acerca de estos cambios y en especial sobre los prejuicios que los condicionan desde el imaginario, se avienen a vivir esta experiencia del cambio, aprenden a vivir su presente integrando su pasado que les refuerza su identidad e incorporando frente al futuro ideas de imprevisibilidad, de lo azaroso, de lo no certero, de lo diferente.

Deben desaprender prejuicios tales como:

Sabemos por el contrario, que la actividad es lo que hace que los Adultos Mayores estén lúcidos, sanos e insertos en la sociedad. Decimos que es a través de la actividad ( que toma diversas formas ) como se da un buen envejecer y se logra por tanto una mejor calidad de vida.

Este imaginario brinda a los envejescentes un modelo, el tradicional, que ya no es viable. Modelo deficitario, en donde todo es pérdidas, deterioro, incapacidad, marginación.

Estos prejuicios están instalados de forma tal que presionan sobre ellos haciendo que se sientan "obligados" a cumplir con una suerte de mandato social.

Sin embargo, se nota en todo el mundo, movimientos sociales y culturales de Adultos Mayores en defensa de sus intereses, de su tiempo, de sus experiencias, en fin de un lugar en la sociedad y no al margen de ella.

En síntesis, creemos que los Adultos Mayores que tengan el privilegio de transitar por el próximo milenio deberán luchar por su espacio y este será conseguido en función de instalar un nuevo modelo de envejecimiento.

Adultos Mayores en actividad, esto es en tareas libremente elegidas y dirigidas a su propio bienestar, al placer de disfrutar su tiempo libre en tareas de aprendizaje, de creación, recreativas, solidarias; trasmitiendo a las nuevas generaciones sus experiencias para darle continuidad así a la historia pero también con la posibilidad de flexibilizarse para aceptar los cambios y los aportes de estas nuevas generaciones.

 

Algunas referencias bibliograficas

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