Volver a la página principal
Número 19 - Diciembre 2006

La intervención psicopedagógica en la vejez

Marcela Romero
marcelaromeropsp@yahoo.com.ar

El filósofo Fernando Savater en su libro "El valor de elegir" nos dice "...Todos los seres del universo que conocemos pueden verse accidentalmente doblegados por causas indomeñables que no dependen de ellos y los seres humanos comparten este común destino...Lo propio de los humanos, en cambio, es de vez en cuando ser agentes del acontecimientos, dar origen voluntario a lo que no ocurriría sino hubiésemos querido que sucediese". De esta forma, habla de la condición de ser sujetos protagonistas de actos intencionados, destacando la capacidad de acción que como personas se posee.

Un acto es intencionado cuando su agente es capaz de responder más o menos satisfactoriamente a las preguntas de "para qué " y " por qué " lo ha hecho. Teniendo en cuenta estos conceptos, propongo preguntarse sobre el para qué y el por qué de la psicopedagogía en el trabajo con adultos mayores, preguntas a las que sumo el "cómo hacerlo", con el objetivo de pensar la construcción del espacio de intervención y la inserción en el trabajo interdisciplinario.

PARA QUÉ? POR QUÉ? CÓMO?

Si se comienza por responder al "para qué" la psicopedagogía trabaja con adultos mayores, haciendo referencia a la intención, a lo que se propone o pretende hacer, se tiene que poner énfasis en la dimensión objetiva de la acción. En respuesta se puede enunciar que la psicopedagogía es una disciplina que acompaña los aprendizajes de las personas, tanto los aprendizajes formales como los no formales, a lo largo de toda la vida y que desde esta perspectiva incluye el abordaje de los aprendizajes de la población de mayores como cualquiera de los otros momentos del curso vital.

Dicha respuesta no estaría siendo justa con la disciplina que fundamentalmente reconoce en su intervención a los sujetos con quienes trabaja. Así quedaría incompleto responder al "para qué?" sino se responde , ( o mejor dicho, se pregunta) sobre el " por qué" del trabajo con adultos .mayores . El "por qué" intenta explicar la parte mental e irreductiblemente subjetiva de la acción. Más allá de las diferencias personales que manifiesta cada profesional a la hora de responder a este por qué, se intenta desarrollar algunas reflexiones que puedan dar inicio a otras posibles respuestas o lo que es más enriquecedor, a otras preguntas.

El incremento de la población de las personas mayores y el previsible incremento de su expectativa de vida reclama espacios que acompañen y mejoren la calidad de vida de los mayores

La vejez como proceso de múltiples cambios en las diferentes dimensiones de la persona, es un momento del curso vital que como otros reclama tiempos y espacios para reorientar, encauzar y dar nuevo sentido dando lugar al desarrollo de recursos y potencialidades que permitan compensar, descubrir, y reorganizar esta continuidad que plantea el paso del tiempo. Influída por el contexto y las representaciones sociales que de ella se tienen, exige a los envejescientes la inminente reacomodación para apropiarse de los cambios y salir airosos, de las rígidas representaciones que imprime en la vejez el imaginario social. Mitos y prejuicios de raíz tanto biológica, social y psicológica, son puestos en cuestión por las características y recursos que poseen los mayores.

Los espacios de aprendizaje, se presentan como una alternativa para la promoción de un envejecimiento saludable, para que el adulto mayor transite la búsqueda de un nuevo lugar, preservando su autonomía y el sentido de su identidad. Estos espacios facilitan la adaptación activa y positiva al entorno, siendo el aprendizaje un recurso permanente del sujeto desde que nace y del cual puede hacer uso durante toda su vida.

Desde una mirada preventiva, los espacios de aprendizaje plantean la posibilidad de pensar-se en sus recursos para que puedan ampliar su mundo representacional, sustentándose en otras posibilidades, fortaleciendo sus apoyos internos y externos. Promover la interacción entre las condiciones, oportunidades y elecciones que han tenido, las posibilidades que tienen y las creencias y deseos que son capaces de elaborar para su futuro como anticipación de un proyecto, contribuirá a la calidad de vida de ese mayor.

Dichos espacios deben privilegiar, más allá del logro de objetivos utilitarios, la participación real, la pertenencia y permanencia social de las personas mayores, así como la expresión de la creatividad, la reflexión crítica, la actualización. Todos estos objetivos procuran el desarrollo del concepto de "autoría de pensamiento" que enuncia la Lic. Alicia Fernandez. El aprendizaje es un proceso constructor de autoría de pensamiento en los sujetos, por esto adhiero a las reflexiones que la citada autora realiza respecto a "qué" conforma el pensar: "lo que convoca y nutre el pensar es la generación de un espacio que transforme los hechos e informaciones frías en situaciones pensables, que pueden ser interrogadas, significadas y modificadas".

Son los espacios que desde una mirada psicopedagógica y a través de sus intervenciones permitirán expresar las distintas modalidades de aprendizaje que cada persona fue construyendo en la trama de su historia y sus experiencias, invitando a un sujeto pensante y deseante, autor de su historia a continuar protagonizándola.

La intervención psicopedagógica consiste en plantear situaciones-problemas, capaces de "provocar" dentro de las posibilidades de ese grupo, de esa persona, el detenerse, interrogarse para suscitar la generación de un pensamiento propio, la reflexión, el sentir y su correspondiente hacer brindando la posibilidad que la persona se exprese con libertad, se apropie del texto y del contexto, y recree el sentido.

A través de estímulos organizados y objetivos planificados propone actividades vehiculizadoras que faciliten la expresión.

Según los Lic. Yuni y Urbano, "la intervención psicopedagógica con adultos mayores está organizada como un "taller" en el que el espacio y el tiempo se configuran a partir de múltiples estímulos que actúan como los medios a partir de los cuales se propone una tarea cuyo objetivo primordial consiste en promover el impulso a expresar espontánea y creativamente alguna idea, sensación, situación real o fantaseada que conecte al acontecer interno con un quehacer expresado en una producción expresiva", producción cuyo fin último continúa siendo generar cambios que apunten a mejorar la calidad de vida de las personas mayores.

Este marco permite que el sujeto se apropie del conocimiento articulando el pensamiento, el organismo, el cuerpo y el mundo simbólico. Al reinscribirse las experiencias pasadas en un nuevo espacio, el mayor se ofrece a sí mismo una nueva posibilidad de simbolización y creatividad, dándoles la posibilidad de alternar su lugar como aprendiente y como enseñante.

La intervención psicopedagógica, en su dimensión integral (cognitiva, socioafectiva, pedagógica) promueve y habilita el despliegue de los recursos que el mayor posee y la posibilidad de capitalizar sus experiencias de aprendizajes pasados, descubrir nuevos recursos, contribuyendo desde su especificidad al trabajo interdisciplinario para atender a las particularidades de los adultos mayores.

La psicopedagogía comienza, desde la teoría y la práctica, a dar respuesta a grandes temas relacionados con el proceso de aprendizaje de los mayores: qué caracteriza su aprendizaje, qué pueden aprender, cómo pueden hacerlo, para qué y por qué se acercan a aprender, qué influye en su aprender, cómo se sienten aprendiendo, cómo ayudarlos a aprender, reconocer el valor del aprender a aprender, ponerlo en juego, cuestiones que merecen una revisión comprometida del lugar del aprendizaje en el curso de la vida de la persona

.De la misma manera se necesita rever el concepto de educación permanente y su vinculación con los adultos mayores. La educación permanente responde a un proceso educativo contínuo que lleva en sí formas y demandas distintas, según el desarrollo diacrónico y sincrónico de los sujetos. La apertura a la perspectiva del "curso de la vida", que permite ver cada una de las edades bajo la perspectiva de todo el curso vital, permite entender al proceso como una construcción sucesiva, que comprende los procesos de integración de experiencias. De esta forma se destaca la trama de los múltiples sucesos a través de los cuales se construye cada historia personal. La unión de los factores psicológicos y socioculturales, presentando los caracteres de la multiplicidad, de la pluralidad de direcciones, de la complejidad del suceder de la historia de vida, abre y posibilita la intervención educativa con los mayores.

La educación permanente representa una perspectiva que tiende a conciliar los distintos momentos de la formación humana, considerando a la persona en su devenir, en función de ese constante desarrollo que es posible en todos. Ésta no es la simple prolongación temporal de la educación entendida en sentido tradicional, sino que es un nuevo modo de acercarse a los elementos esenciales de la existencia. Resulta un medio eficiente de inversión de los recursos humanos, que estimula el proseguir de distintos modos y formas durante toda la existencia individual, y postula una nueva perspectiva de los procesos de enseñanza, no sólo en tiempo y lugares sino en contenidos, metodología y estrategias, cuya meta es obtener objetivos que se puedan definir en términos más personales y comunitarios.

El aprender nos conecta con la necesidad de "perder" algo viejo para crear algo nuevo. La identificación y construcción de situaciones de aprendizaje, para ofrecer posibilidades de abrirse a nuevas experiencias, , intercambiar informaciones y saberes adquiridos, reconocer y reconocerse en esos saberes, y desarrollar el pensar reinventando nuevos indicios a partir de los cuales reconstruir la realidad, hace que nazcan nuevas apropiaciones de sentido que estimulan y fortalecen la confianza en sí mismo.

La oportunidad de seguir aprendiendo, no sólo es el derecho fundamental a mejorar la calidad de vida sino también es condición para una ciudadanía activa.

El espacio psicopedagógico promueve un clima de libertad y de diálogo organizado, con la intencionalidad necesaria para favorecer el sentido de aceptación y valoración por lo que se es, por los pensamientos personales que se expresan., dando tiempo a que las iniciativas que tiendan a desarrollar el espíritu de observación, de análisis y la capacidad de expresión se manifiesten, que la palabra y las actitudes consigan traducir fielmente los pensamientos y los deseos para que se puedan comunicar con claridad , permitiendo que los conocimientos circulen libremente entre todos los componentes del grupo.

UNA VEZ...MUCHAS VECES...

"Estamos contentos, nos hace pensar"

Qué le hace decir a Juan Carlos esto? De qué pensar habla? Es el vocero de un grupo de personas mayores ? Qué los hace estar tan atentos, tan ágiles, interesados, entusiastas?

Qué ocurre con el pensar en la vejez?

Esta frase fue el "decir" de un integrante de un taller de "Estimulación de la Memoria" Sin embargo, el pensar que refiere Juan Carlos está más allá del tema convocante, trasciende lo estrictamente cognitivo.

Qué buscan sentándose en rueda, o en grupos alrededor de mesas de trabajo, con un cuaderno, tomando notas, copiando, preguntando, comentando con el de al lado, haciendo silencio, no haciéndolo...Es la misma algarabía, excitación de otros tiempos en los que también estaba presente el aprender...?

Se ríen, comparten, se animan, se respetan, participan, se comprometen, se asombran, disfrutan, "se" disfrutan...Llegan algunos minutos antes, son puntuales, se saludan antes de entrar al taller. No hay problema de quedarse unos minutos si se extiende el trabajo, la explicación o un comentario cargado de afecto por parte de alguno de ellos.

Y se van al terminar el encuentro...siempre con algo para comentar antes de atravesar la puerta y con una sonrisa decir hasta la próxima...y se van vitales, barulleros, haciendo chistes, agradecidos, dejando en el ambiente un tendal de besos y abrazos.

Esta escena se observa una vez...muchas veces...se repite en muchos lugares que convoca a los mayores a encontrarse, a aprender, a compartir.

La frase de Juan Carlos es ejemplo del pensar como entrelazamiento inteligencia – deseo, representado, mostrado y producido en un cuerpo. Por eso mucho más importante que los contenidos pensados, es el espacio que posibilita hacer pensable un determinado contenido. Lugar al que estaremos dirigiendo nuestra intervención, nuestra mirada.

La psicopedagogía tiene como objetivo hacer pensables las situaciones. Centrándose en el interjuego "entre" lo conocido y lo no conocido, entre la certeza y la duda, entre mi ser y los otros, entre mi saber y el de otros, entre el ayer y el hoy, entre el enseñar y el aprender.

La tarea psicopedagógica, a través de recursos adecuados para ese mayor, ese grupo, incita a que el sujeto tenga posibilidades de disponer de imágenes, palabras, recuerdos, para poder hacer uso del saber.

Estos espacios compartidos conforman como dice el Lic. Yuni "espacios legítimos y legitimados socialmente para la práctica, el ensayo, la mostración social, la adquisición de recursos y la resignificación de tiempos y oportunidades personales..." En esta instancia todos y cada uno actúan como enseñantes y aprendientes en lo afectivo y cognitivo, y se sostiene la red vincular constituida como espacio educativo.

Se considera que los procesos educativos son andamiaje de los procesos de subjetivación, ya que posibilitan y potencian los cambios que supone todo proceso de desarrollo personal.

Es función de la psicopedagogía propiciar la presencia en los mayores del interjuego del enseñante y el aprendiente, como posiciones subjetivas, respecto al conocimiento, y que como afirma la Lic. Fernández, "pueden ser simultaneizables y están presentes en todo vínculo (padres-hijos, amigo-amigo, alumno-profesor)", quien agrega que " ...sólo quien se posiciona como enseñante podrá aprender y quién como aprendiente podrá enseñar"

La tarea de los profesionales que trabajamos con mayores es facilitar que estos modos subjetivos de situarse, fluyan e interactuén permanentemente en ellos, ya que es el objetivo recuperar las voces de todos; desde el lugar de enseñantes, tansmisores de un legado, de saberes y experiencias, al mismo tiempo que aprendientes, en el reencuentro con las necesidades propias, desarrollando la flexibilidad para continuar apropiándose y enriqueciendo con lo que propone el entorno, contribuyendo a la modificación de la representación social y ejerciendo la toma de decisiones.

La intervención psicopedagógica convoca a que estas posiciones subjetivas se mantengan presentes, activas en el adulto mayor, y que se desplieguen en interacción con "otros": cultura, pares, familia, sociedad. Psicopedagógicamente se puede hablar de un trabajo psíquico permanente que el mayor realiza en el proceso de envejecimiento que le implica situarse frente al conocimiento en franco diálogo entre ambos modos subjetivos, el cual está estrechamente ligado a su modalidad de aprender a lo largo de la vida.

Hay que destacar el valor de la historización en este momento del curso de la vida; el sujeto es autor, resignificando el momento y significándose en él., podría decirse que historizarse le reclama un "aprender a ser" en consonancia con el que ha sido. Así Luis Horstein dice, "la historización simbolizante se produce por la conjugación del recuerdo compartido y comunicado", en la vejez esta necesidad se intensifica de manera intrasubjetiva e intersubjetiva. La alteridad está presente no sólo en el entorno que hace posible su discurso sino en aquellos "otros" internos, sus otros que lo acompañaron y constituyeron en su recorrido de vida. La historización es fundante de la constitución de este sujeto y posibilitadota de aprendizaje.

En este tiempo la revisión de las historias de aprendizaje surgen como recurso y potencial para poder pensarse en otro lugar, sin perder de vista el ser "siendo" de su protagonista, revalorizando la continuidad identitaria para favorecer los cambios que demanda la actualidad.

Atender a la modalidad de aprendizaje de cada mayor y del colectivo mayores da herramientas valiosas para la intervención psicopedagógica. Con ella se hace referencia al modo de una persona de relacionarse con el conocimiento, esquema que utiliza a lo largo de su vida en diferentes situaciones de aprendizaje, en el que se encuentran elementos que se repiten y otros que cambian. Esta construcción está formada por una imbrincada trama de significaciones, guiada por el modo en que el sujeto se ha relacionado con el objeto a conocer, cómo se ha reconocido como autor y protagonista de sus aprendizajes y cómo ha sido reconocido por los otros enseñantes, así como por todas las significaciones que en su núcleo primario le hayan dado al conocer. Así el abanico que los mayores encuentran puede oscilar entre un conocer inaccesible, peligroso, en el que no hubo lugar para la pregunta, para la elección, hasta la polaridad en la cual el conocer fue sinónimo de desafío, bienestar y salud, favorecedor de crecimiento. Se trabaja sobre las secuencias, interrupciones, repeticiones que dan cuenta de los procesos de elaboración, de las modalidades de resolución, y los esquemas y estrategias utilizados. Dónde el adulto mayor elige "enunciarse": en el silencio, en el "no sé", en el "no puedo", en el "no me relaciono con otros o lo hago desde la dependencia, el sometimiento, la transgresión", siendo elementos fundamentales a tener en cuenta por el profesional, ya que es oportunidad para interrogarse por ese sujeto, preguntarse acerca de "quién" está en ese lugar.

La Lic. Schlemenson sostiene "ofrecer la oportunidad de recuperar la diversidad de los movimientos de apropiación, abandonar la uniformidad e incorporar el placer como activador del deseo en la construcción de conocimientos, es aproximar el aprendizaje al encuentro de sentidos que lo transforman en significativo", imprescindible elemento a incluir en los espacios de aprendizaje de los mayores, disfrute que debe acompañar estos procesos.

El espacio psicopedagógico invita. al pensar, a la creación y brinda la posibilidad de inscribir algo de la propia invención.

El grupo se constituye como espacio facilitador del intercambio y de circulación de lo que cada uno ha aprendido y puede aprender de otros. Los grupos propician el reencuentro y remite a pensar qué lugar tiene el otro en el proceso de aprendizaje y cómo ese Otro (otros – integrantes, otro- grupo) posibilita la creación y resignificación de la propia posibilidad de aprender.

Cada uno confrontará su modalidad de aprendizaje con la de otros, desde una vertiente diacrónica y sincrónica, señalando un determinado posicionamiento frente al conocer. A partir de la escucha, de las producciones, del decir de los otros pueden los adultos mayores reconocer lo propio; pensar, sentir y hacer comienzan a integrarse.

El grupo representa el espacio transicional posibilitador de lo inédito, y facilitador de la recuperación del placer de aprender, en el que se resignifica el lugar del error como construcción necesaria para el aprendizaje. Habilitar la presencia del error en este espacio, mostrándolo como parte del proceso de aprendizaje relativiza el equívoco, y de esta forma la mirada de los demás acompaña , comparte, desculpabiliza.

También se resignifica la imagen de sí mismo, reencontrándose con las huellas: verbales, gráficas, constructivas, porque hay otro que las nombra, las rescata y las ubica en un espacio y tiempo, posibilitando que pueda hablar de sus producciones y de los procesos que llevaron a éstas, al ser autor, permitiéndole transitar el camino que lleva a decir y a seguir diciendo " esto lo hice yo", "este soy yo", "yo pienso", "yo sé", "yo puedo".

La riqueza grupal radica en que afloren la pluralidad de vivencias de aprendizaje por las que han transitado, ofreciendo la posibilidad que más allá de los aspectos repetitivos que surjan en los grupos, a partir de una modalidad de coordinación que promueva conductas proactivas, aparezcan aspectos transformadores que dinamizan y ubican los procesos de aprendizaje en otro escenario; lo que contribuye a la expresión, y a que se constituya como lugar de dominio y transformación de la realidad, como espacio de creación y elaboración.

PERFIL DEL PSICOPEDAGOGO

Si bien se ha incrementado la intervención con mayores, hay mucho por hacer, sobre todo desde el rol psicopedagógico, de allí la especial responsabilidad del profesional para formarse para una población y un ámbito nuevo.

La valoración y la comprensión de las personas mayores que haga el profesional que trabaje con ellos, apuntará a asegurar el bien de la persona, a través de fomentar la posibilidad de elección, el respeto por la autonomía y la participación, buscando salvaguardar la dignidad y los derechos fundamentales.

Por ello no es de menor importancia los criterios deontológicos necesarios que debe plantearse el profesional en su intervención con las personas mayores. En estrecha relación con la actividad educativa que es esencialmente ética, la intervención psicopedagógica comprende directamente el crecimiento y bienestar de la persona, el bien del educador y el bien del que se educa. Parte de los derechos y las posibilidades que toda persona tiene de aprender, presupone la exploración propia y la propuesta orientadora de tender a que la persona se mire, se escuche, se cuestione a partir del aprender, fundamentalmente de su aprender a aprender.

Más allá de tener una sólida formación profesional y de ser conocedor de las características específicas de esta población, es importante que el psicopedagogo desarrolle competencias de proceso, es decir, capacidad de generar oportunidades y situaciones de naturaleza intrapersonal e interpersonal , lo cual habla de un profesional con una mirada prospectiva, orientado hacia la posibilidad de invitar y mostrar nuevas experiencias

PARA CONCLUIR

La Dra. Müller escribe en su artículo "Balance y perspectiva de la Psicopedagogía en la bisagra del milenio": "Estamos ante nuevas problemáticas del aprender, el enseñar, el conocer y el saber, en cuanto procesos subjetivos, intersubjetivos, sociales y culturales, en contextos de cambios históricos macroscópicos de alta complejidad"...

Considero que la psicopedagogía tiene el desafío de responder a las demandas de una sociedad en transformación; ampliando la mirada que abarca el lugar del aprendizaje en el curso vital en su totalidad, contribuyendo a la construcción de nuevos espacios que acompañen a las personas en su vejez.

Cuando observo a los mayores atentos, realizando con compromiso las propuestas, cuando escucho preguntas, cuando veo que ríen, que disfrutan, que se conmueven. En síntesis cuando los veo con actitud comprometida con la vida, sosteniendo en el tiempo los encuentros, intercambiando experiencias, participando, poniendo en palabras tristezas y alegrías, estableciend o nuevos vínculos, utilizando los encuentros como proyectos diarios que los organiza, que les posibilita pensarse en sueños personales y proyectos comunitarios, haciéndose cargo del propio proceso de envejecimiento, como personas que más allá de los años no abandonan su condición de sujetos deseantes, no tengo dudas que el camino preventivo ha comenzado a desarrollarse y que está en vías de promover cambios profundos , a nivel personal y social.

La intervención psicopedagógica invita a vivir el "protagonismo", vocablo que la Real Academia define como "Afán de mostrarse como la persona más calificada y necesaria en determinada actividad, la que tiene la parte principal". Nada más ni nada menos que eso: Vivir el proceso de envejecimiento con la certeza que cada uno es el más calificado y necesario para atravesarlo de la mejor manera posible, respetando las transformaciones propias del curso vital, apostando a la vida y honrando la longevidad.

Nuestra intervención se encuentra ligada a posibilitar un despliegue de situaciones y recursos, promoviendo y recreando el acercamiento al conocimiento, construyendo espacios que favorezcan los procesos de aprendizaje que mejoren la calidad de vida de los mayores.

Considero significativas las palabras del Prof. Jorge Visca: "Creo que el aprendizaje, para una persona, abre el camino de la vida, del mundo, de las posibilidades, hasta de ser feliz"

Bibliografía

Bauleo y otros.(1985). Lo grupal 2. Dispositivo grupal. Bs.As. Edit. Búsqueda

Fernández, A (2000) Los idiomas del aprendiente. Buenos Aires Ed Nueva Vision

Müller, M (1999) Balance y perspectiva de la psicopedagogía en la bisagra del milenio Aprendizaje Hoy Nº 44

Paín, S.(1979) Estructuras inconscientes del pensamiento. Bs.As. Nueva Visión

Savater, F (2003) El valor de elegir. Barcelona Ed Ariel

Schlemenson,S.(1996) El aprendizaje: un encuentro de sentidos. Bs. As. Kapelusz

Viguera, V. Seminario Revista Tiempo Temas de Psicogerontología I. Reminiscencia

Visca, J. (1991) Psicopedagogía. Nuevas Contribuciones.

Yuni y Urbano (2005) Educación de adultos mayores. Córdoba Editorial Brujas

Zarebski,G.(2005) El curso de la vida. Diseño para arma. Buenos Aires Ed. Maimónides

Volver al Indice del número 19 de Tiempo

PsicoMundo - La red psi en Internet