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Número 19 - Diciembre 2006

El afrontamiento en diferentes fases del desarrollo

Valeria S. Martínez Festorazzi
nuevabuena@ciudad.com.ar

Etapa vital y afrontamiento

La adolescencia y la vejez son etapas del curso vital humano en las que se cursan crisis del desarrollo debido a los profundos cambios biológicos, psicológicos y sociales que suponen, y a las preocupaciones y desafíos adaptativos particulares de cada una de ellas (Erikson, 1963; Neugarten, 1996).

Desde la perspectiva del afrontamiento, estos cambios críticos requerirían del uso de estrategias de afrontamiento a fin de favorecer la adaptación. Frydenberg y Lewis (1997) afirman que es necesario conocer los modos de afrontamiento de las personas, ya que tal información es útil para poder interpretar sus sentimientos, ideas y conductas. Estudiaron e investigaron en muestras de adolescentes. Entienden la adolescencia como etapa de transición, que comienza con cambios biológicos que desencadenan transformaciones psíquicas y exponen al adolescente a situaciones de estrés y ansiedad, afectando la identidad, el sentimiento de eficacia y la autoestima (Frydenberg y cols., 1999; Aunola, Stattin y Nurmi, 2000).

En nuestro país, un estudio empírico en una muestra de adolescentes, halló como situaciones críticas a afrontar, especialmente, los problemas educativos, la situación de examen, los conflictos interpersonales con pares y con los padres, entre otras. Las adolescentes, en particular, refirieron principalmente situaciones de pérdida afectiva y familiar (Casullo y Castro, 2000).

En el caso de la vejez, los cambios suponen, entre otros menos desfavorables, jubilación, problemas de salud, menor ingreso económico, viudez, pérdida de personas significativas, etc. (Baltes, Linderberger y Staudinger, 1998; Neugarten, 1996; Fernández-Ballesteros, Díaz, Izal y Hernández, 1988; Menninger, 1999). Estas situaciones vitales críticas propias del envejecimiento se agudizan con la problemática del prejuicio y exclusión social del adulto mayor.

Las representaciones sociales predominantes acerca del envejecimiento descalifican al anciano como sujeto de acción, saludable, participante e integrado a lo social. Es decir, se excluyen las características de actividad, participación e interacción como propias y naturales de la vida del viejo, aludiendo en su lugar al deterioro físico, pasividad y aislamiento. Según sea la estructura psíquica particular y el lugar simbólico que desde lo social le es asignado, existen ancianos que llevan un estilo de vida caracterizado por la dependencia, la pasividad, el aislamiento, etc., así como otros que, a partir de resistir a esta propuesta negativa que vehiculiza el discurso colectivo, mantienen un grado importante de autonomía y actividad. De este modo, el camino hacia una vejez activa requiere de la consideración tanto de las ofertas del medio sociocultural como del estilo de vida forjado (Monchietti y Krzemien, 2000, 2002; Andrés, Gastrón y Vujosevich, 2002). En el caso de la mujer, la desigualdad de género y la mayor longevidad en comparación al hombre, la expone muchas veces a las situaciones críticas de viudez, soledad y desamparo (Krzemien , Monchietti y Urquijo, 2005).

Situaciones vitales críticas y estrategias de afrontamiento

Los cambios y situaciones críticas que deben enfrentar las mujeres en ambas etapas (adolescencia y vejez) requieren de un esfuerzo de afrontamiento, tendiente a promover una adaptación saludable en cada etapa vital (Krzemien, 2006) Existe abundante evidencia del importante papel de las estrategias de afrontamiento en la adaptación a las crisis (Aldwin y Revenson, 1987; Carver, Scheier y Weintraub, 1989; Lazarus y Folkman, 1986).

Los trabajos pioneros de Lazarus y su equipo (Lazarus y Folkman, 1980 ) definen las estrategias de afrontamiento como "los esfuerzos cognitivos - conductuales dirigidos a manejar las demandas internas y ambientales que ponen a prueba o exceden los recursos de las personas" (pag. 223).

En la misma línea, Frydenberg y Lewis (1997) definen al afrontamiento como "las estrategias conductuales y cognitivas para lograr una transición y una adaptación efectivas". En sus investigaciones identificaron, mediante análisis factorial, las siguientes 18 estrategias: buscar apoyo social, concentrarse a resolver el problema, esforzarse y tener éxito, preocuparse, invertir en amigos íntimos, buscar pertenencia, hacerse ilusiones, falta de afrontamiento, reducción de la tensión, acción social, ignorar el problema, autoinculparse, reservarlo para si, buscar apoyo espiritual, fijarse en lo positivo, buscar ayuda profesional, buscar diversiones relajantes y distraerse físicamente.

En relación al debate existente en la literatura científica acerca de la distinción entre afrontamiento general y afrontamiento específico, se define al general como una modalidad de afrontamiento preferencial que permanece estable en diversas situaciones, mientras que estrategias de afrontamiento específicas serían utilizadas según las situaciones particulares. Es decir, habría una modalidad de afrontamiento relativamente estable más allá de las contingencias situacionales, pero también la persona recurriría a determinadas estrategias según las particularidades de la interacción persona-situación en cada momento dado.

No obstante, con respecto a las investigaciones que indagan el afrontamiento en relación a los distintos grupos de edad, tanto las hipótesis que plantean una diferencia en el uso de estrategias de afrontamiento entre adolescentes y adultos mayores, como aquellas que sostienen que el afrontamiento no varía según la edad, aun se hallan en discusión y pendientes de evidencia.

Proponemos ahondar en la idea de vincular las crisis de desarrollo con el afrontamiento específico a situaciones particulares que aportaría el contexto según el momento vital en que se encuentre el sujeto.

Importancia del contexto en el afrontamiento

En la investigación que venimos llevando a cabo y de la que se desprende este trabajo, se toman en cuenta los aportes de la psicología ambientalista (Moser y Uzzell, 2003; Lazarus y Folkman, 1986). Dichos investigadores resaltan la importancia del contexto y las diversas perspectivas que lo toman en cuenta en sus teorizaciones. Sostienen que el contexto en el que cada persona actúa en su vida es un factor crítico para entender sus percepciones, actitudes y comportamiento.

Gran parte de investigación actual sobre afrontamiento se orienta a la identificación de las variables que influyen el uso de estrategias de afrontamiento frente a situaciones críticas. Frydenberg y Lewis (1997), en la misma línea que Lazarus y Folkman, sostienen que el afrontamiento estaría determinado por la persona, el ambiente y por su interacción.

Desde esta perspectiva interaccionista del afrontamiento, se toman en cuenta dos aspectos:

Según el modelo de Lazarus y Folkman (1986), no son las situaciones en si mismas las que provocan el uso de una estrategia de afrontamiento, sino la interpretación que el sujeto realiza de tales situaciones. Existe alguna evidencia que apoya la hipótesis de que la apreciación o valorización de la situación que realiza el individuo tiene efectos sobre la selección y uso de estrategias de afrontamiento. Sin embargo las relaciones entre estas variables halladas son moderadas (Terry, 1991).

Enfrentado con condiciones potencialmente estresantes, el individuo aprecia la situación. La apreciación cognitiva envuelve tanto la significación personal del suceso (evaluación primaria) como la evaluación de las posibilidades de afrontamiento (evaluación secundaria), (Lazarus y Folkman, 1986). La identificación de la situación como estresante depende de la apreciación cognitiva. La valoración cognitiva de una situación como potencialmente amenazante y dañina se produce en la interacción entre las características objetivas de la situación y la interpretación de la situación que el individuo realiza en base a experiencias del pasado.

No obstante, se ha hallado evidencia empírica que apoya tanto esta idea acerca de las estrategias de afrontamiento dependen de la persona y de los factores situacionales, como otras ideas que plantean que le personalidad influye en el afrontamiento. Ambas hipótesis subsisten en el debate actual .

Propósitos de nuestra investigación sobre el afrontamiento en dos fases del desarrollo

En el marco de estas ideas, presentamos los objetivos de la investigación que resume este trabajo:

Bibliografía

Aldwin, C.M. y Revenson, T.A. (1987). Does coping help? A reexamination of the relation between coping and mental health. Journal of Personality and Social Psychology, 53, 237-248.

Andrés, H.; Gastrón, L. y Vujosevich, J. (2002). Imágenes escolares y exclusión social de los mayores. Revista Argentina de Gerontología y Geriatría, 22 (22), 26-37.

Aunola, Stattin y Nurmi (2000). Parentig styles and adolescents` achievement strategies. Journal of Adolescence, 23, 205-222.

Baltes, P.B., Linderberger, U. y Staudinger, U.M. (1998) Life-span theory in developmental psychology. En W. Damon (ed.) (2000) Handbook of Developmental Psychology. Nueva York: Academic Press, 1029-1120.

Carver, CS., S cheier, MF. y Weintraub, JK. (1989) Assessing coping strategies: A theoretically based approach. Journal of Personality and Social Psychology, 54, 267-283.

Casullo y Castro (2000). Evaluación del bienestar psicológico en estudiantes adolescentes argentinos. Revista de Psicología. Pontificia Universidad Católica del Perú, XVIII (I), 35-68.

Erikson, E. (1963). Identidad, juventud y crisis. Madrid: Taurus Humanidades.

Fernández-Ballesteros, R., Díaz, P., Izal, M., y Hernández. J.M. (1988). Conflict situations in the elderly. Perceptual and Motor Skills, 63, 171-176.

Frydenberg, E. y Lewis, R. (1997). ACS. Escalas de Afrontamiento para adolescentes. Manual. Madrid: TEA, adaptación española.

Frydenberg y Lewis (1999). Things don’t better just because you´re older: A case for facilitating reflection. British Journal of Education Psychology, 69; 81-94.

Krzemien, D. (2006) Afrontamiento a situaciones de crisis en la vejez femenina. Revista Electrónica Psiquiatría.com. Mallorca (I. Baleares): InterSalud. http://www.psiquiatria.com /articulos/ psicogeriatria/25309

Krzemien, D.; Monchietti, A.; Urquijo, S . (2005). Afrontamiento activo y adaptación al envejecimiento en mujeres de la ciudad de Mar del Plata. Una revisión de la estrategia autodistracción. Revista Interdisciplinaria de Psicología y Ciencias Afines. Bs. As: CIIPCA y CONICET. Vol.22, Nº 2, pp.183-210.

Lazarus, R.S. y Folkman, S. (1980). An analysis of coping in a middle-aged community sample. Journal of Health and Social Behavior, 21, 219-239.

Lazarus, R.S. y Folkman, S. (1986) Estrés y procesos cognitivos. Barcelona: Martínez Roca.

Menninger, W.W. (1999) Adaptational challenges and coping in late life. Bulletin Menninger Clinic, 63(2), suppl. A. 4-15.

Monchietti, A. Krzemien, D. (2000). Participación social y estilo de vida. Su relación con la calidad de vida en la vejez Revista Virtual Tiempo de Psicogerontología. Nº 6. UBA. URL:http://www.psicomundo.com/tiempo/tiempo6.html

Monchietti, Alicia; Krzemien, Deisy (2002). Salud mental, imaginario cultural y vínculos sociales en la vejez femenina. Revista Virtual Tiempo de Psicogerontología. Nº 11. UBA. URL:http://www.psicomundo.com/tiempo/tiempo11.html

Moser, G. y Uzzell, D. (2003). Environmental Psychology. En Wiley, J. y sons, Inc. Handbook of Psycology: Personality and Social Psychology. Vol. 5. Cap. 17. New Jersey.

Neugarten. Los significados de la edad. Barcelona: Editorial Herder. 1996.

Terry J. D. (1991). Coping resources and situational appraisals as predictors of coping behavior. Personality and Individual Differences, 12(10), 1031-1047.

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