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Número 17 - Noviembre 2005

Psicopatologías y vulnerabilidad somática

Marcos Vidret

Notas preliminares

Sobre la Concepción psicosomática acerca del cuerpo envejecido

La Musicoterapia se presenta como una posibilidad de abordaje, considerando tanto la función sonora como los objetos sonoros que dicha función deja a modo de huella. La evidencia sonora de las dinámicas emocionales promueven una toma de conciencia sobre la propia subjetividad, y una posibilidad de exploración y abordaje hacia el cambio posible, hacia la apertura expresiva, hacia la actualización de una subjetividad que sigue su dinámica permanentemente.

Desde la musicoterapia, un cuerpo envejecido presentará algunas características particulares respecto de lo que se distingue en nuestra disciplina como la función sonora y el objeto sonoro.

Bernardini y Caniglia se aproximan a la función sonora afirmando que "las producciones y la posición sonoro - musical del paciente son correlato de su historia personal." La función sonora es aquella por medio de la cual las personas despliegan sus particularidades. Dicen estos autores: "Las porciones de lo sonoro que quedan ligadas a un determinado campo subjetivo e histórico se constituyen en "rasgos sonoros" de la personalidad que los formó."1

Desde la función sonora, el sujeto pondrá plasmará una forma. Desplegará un objeto sonoro que dará cuenta de si mismo, aunque ya tomando cierta distancia, aquella que permitirá distinguir al sujeto de su creación.

El objeto formal sonoro será otro indicador del rasgo sonoro puesto en juego por el sujeto en función de su subjetividad.

Desde un punto de vista psicosomático, hay un cuerpo simbolizado en un objeto que se define sonoramente. Hay una psique que se despliega durante el proceso de elaboración de dicho objeto sonoro.

La historia de vida de una persona estará inevitablemente atravesada por su historia sonoro musical. Su función sonora peculiar, y los objetos sonoros que se despeguen de la misma darán cuenta de sus características subjetivas.

 

Vicisitudes en la elaboración del duelo

El posicionamiento libidinal en cada una de las etapas del duelo puede ser reconocido desde la modalidad sonora, tanto desde lo expresivo, como lo receptivo y lo relacional. Reconocer dichas sonoridades, explorarlas y buscar otras sonoridades posibles van a ser cuestiones que darán evidencia de un proceso en marcha.

Respecto del Caso-Ejemplo: Comentarios preliminares

Raquel cuenta con una historia sonoro musical significativa; el aspecto principal denotado en la descripción del caso es el de su expresión sonora a través del piano. Dicha expresión sonora constituye una proyección que es a la vez significativa (dotada de sentido, en cuanto a que la paciente asigna un gran valor a tocar el piano -o a dejar de hacerlo) y significadora (pues permite a través de la misma proyectar hacia afuera aspectos de su subjetividad a través de su sonoridad).

El silencio entendido como un interregno en el que el piano no es tocado, es la señal más evidente del atravesamiento doloroso del duelo por parte de ella. Se elige callar, mantenerse silente a partir de la imposibilidad circunstancial de no poder sacar afuera lo propio a través del sonido; es una señal más de su retraimiento. Pero a la vez, es una señal de reafirmación de la importancia que tiene el tocar o dejar de hacerlo como expresión de si misma. El piano puede ser tocado o no, pero permanece en un plano de gran consideración para la paciente en todo momento.

Notas desde la Musicoterapia a situaciones específicas descriptas en el caso

Un Musicoterapeuta piensa y escucha en sonidos, profundizando en el enlace significador que cada persona le otorga a los mismos con lo que uno es, lo que le da al sonido cierto espesor y consistencia. Es importante escuchar lo que suena, pero más importante es escuchar al que re-suena.

Distingo tres niveles de sonoridades:

1 - La del reconocimiento de sí mismo en situación de duelo

Dada por el sonido propio del ritual de los viernes (y la oración por la hija), por la oración ritual en el cementerio (que muchas veces es cantada por un oficiante), y la del silencio auto-impuesto sobre el propio instrumento musical. La sonoridad del duelo es en este caso pasiva, receptiva, y silenciosa.

Trabajar la expresión del dolor por medio del sonido es una perspectiva de abordaje que ofrece una musicoterapia. Como posibilidades para desarrollar dicha expresión, además de la escritura dedicada a la hija, puede ponerse en juego un material sonoro significativo, que podría ser tanto una pieza ya tocada por Raquel, como una pieza nueva dentro del estilo habitual, o el desarrollo de una exploración en el instrumento que devenga en una estructura formal desde lo sonoro, que canalice algún aspecto emocional que Raquel pueda percibir (y expresar) de lo que siente que le está pasando.

Debido a que Raquel no se anima todavía a retomar el piano, no se presenta esta alternativa como un abordaje inmediato, aunque puede tenerse en cuenta para alguna ocasión propicia que pueda fomentar esta expresión.

2 - Dice el caso "…trabajando la expresión del dolor y los temores…"

Al escribirle a la hija, hay una acción expresiva de la letra escrita que resuena interiormente, tanto al elaborarla como al leerla en silencio o en voz alta.

Hay también en esta instancia un movimiento corporal que suena; Murray Schafer sostiene que detrás de todo movimiento hay un sonido potencial, así como detrás de cada sonido hay un movimiento virtual. La asistencia a un taller de expresión corporal y su buena disposición para hacerlo, señalaría un punto en el que Raquel y Bernardo avanzan en la expresión de su subjetividad trascendiendo el marco del lenguaje verbal. Es una instancia muy importante en la dinamización de la situación de duelo, en la medida en que el movimiento pleno de matices e incertidumbres en la expresión corporal (similar al rasgo de lo sonoro en Musicoterapia) representa a un objeto expresivo cuya formalización no está dada de antemano; no hay una sintaxis o una semántica determinada (ya que, a modo de ejemplo, no son bailarines o gimnastas), y la expresión que surge espontáneamente va al encuentro de una forma que la estructure, no de antemano, sino en tiempo presente. Se significa, pues, lo que uno está siendo, lo que uno junto a otros está siendo. Ahora.

En el caso, cuando Raquel se acerca un poco más a sus nietas que antes, y se dispone a compartir con ellas lo que le está pasando, coincide con su re-encuentro con el piano. R. Toca el piano en lapsos breves, aunque la importancia no la da la duración del acto, sino su posicionamiento activo sosteniéndolo. Ello me permite relacionar la apertura expresiva dada en el espacio de expresión corporal y el regreso al propio instrumento con la apertura relacional para con las nietas. Retomar el espacio sonoro construido por medio de la expresión musical con el piano a lo largo de su vida permitiría en esta instancia fortalecer la apertura expresiva y darle lugar a la posibilidad de compartir su universo sonoro con sus nietas. (Surge una pregunta que el caso no contesta: ¿Qué saben las nietas de la abuela como "pianista"? Previo al fallecimiento de Miriam, había algún espacio compartido a través del piano? Por ejemplo, ¿Raquel tocaba el piano en reuniones familiares? ¿Les tocaba algunas piezas o canciones a sus nietas?

Si nos basamos en las situaciones más habituales dentro de nuestra cultura, las posibilidades de tener respuestas positivas a estas preguntas es alta. Y, en consecuencia, no sólo se abre con el reencuentro con el instrumento una potenciación de lo vivido en el espacio de expresión corporal, sino también se presenta una posibilidad de encuentro con las nietas por medio de la música.

La apertura expresiva preanuncia el cambio. Abre posibilidades Permite hacer surgir una multiplicidad de perspectivas que permiten operar en la cotidianeidad desde posicionamientos no vivenciados previamente.

Las salidas y encuentros compartidos con las nietas, cuando la música se incluye (reuniéndose para aprender o cantar alguna pieza infantil con la abuela, o salir a escuchar un concierto juntos) permite a la vez el estar con el otro pero también el reconocer y darse a revelar un aspecto de si mismo muy significativo.

3 - Cuando Raquel empieza a ensayar una pieza nueva, se afirma con ello otra señal respecto a la evolución positiva de la fase de tristeza dentro del duelo. La pieza nueva simboliza el despliegue de R. en un proyecto presente. Hay una actualización libidinal, un interés por lo nuevo y por descubrir; que las nietas pernocten en casa de los abuelos da cuenta que ellos se sientes habilitados para recibirlas, y lo suficientemente fuertes para alojarlas y cuidarlas. La novedad en lo expresivo-musical coincide con las nuevas posibilidades de encuentro entre abuelos y nietas.

Actualizar su expresividad en el aprendizaje de nuevas piezas, aceptar la dificultad de una pieza nueva, afrontarla, constituye un claro avance hacia el cambio. Dice el caso "R. ha logrado un cambio significativo, de ser beligerante e inflexible con la familia de José e inactiva con las nenas había podido cambiar".

La sonoridad que Raquel proyecta en el concierto afianza l apertura hacia el afuera. Imagino un concierto en el cual Bernardo, las nietas y por que no?, los familiares de José están presentes.

A modo de conclusión

La experiencia musical de Raquel, y su proyección sobre sus seres queridos tiene varias dimensiones potenciales. Una dimensión expresiva (toco las piezas que me gustan o interesa tocar), una dimensión receptiva (¿Cómo siento que suena lo que toco?) y una dimensión relacional (Piezas dedicadas a otros, toque compartido con otros, la apreciación de los otros respecto de lo que toco, etc.).

Esas dimensiones se proyectan a partir de un reconocimiento de las mismas desde una perspectiva histórica (lo que en Musicoterapia se denomina la Historia Sonoro Musical), y desde una perspectiva actual, exploratoria de la experiencia musical en el presente.

El trabajo de duelo y los mecanismos de afrontamiento pueden ser considerados desde la experiencia musical en forma expresiva, receptiva y/o relacional; y reconociendo tanto las características históricas como las actuales.

El afianzamiento positivo de dicho trabajo se afirma cuando Raquel retoma las clases paro, más aún, cuando acepta el desafío de aprender nuevas piezas, con el esfuerzo consecuente que ello conlleva, desde una perspectiva placentera. En este caso, además de aspectos históricos y presentes, las nuevas piezas son indicadores deseantes de proyectos a futuro.

La experiencia musical, que incluye a lo expresivo, lo receptivo y lo relacional, experimentado desde lo histórico, desde lo actual y proyectado a futuro, es uno de los factores que promueve un cambio con la familia de José y con las nietas.

Ello parece afianzarse en el tiempo con el concierto que Raquel ofrece.

Todo este proceso se afirma desde una posición terapéutica que aguarda su desarrollo. Como afirma Pizarnik en uno de sus poemas, "Esperando que un mundo sea desenterrado por el lenguaje, alguien canta en el lugar en que se forma el silencio"

Notas

1 Romina Paola Bernardini, Mta. Darío Alberto Caniglia: La función sonora... Aquello entre lo sonoro y la subjetividad, Actas del 1er Simposio Argentino de Musicoterapia, Edición de la Asociación Argentina de Musicoterapia, 1999, Bs. As,

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