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Número 17 - Noviembre 2005

Escritura de leyendas urbanas. Un modo de proteger el patrimonio cultural

Julieta Varela
capricorniovarela@hotmail.com

"No hay porvenir en los pueblos sin un permanente ejercicio de la memoria.
La recuperación de las huellas del pasado y su elaboración
desde el presente es lo que nos permite construir el futuro.
Para una sociedad, practicar la memoria significa
preservar su identidad, porque entender lo vivido
como experiencia compartida hace que cada individuo
se vea a sí mismo como parte de un todo."

Barela, Miguez y García Conde

Los adultos mayores: trampas y subversiones a la vejez improductiva

Para comenzar este trabajo recuperamos los aportes de José M. López y Francisco M. López (1992) para pensar algunas cuestiones relativas a los adultos mayores. Los autores indagan sobre el significado del término "vejez". Afirman que, si buscamos la palabra vejez en cualquier diccionario, encontraremos: "vejez: calidad de viejo" y se preguntan entonces ¿quién es viejo?. Para responder a esa pregunta consideran que se debe partir de una distinción entre edad cronológica (los años vividos por una persona desde su nacimiento); edad biológica (que indicaría el estado del cuerpo, el desarrollo, el "desgaste", la existencia o no de achaques) y edad psicológica (que sirve para valorar si una persona está ilusionada, es ágil mentalmente, o lo contrario). Por lo tanto, dependería de cuál de las tres edades hablamos cuando caratulamos a alguien de "viejo".

Agregan, además, que es un hecho constatado que vivimos en una sociedad envejecida (por la disminución de la natalidad y el aumento de la expectativa de vida) que, por una parte, enarbola el discurso de la imperiosa necesidad de "dar más vida a la vejez", "buscar calidad de vida en la vejez" pero que, en contrapartida, recorta el tiempo de actividad de la población hablando de planes de vejez, de jubilaciones anticipadas... prolongando así, la inactividad socio- profesional en las personas de edad. La sociedad crea "viejos" antes de tiempo, que van sumándose a una interminable lista de "jóvenes viejos" o "viejos– jóvenes" que, por lo menos, tienen 15 años (promedio) de vida productiva luego de su jubilación. Afirman que, mientras que la vejez patológica es un problema médico la vejez sana es, en cambio, un problema netamente social.

Por todo lo dicho, los autores sostienen que las personas no deben aceptar estas limitaciones que les impone la Sociedad ya que así tendrán un provenir mucho más dinámico; deben mantener un espíritu psíquico en consonancia con la edad y no con las trampas creadas por la Sociedad.

¿Cuántas posibilidades de burlar a las "trampas" que imponemos a los adultos mayores pueden existir? Quizás sean muchas, pero una lectura crítica de nuestro presente nos lleva a afirmar que. por ahora, una de las propuestas más serias y viables serían los talleres de y con los adultos mayores. Más de mil quinientas personas (en el PEAM de la UNRC) representan la apuesta a otra vejez, a otra mirada de sí mismos. Sería un interesante tema de investigación –que excede a este trabajo- analizar las causas por las cuales los programas educativos cobran tal significación en esta franja tan relegada de la población. Los adultos mayores se implican y se comprometerse con este proyecto, tanto que muchos afirman que "les cambió la vida". Estas afirmaciones deberían significar cimbronazos que nos lleven a re-mirarnos como sociedad, a cuestionarnos las hipocresías de las que somos actores –también por la inacción.

Consideramos que el pilar fundamental de los programas educativos (por lo menos del que pertenezco) es un supuesto indiscutible: dejar de lado la mirada asistencialista hacia el adulto mayor e intentar proponer un trabajo con este grupo humano que acentúe el sustantivo "adultos" por sobre el adjetivo "mayores", teniendo como principal objetivo explotar con ellos sus potencialidades.

 

Los talleres de Literatura de y con adultos mayores: un espacio para la creatividad

Cortázar 1 afirma que la Literatura "no nació para dar respuestas (...) sino más bien para hacer preguntas ". Coincidimos con el autor ya que consideramos que, tanto la lectura como la producción literaria, nos deben llevar a re-mirar el mundo y la sociedad en los que estamos inmersos, a preguntarnos aunque las respuestas no existan o ni siquiera estén pensadas.

Un taller de Literatura implica libertad, creatividad, juego, goce. En este espacio el lenguaje, que es la materia prima para que el ser humano pueda comprender y hablar del mundo exterior y de su mundo interior, se convierte en la herramienta fundamental, no sólo para recrear mundos sino para construirlos.

Podemos pensar, por lo menos, tres caminos posibles en un Taller de Literatura: crear un espacio en donde los alumnos construyan significados a partir de la lectura de textos escritos por autores reconocidos u olvidados por la Institución Literaria; instaurar un espacio de escritura creativa a partir de la tarea de modelar palabras; o generar un trabajo de integración de ambas prácticas. Desde nuestro punto de vista, esta última opción es la inevitable ya que lectura y escritura son indisociables e impensables la una sin la otra.

Según Silvia Kohan 2 "la lectura habita la escritura y la precede. El mejor taller de escritura es la lectura. Contiene todos los métodos y estrategias existentes y nos proporciona una inigualable motivación para escribir". Siguiendo la idea de esta autora consideramos indispensable pensar un espacio de taller interactivo: lectura- escritura- lectura- reescritura, con la finalidad de que estos procesos se retroalimenten y, de ese modo, se enriquezcan. Consideramos que esta metodología permite que cada uno de los integrantes del taller puede encontrar la manera de profundizar y/ o explotar aquellas habilidades y prácticas que más le interesen.

Los adultos mayores no son tablas rasas. Llegan al taller con una historia de lectores, de productores y de seres humanos y sociales. Como la premisa fundamental del taller es entenderlo como un "trabajo", como un esfuerzo y una práctica constante y espiralada es que partimos de ese bagaje para construir aprendizajes. En el espacio de taller se resignifica el rol del docente: ya no tiene el rol tradicional de "transmisor del conocimiento" sino más bien se configura el rol de un adulto más, que acompaña y guía el proceso de sus alumnos.

 

Nuestra Trama: un proyecto de unidad de gestión

El PEAM se estructura incluyendo una propuesta innovadora: las Unidades de Gestión (UG). Cuando los alumnos han transitado un mismo taller dos o tres años se convierten en gestores de proyectos diversos destinados a la comunidad (promoción de la lectura, trabajos con hospitales, escuelas, geriátricos; trabajos intergeneracionales de producción artística, etc).

Los proyectos de UG significan una apertura del Programa que permite tanto que la comunidad conozca el trabajo de los talleres como que los adultos pongan en práctica algunos de los conocimientos adquiridos y sus incansables ganas de hacer, al servicio de quienes lo necesitan. De esta forma, la comunidad "ingresa" al programa.

En el caso de la UG "Catarsis" (todas tienen un nombre que las distingue) la propuesta consistió en escribir una revista anual de distribución gratuita a la que denominamos "Nuestra Trama". La revista reuniría un texto literario de cada uno de los alumnos (por medio del cual ejercitarían aquellos conocimientos trabajados durante los tres años previos) sobre un tema en especial. En la presente ponencia presentamos el trabajo la revista "Nuestra Trama 2" que publicamos en el año 2003 cuya temática fueron las "leyendas urbanas".

Entendemos por "leyendas" a una narración tradicional en la que se produce un cruce entre lo maravilloso y lo real, que surge como el producto de lo que se sabe y de lo que se supone o inventa en torno a un acontecimiento o a un personaje. Por extensión, se suele denominar "leyendas" a ciertos personajes de los que habla un grupo social por determinada razón: su estilo de vida, sus actitudes, su aspecto, su origen...pero de los que sólo se sabe algo y se dice o inventa mucho. "Urbanas" porque todos estos personajes han formado parte del escenario de un pueblo o de una ciudad, donde se los apañó, recogió o expulsó, pero de donde siempre formaron parte.

¿En qué radica lo valioso de este trabajo? Sabemos que la narración está asociada a la memoria. La actitud de contar es tan antigua como la raza humana, los hombres siempre tuvieron necesidad de narrar todo lo que les sucedía, lo que les habían contado o aquello que imaginaban. La narración es una forma de contactarse con el otro, de crear un camino, de unirse a través de la palabra que se regala a quien la escucha o la lee. Históricamente, el lugar del narrador ha sido asociado a los mayores de un grupo, ya que por su experiencia de vida son los poseedores de la memoria individual y colectiva y los custodios celosos del patrimonio cultural de un pueblo. Pero sólo hay una manera de que ese capital cultural perviva: su transmisión, es necesario que renazca en cada actualización. Muchas historias sobreviven por la voz ya que circulan de amigos a amigos, de padres a hijos, de abuelos a nietos, estas historias se transmiten y sobreviven porque se transmiten, pero basta que no exista una voz transmisora para que estas historias mueran. El olvido o la muerte, en este caso, significan lo mismo.

El objetivo de nuestro trabajo fue recuperar la significación de ese lugar tan fundamental del adulto mayor en la comunidad: reservorio y guardián de la memoria colectiva. Los alumnos, apelando a su memoria y a la de otras voces anónimas, escribieron las historias de algunos personajes que consideraron "leyendas urbanas". Para hacerlo tuvieron que bucear en sus recuerdos y vivencias –y en las de otras personas- velando por la permanencia de esa voz colectiva. Los alumnos debieron escribir no sólo a partir de lo que su memoria les dictaba sino que realizaron por lo menos tres entrevistas a personas de diferentes edades que recordaban algo de ese personaje. A partir de la información recabada –individual y colectiva- escribieron la leyenda, teniendo en cuenta que era un relato ficcional; es decir, no tenían que atarse a la "historia real" que, por otra parte, no conocían; sino utilizar diferentes estrategias de producción de sentido modelando aquellos recuerdos individuales y colectivos que tenían mucho de imaginario...

Si bien los alumnos escribieron textos literarios realizaron un trabajo que, en cierta medida, se asemejaría al de aquellos estudiosos que "bucean" en la historia oral. Según Barela, Miguez y García Conde "la historia oral básicamente busca aquello que no se encuentra en las fuentes existentes, busca lo que sólo a partir del relato de la gente puede encontrar (...) La historia oral no se contrapone al uso del documento escrito sino que se complementa. El historiador siempre estará presente más allá del método utilizado (...) como también estará sujeto a los condicionantes inconscientes de su vida personal, de su contexto socio- histórico y cultural, etc (...) El hombre cuando crea y transmite sus recuerdos lo hace desde la doble condición de sujeto individual y sujeto colectivo. El recuerdo colectivo presupone y se expresa sólo a partir del recuerdo individual. Sin la presencia de ambos resulta impensable la formación de conciencia y por lo tanto, de la memoria colectiva histórica." 3 Los adultos al indagar en lo que no está escrito pero que circula en el imaginario social no trabajaron con un discurso contrapuesto al "real" sino más bien con uno que lo redibuja, lo profundiza y, en algunos casos, lo dignifica. Además, sus producciones, si bien nacieron de una mano, al trabajar lo colectivo pasaron a formar parte del patrimonio cultural, a ser de todos y de nadie en particular...

 

Personajes, abanicos de historias

¿De quiénes hablan los relatos de la revista? De personajes cuyos pasos no dejaron huella en la historia escrita, porque son anónimos, pisaron con pies de algodón. La comunidad que los vio caminar fue quien se preguntó quiénes eran y el porqué de su vida. Vamos a recuperar algunos fragmentos de las "leyendas" que los dibujan...

Los hombres-niño, los chicos "especiales" de un pueblo o una ciudad fueron elegidos para formar parte de este entramado. "Cachito" y "Lelo" se presentan ante los ojos del lector rememorados desde voces que amalgaman ternura y respeto:

"Su deficiencia lo hizo proclive al afecto de la gente. Desde niño fue recibido en todos los círculos del pueblo, en su juventud era una persona muy alegre que participaba en todas las fiestas, cantando tangos, bailando y rompiendo corazones (...)
Sigue soñando Cachito que, aunque te carguen con bromas y contestes con insultos levantando tu bastón, eres el niño, hoy hombre, mimado del pueblo que te eligió"

Digna Zavala Del mar a los Temblores

"Pero con seguridad la actividad que desempeñaba Lelo con mayor alegría y orgullo era la de changarín. Por las noches cuando se escuchaba el ruido del tren que lentamente ingresaba a la zona urbana, se lo podía distinguir apoyado en las columnas del puente, cercano al andén, pensativo y preparado para llegar en el momento justo en que el pasajero depositara sus valijas en la plataforma, ofreciéndose para trasladárselas pues sabía que unas moneditas le entregarían, no importaba el número o el tamaño de los bultos, él con sus manos y fuertes brazos las llevaba adonde le indicaran (...)
Cuenta la leyenda que a pesar de haber transcurrido más de cuarenta años de su muerte, cuando se percibe la llegada del tren se observa la sombra de su silueta sobre la columna del puente, como fiel recuerdo de aquel joven solitario y servicial"

Yolanda Mazzieri Lo llamaban Lelo

Algunos personajes fueron recordados porque encarnaban profesiones que en otro tiempo tenían mucho valor y que, actualmente o son desconocidas o han perdido su significación debido al progreso. Un ejemplo sería "El huevo con poyo", vendedor ambulante, recordado por sus pregones pícaros y atrayentes por esa misma razón:

"Su medio de vida era la venta de huevos, pollos, conejos y patos que llevaba en dos grandes canastas, una en cada brazo. Recorriendo prácticamente toda la ciudad, llegaba hasta la estación de trenes, pregonando la mercancía a su manera: huevo con poyo, gallina ponedora, conejo sin cola. Cuentan que en una ocasión una señora le reclamó que en la docena de huevos había salido uno con un pollito, a lo que él le respondió: qué dique yo ayer; huevo con poyo¸ lo que hablaba de su honestidad.
(...) Por momentos suspendía sus pregones y seguía caminando silencioso y su mirada pensativa se perdía en la distancia, quizá rememorando los años de su niñez en los fértiles valles de su añorada Italia"

Ester Bence y Albina García Recordando pregones con acento italiano y picardía criolla

También Doña Benita, la heladera, que repasaba las calles de la ciudad en un sulky y publicitaba sus productos con una cornetita:

"Los chicos y algunos golosos esperaban impacientes el tap, tap de los cascos del caballo y aún con más ansias el tuturututú de la lustrosa cornetita, para ellos era una fiesta la llegada de la heladera, Doña Benita, que por cinco centavos les daría un rico helado.
(...) Su figura callejera es ya sólo un recuerdo en las mentes de quienes la conocieron"

Norah Fonticelli ¡Tuturututú!

Otras veces, la voz colectiva recuperó en la figura de una persona el valor y la admiración que despertaba una profesión que, si bien sigue teniendo vigencia, tiempo atrás merecía el respeto y la admiración de todo el pueblo: la maestra.

"(...) Nos acercamos por una calle de tierra, en la cuadra de Paunero entre Santiago del Estero y María Olguín y notamos una pared de ladrillos vistos, quizás muy llamativos en esa época, con ventanas pequeñas y puertas de madera, pero hoy sólo queda la imagen del tiempo transcurrido. (...) En esta casa funcionaba a principios de siglo la escuela de la señorita Modesta Aberastain: de estatura alta, de fisonomía más bien vigorosa, de tez morena, sus grandes ojos irradiaban cierta luminosidad en su mirada. Tenía virtudes inigualables: la cordialidad, la responsabilidad y el respeto (...)
Ella fue como otras tantas docentes sembradoras del saber, que no accedieron al bronce, pero desde el anonimato dejaron huellas marcadas en la historia de Río Cuarto y en los corazones que tocaron e iluminaron"

Albina García y Ester Bence Gratitud de aquellos niños, sus familias y sus barrios

"A ese pueblito llegó con veinte años, llena de ilusiones y ávida por conocer todo aquello, la señorita maestra, la docente forastera. Venía de Buenos Aires y atrajo la atención de casi toda la población puesto que era muy joven y la primera que venía de tan lejos para ejercer la docencia (...)
Según el relato de un ex alumno, cuando llegó se alojó en una fonda que era de sus abuelos, y para su abuelo era un orgullo ir y venir de la escuela con la señorita. El primer grado que tuvo a su cargo fue quinto, donde se encontró con alumnos de casi su misma edad, varones de manos endurecidas por el trabajo que más de una vez tuvieron que enfrentarse con el director por hacerle ‘ojitos’ a la señorita (...)
Hoy en Jovita dos aulas de cada establecimiento donde ejerció llevan su nombre, María Fermina Pomares de Girardo, justo homenaje para una maestra de ley"

Graciela Girardo- Héctor Pérez Saber sembrar

El amor es un sentimiento que intriga y despierta la curiosidad de cualquier persona, más aún cuando no es correspondido. Todo lugar tiene su Penélope, en la revista, se dibuja la historia de una de ellas:

"Ella era un ser muy singular, cuya presencia no pasaba inadvertida, despertaba a su paso distintos sentimientos: perplejidad en unos, admiración en aquellos que veían en ella a una mujer deseable; en otros, en cambio, provocaba risa y era motivo de burlas; en algunos niños, curiosidad pues se quedaban mirándola y reaccionaba mal (...)
La familia se trasladó luego a Río Cuarto y se instaló en una tienda de ramos generales frente a la Plaza Roca, en una antigua y amplia casona (...)
Según cuentan, en ese tiempo la colectividad árabe –de la que formaba parte su familia- recibió una invitación para participar en una elección entre las niñas más bellas. La elegida sería desposada por un jeque. Esta niña resultó elegida en dicho concurso y a partir de allí su vida cambió. ¿En qué cuento de Las Mil y una noches habrá estado inmersa Susana? Según su hermana Katti solía posesionarse y hablar con su lejano amado, en las nostálgicas noches de luna. Pero él no la podía escuchar.
Con el lento pasar de los años, ella trató de mantener una imagen de juventud y belleza. Para esto se maquillaba en forma excesiva tratando de resaltar la blancura de su piel con sus preciosos ojos negros sombreados, enmarcados en unas pestañas postizas, largas y arqueadas, pintadas con abundante rimel y los labios muy rojos. Aumentaba el volumen de su cabellera con un gran batido al que rociaba con un spray dorado a veces y, otras, plateado (...)
Ha pasado el tiempo, se han olvidado hechos, obras, personas, pero siempre en las tertulias donde se rememoran personajes singulares de esta ciudad alguien trae a colación el recuerdo de "la turca del Sol de Mayo", personaje inolvidable que jamás se borrará de la memoria popular"

Rosa Bressán, Ana Weidmann, Sonia Irusta, Ana María González

También fueron retratados aquellos seres cuya residencia era la calle, cuya subsistencia se limitaba a la buena voluntad de la comunidad y que, seguramente albergaban una historia de miserias y carencias que excedía el techo y la comida, pero que era casi secreta... Don Donadío, Chiquín y la Papa de Hortensia.

"Aquel Donadío
que de tanto en tanto
llegaba al poblado
en un sulky viejo
reparado en parte
con clavos y alambres,
y tirado siempre
por un caballito
manso, silencioso
y ya entrado en años,
como él Donadío.

(...) Llevaba mil cosas
atadas con tientos,
con hilos y cuerdas.

Tachitos y ollas
jarros, una pava,
y también parrilla
y otros elementos
que ya no recuerdo,
Quiero pan, decía,
y alguna factura,
los que compartía
despaciosamente,
con su perro, Amigo.

(...) Y hay tardes que escucho
el trajín del sulky;
tal vez entrevo
a don Donadío
y a su perro, Amigo,
marcar por las calles
de los ‘Pastos Altos’
porque...lo supongo,
existen personas
que son personajes,
que siempre están vivos,
que no mueren nunca,
que no están... y están."

Aldo Galimberti Extraño individuo

"Un personaje que puedo describir se llamaba ‘Chiquín’, lógicamente tenía un verdadero nombre pero todos lo llamaban con ese apodo que en italiano o mejor dicho en el dialecto piamontés corresponde a Francisco (...)
Este hombre sufrió la guerra en Italia, que se supone le había dejado secuelas, así que, cuando ya no pudo trabajar se convirtió en ‘linyera’.
Caminaba por las vías del ferrocarril, desde Sampacho hasta Chucul, haciendo escala en las estaciones donde pasaba la noche (...)
Nosotros, los chicos, nos acercábamos y él nos hablaba en su dialecto que pocos entendíamos. Siempre repetía dónde tenía su dinero y nos contaba, con lujo de detalles las batallas de la guerra. Se posesionaba tanto que las teatralizaba, a veces se tiraba al suelo como si lo hubieran herido; otras, festejaba, como si hubiese ganado la batalla (...)
Pasaron muchos años, hasta que un día de frío invierno los obreros que cubrían el mantenimiento de las vías que recorría el tren lo encontraron muerto a un costado de las vías.
Así terminó Chiquín, un personaje que todas las personas de mi época recuerdan con un dejo de tristeza"

Rosa Bressán Un personaje

"La policía a veces la encerraba y la bañaba, pero sus gritos se oían a dos cuadras a la redonda. Hacía sus necesidades en el momento en que tenía ganas y en cualquier lugar. Yo en una oportunidad la vi limpia y con un guardapolvo azul. Sus rasgos no eran tan feos y tampoco era tan gorda como parecía
Su vida fue degradándose cada vez más. Primero fue empleada doméstica, luego prostituta pero por su mal carácter y poca higiene empezó a deambular por las calles. Se la veía queriendo vender bulbos de plantas que nadie le compraba
Esa mujer, más conocida como la papa de Hortensia, fue un personaje típico de Córdoba"

Liliam Amuchástegui Abanico de historias

A veces las leyendas transmiten una mirada idealizada del personaje en cuestión, que nos lleva a preguntarnos si no es quizás reflejo de una realidad más deseada que existente...

"El dueño y señor de estas inmensidades arribó de un lugar lejano, situado detrás del mar, se enamoró de este país y estableció su hogar, quizás atraído por la naturaleza variada y exuberante de estas tierras que él llama ‘La Esmeralda’, es oriundo de un país europeo, dicen que fue un empresario poderoso y adinerado habitó en cincuenta y cinco países pero en éste se sintió feliz y seguro, por eso echó sus anclas. Admira la calidez de sus habitantes.
Mi duende, inquieto, continúa espiando y oye que el señor de ‘La Esmeralda’ es muy sencillo a pesar de su poder, comparte su espléndida mesa y sus copas de cristal con sus empleados; se entera de que es muy exigente pero a la vez bondadoso y comprensivo. Oye, además, que alumnos de una escuela humilde debían caminar kilómetros para asistir a clases y él les envío una traficc. Regala, regala, regala a manos llenas"

Elma Ruffinengo El extranjero

Los últimos dos personajes retratados en las páginas de la revista tienen relación con la fe. Fray Solá, por elegirla como profesión; La Florencita, por erigirse en ‘milagrosa’ quizás, como producto del deseo de quienes necesitan creer que los milagros existen y quieren verlos...

"Nuestro personaje nació en España. Su destino fue la tierra de América y su meta final, la ciudad de Río Cuarto (...)
La prudencia fue la principal virtud ante los ojos de la gente. No preguntó, se puso a trabajar: construyó templos como podría haber hecho escuelas o salas de lectura. Su profesión fue edificar como un maestro que da al mundo sabiduría o un madre, el pecho al recién nacido.
Fue por sus propios medios que este fraile ejecutó la magnífica obra que enorgullece nuestra ciudad: la iglesia San Francisco. Quizás no dimensionó qué valor nos dejó, flotando en el aire, con su ejemplo: valor que nos llevó a pensar cómo sería el mundo si estuviésemos dispuestos a construir o crear aunque sea con la imaginación y luego regalarlo a los demás. Recordamos que nos enseñó con sólo cuatro palabras: ‘por amor a Dios’, repetidas hasta el cansancio, una oración breve y sincera: que es válido inventar historias pero que es mejor representarlas"

Héctor Magnago La fe, el amor y el trabajo

"Nuestro fraile era ingenioso y constante, uno de los franciscanos más destacados de la segunda mitad del siglo pasado. Su labor era continua, sin desmayos, aunque imagino que más de una vez, cuando las cuentas no daban y se hacía necesario seguir, su fe –que era capaz de mover montañas- se debe haber debilitado. Seguramente fue en esos momentos cuando el ángel del señor, a quien servia incondicionalmente, habrá bajado a consolarlo
Siempre empezaba de nuevo, contagiando a todos los que lo rodeaban. Las calles que a veces eran huellas por el mal tiempo lo llevaban a rincones insospechados donde los colonos le ofrecían poco o mucho. Solía quedarse a dormir en su vehículo. Otras veces, donde se le hacia la noche, le ofrecían albergue seguro. Mientras rezaba su rosario, enseñaba a rezar a los miembros de la familia, catequizándolos en todo momento. ¡Cuántas veces habrá recordado su niñez, cuando su madre le enseñaba a orar y en ese momento la tenía tan lejos! (...)
Hoy descansa en el monumento de mármol que está ubicado en el interior del atrio del templo de San Francisco Solano en nuestra ciudad.
Reposa allí, en ese magnífico templo de estilo románico- bizantino cuyas altísimas torres parecen los brazos de Fray Solá que así elevadas en perpetua oración, dan gracias a Dios diciéndole: -Gracias Señor por enseñarme a servir…"

María Leonor Rojas Construir templos para construir almas

"Esto ocurrió mucho antes de que falleciera mi madre. Pobrecita, los últimos años estuvo mal de la cabeza (...) Ella sí que fue una santa y así la recibieron. Claro que conmigo parecía un poco exagerada. ¡Cómo me quería! Creo que desde el día que nací, o más aún, desde que me concibió, decidió mi propia santidad y me consagró a la Virgen. Siempre vestida de blanco de la cabeza a los pies, en invierno y en verano, su niñita debía personificar la pureza de las hijas de María. Nunca fui a la escuela; en realidad no era necesario porque ella me enseñaba todo; a leer y escribir, aritmética, música, algo de historia y por supuesto, el catecismo, que era lo más importante. Para esta enseñanza contábamos con frailes de San Francisco que se asombraban por la rapidez con que aprendía la Historia Sagrada y todo lo que me enseñaran sobre las cosas del Padre (...)
Como decía hace un rato, creo que desde que nací estuve destinada a la santidad. La verdad es que no me quejo porque estoy muy bien, pero a veces siento el súbito deseo de haber conocido un hombre, de haber estado enamorada como tantas otras chicas que yo veo desde aquí. Claro que también sé que el amor hace sufrir ¡Cómo no lo voy a saber si la mayor parte de los ruegos que recibo son por causa de enfermedad y de amores contrariados! Después de todo he comprobado que el sufrimiento forma parte de la alegría de vivir. Pero la gente me pide y me ruega y yo no hago más que interceder ante Dios. Yo no hago milagros ¡qué voy a hacer! solamente Él los hace según su voluntad (...) Durante un tiempo nadie me tenia en cuenta, salvo mi mamá y mi familia, claro. Pero a mi madre se le ocurrió empezar a comentar que yo tenia premoniciones, que era tan pura que no me venia "el asunto" aunque ya tenia más de quince años, que era tan sana que jamás había sido tocada por un médico… (...) Yo tenia diecisiete años cuando se produjo una terrible epidemia de fiebre tifoidea y caí gravemente enferma. Tenía mucha fiebre y deliraba, por eso es que no puedo acordarme si me asistió algún médico o si mi madre lo rechazó, como se comentó por ahí intentando culparla. Todas esas son cosas sin importancia, intrascendentes, como eso de que hay cuerpos excepcionales que permanecen incorruptos. Llega un momento en que los cuerpos no sirven para nada y no hay que preocuparse por lo que ocurra con ellos. Claro que no soy una ingrata y mal educada -acá todos somos gente buena- y siempre estaré muy reconocida y agradecida por el panteón que hizo construir el primo Marcos y su madre; eso también contribuyó a que la gente se acercara y me pidiera favores especiales. Pero yo no soy nada especial porque acá somos todos santos y la verdad es que estamos muy bien así, descarnados, sin los dolores de la carne ni las angustias del pecado. No es que nos despreocupemos del mundo, desde aquí hacemos todo el bien que podemos, simplemente no hay nada que pueda alterar la dicha permanente en un ambiente de bondad absoluta, de paz inquebrantable y de completa libertad. Precisamente, en ejercicio de esa libertad estoy dictando estas palabras a un hombre elegido al azar, del que sólo sé que es un alumno del PEAM, incluso presumiendo que no es ningún santo, ni tampoco un buen escritor con capacidad para reproducir exactamente mi pensamiento. Pero no importa, soy consciente de que allá abajo nada ni nadie es perfecto. Más adelante, si se me ocurre, continuaré con este dictado, al mismo hombre o a otra persona, eso tampoco importa…"

Roberto Avendaño Desde el azul del cielo

Conclusión

Por medio de este proyecto un grupo de adultos que están ejercitándose como narradores reconstruyó relatos por medio de su memoria y de la de otras voces anónimas, que pusieron sus recuerdos, impresiones y sentimientos al servicio de esta empresa, ayudando a reconstruir partes de este rompecabezas que es la memoria colectiva. Estas historias, revividas desde la reescrituras ahora son de otras personas: los lectores, los nuevos poseedores y guardianes de este patrimonio cultural.

Este proyecto es sólo una pequeña muestra de las trampas que nuestros adultos, productivos y creativos, pueden hacerle a la "vejez". Constituye una forma de llenar de sentido –de otro sentido- la definición "calidad de viejo", una forma que excluye cualquier sentido peyorativo.

Notas

1 CORTAZAR, J. "La literatura latinoamericana de nuestro tiempo". Conferencia dictada en la Universidad de Berkeley, Octubre de 1980.

2 KOHAN, S (1999). Disfrutar de la Lectura. Plaza & Janés Editores, Barcelona.

3 BARELA, MIGUEZ y GARCÍA CONDE (1999) Algunos apuntes sobre historia oral. Instituto histórico de la ciudad de Buenos Aires- Secretaría de Cultura, Bs As

 

Bibliografía

BARELA, MIGUEZ y GARCÍA CONDE (1999) Algunos apuntes sobre historia oral. Instituto histórico de la ciudad de Buenos Aires- Secretaría de Cultura, Bs As

KOHAN, S (1999). Disfrutar de la Lectura. Plaza & Janés Editores, Barcelona.

LÓPEZ, José M- LÓPEZ, Francisco M- Ibor Aliño (1992) Psicología práctica. Evolución y desarrollo. Problemas psicológicos de la vejez- Espacio y Tiempo ediciones, S.A, Madrid,

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