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Número 17 - Noviembre 2005

Quien se acuerda, no se olvida...

Delia Catullo Goldfarb
dcg@dme.com.br

"La memoria es invadida constantemente por la imaginación y los sueños, y ya que existe la tentación de creer en la realidad de lo imaginario, acabamos por hacer una verdad de nuestra mentira, lo que, por otra parte, no tiene mas que una importancia relativa, ya que es tan vital una como la otra."

Luis Buñel - Mi último suspiro –

Voy a hacer una articulación teórica muy rápida y recortada porque me interesa mucho destacar algunos conceptos que me parecen muy interesantes cuando se trata de trabajos de memoria con adultos mayores.

Antes de entrar en esa articulación teórica, quiero comentar un mito griego según el cual existirían en el infierno dos fuentes próximas: Mnémesis o Mnemónyse, fuente de la memoria y Lethe o Letéia, fuente del olvido. Es justamente de esta fuente del olvido que los muertos van a beber para olvidar la vida terrestre, o sea, su historia de vida.... van a olvidar para no sufrir por haberla perdido.

Las almas que van a retornar a la vida terrestre, también beben de la fuente del olvido para olvidarse del mundo de los muertos. En los dos casos, la función de Lethe o Letéia, es evitar el sufrimiento excesivo que los recuerdos podrían provocar.

Hay otra versión del mismo mito donde Mnémesis tiene las dos funciones: memoria y olvido, pero lo interesante del caso es que los dos aspectos aparecen siempre juntos, indisociables, formando parte de la misma función.

Otro dato interesante del mito es que Lethe/Letéia/ olvido, es hermana de la discordia e hija del sueño. Y esto es muy interesante cuando pensamos en los fenómenos demenciales.

Traigo este mito porque me parece una forma muy linda y poética de hablar de la represión como proceso de defensa ante aquello que a veces, parece mejor olvidar.

Desde los primeros escritos psicoanalíticos, Freud otorga gran importancia al tema de la memoria que está en la base no sólo del síntoma neurótico, mas también forma parte central del funcionamiento psíquico normal.

En la Comunicación preliminar de los Estudios sobre la histeria escritos junto con Breuer en 1893, Freud ya nos dice que el síntoma histérico que aparentemente desaparecía ante la recordación del episodio que lo ocasionara, continua a producir efectos, provocando reacciones emocionales. El dice exactamente lo siguiente: "el histérico sufre de reminiscencias"

En el Proyecto de 1895, da tanta importancia a este aspecto que podemos considerar al aparato anímico que Freud propone en este trabajo, como un aparato de memoria.

En 1899 ya no habla de Recuerdos Encubridores y en ese artículo sostiene que la memoria no puede reproducir un encadenamiento lógico de los hechos anteriores a los 7 años y que sólo a partir de esa edad los recuerdos adquieren coherencia gracias a la significación psíquica que el sujeto les atribuye. Esto tiene que ver con el concepto de "yo historiador" de Piera Aulagnier

Básicamente, Freud dice que determinado recuerdo aparece para encubrir otro que podría resultar doloroso. Entonces, este " encubrimiento" de recuerdos, esta función de olvido, tendría como función la preservación del sujeto.

En este sentido, la infancia no es recordada tal como fue en la realidad mas como fue construida en tiempos posteriores. Y aquí ya entramos con el concepto de construcción. Lo que sin duda, viene a cuestionar el concepto de verdad histórica (tema que Freud retoma en la Conferencia 23: Los Caminos en la Formación de los Síntomas de 1917).

Ahora bien, volviendo a 1900, en La Interpretación de los sueños, Freud nos dice que aun los hechos que se fijaron mas profundamente e que permanecen inconscientes , continúan produciendo efectos y en 1901, en Psicopatología de la Vida Cotidiana nos esclarece sobre el hecho que, los recuerdos, no deben su permanencia sólo al contenido sino también a su vínculo asociativo con otros contenidos reprimidos con los que tienen alguna relación temporal. Son los llamados recuerdos simultáneos o contiguos.

Esta relación de la temporalidad con la memoria, es constante y central en las elaboraciones freudianas, tanto es así que va a trabajar este tema en 1908 en El Poeta y la Fantasía donde nos dice que la fantasía – como situación referida al futuro donde la satisfacción podría realizarse - lleva justamente esa marca del origen (origen que está en el pasado) y la fantasía es el intento de repetición de una satisfacción que pensamos que alguna vez fue posible.

Y hablando de memoria, no podemos dejar de mencionar Recordar, Repetir y Elaborar de 1914 donde el tema del tiempo y de la memoria articulados con los conceptos de resistencia y repetición son profundamente trabajados y donde establece que, desde el punto de vista descriptivo, la función del psicoanálisis sería llenar las lagunas de memoria, venciendo las resistencias de la represión.

Podemos ver que Freud no pensó la memoria como un atributo del sistema psíquico, sino como su causa, su condición de existencia. Para Freud, no hay psiquismo sin memoria. Y esta conclusión me parece fundamental porque encierra hasta aspectos bioéticos y muestra la enorme importancia de que se trabaje con memoria porque de esto depende la sobre-vivencia psíquica.

La idea del tiempo también fue muy trabajada por Freud a pesar de no tener ningún articulo que hable exclusivamente de esto, pero el tema del tiempo está presente el tiempo todo.

Esta articulación de memoria y temporalidad está muy clara en uno de los conceptos cruciales del psicoanálisis que es el concepto de Posterioridad o Aprés-coup o nachtranglich . En El hombre de los Lobos, que escribe en 1914 y publica en 1918, este concepto aparece mas de 20 veces.

Esta palabra alemana evoca un movimiento, un tránsito entre pasado y presente, como una manifestación postergada del pasado que se hace sentir después de un tiempo de fermentación y se presentifica, -literalmente, se hace presente- agregando nuevos significados al acontecimiento histórico.

No me voy a profundizar mas en Freud porque quiero aprovechar el tiempo para una breve introducción a las ideas de Piera Aulagnier, que me parece ser la autora que mejor completa esta línea de pensamiento freudiano.

Piera sostiene que la posibilidad de construcción histórica del sujeto psíquico es lo que permite esclarecer el eslabón existente entre una emoción actual y otra del pasado con la cual tiene relación. Esto sólo puede ocurrir entre dos reacciones emocionales, o sea, sentidas en el cuerpo. Sentidas de manera tal que, esa intensidad, puede abolir la distancia temporal entre ellas. Mas que una recordación, lo que se produce es una re-vivencia, un vivir de nuevo la sensación, sentir la emoción, que hace el puente entre pasado y presente.

Entonces que pasa? Una intensidad que parecía perdida, retorna de lo reprimido, provocando una avalancha de memorias. Junto con la sensación y el recuerdo principal, vendrán los otros contenidos a él asociados. Si conseguimos trabajar provocando esas memorias, a partir de las sensaciones y emociones, los contenidos asociados no pararán de aparecer y crecer.

Es como si existiesen pontos de referencia, esperando para ser encontrados y a partir de allí, realizar el trabajo de construcción histórica. Serían como puntos de capitón, a partir de los cuales una red de recuerdos puede ser activada. Sin ese fondo de memoria, el Yo seria condenado a un viaje eterno de regreso a un continente oscuro sin nada que marque el camino de su identidad.

Estos recuerdos-referencias constituyen una especie de "memoria fundamental", un "fondo de memoria" que cada vez que sea necesario, podrá ser accionado, protegiendo contra la desinvestidura. Ignorar este recurso es como tener un capital guardado para enfrentar emergencias y cuando surge un problema, nos olvidamos que lo tenemos.

Piera Aulagnier en un artículo llamado El tiempo de la Interpretación, dice que esa memoria fundamental está constituida por enunciados identificantes de los cuales el Yo guarda algunos vestigios para que aquello en lo que se va transformando tenga una relación con aquello que fue. Y parafraseando a Freud en el Poeta y la fantasía, agrega que esos vestigios son como una línea conductora que mantiene los recuerdos unidos evitando que se evaporen.

El recuerdo es la memoria de algo que ya fue, en este sentido es un reencuentro, si no hubiese sido perdido no podría ser encontrado. Es una "re-miniscencia", una re-memoria.

Lacan llama la atención para esto en el seminario 2 sobre el Yo. El dice que Freud distingue dos estructuraciones de la experiencia humana bien diferente una de la otra.

Una es la de la repetición de los mismo, donde el objeto buscado no puede ser encontrado pues fue definitivamente perdido en los laberintos del narcisismo primario, donde no hay construcción histórica porque no hay temporalidad. Es una repetición de lo mismo. Otra experiencia es la de la reminiscencia, basada en un acuerdo temporal, una armonía entre el hombre y el mundo de los objetos. Encuentro que hace que el objeto sea re-conocido porque de alguna manera ya lo conocía. La reminiscencia es construcción de historia. Por eso podemos hacer un paralelo entre historia y reminiscencia por un lado y repetición y depresión por otro.

Para Freud, la fantasía es una producción que está entre lo consciente y lo inconsciente; entre proceso primario y secundario entre repetición y recuerdo. Es como un relato mítico que amarra la realidad con la imaginación. Esta producción nos dice tanto sobre la escena que la originó cuanto sobre aquella en la cual se podría satisfacer -claro, caso encontrase en la realidad un objeto posible de satisfacción-

La reminiscencia, esta forma casi paradigmática de fantasía que se desarrolla especialmente en edades mas avanzadas, no es un simple encadenamiento de recuerdos, no la repetición agotadora de un mismo relato.

Contrariamente a lo que se cree, la reminiscencia no tiene relación con cualquier pérdida cognitiva, ni con la presencia de estados depresivos. Su función es realizar una articulación entre el pasado y las circunstancias del presente, provocando un sentido de dominio sobre la realidad y preservación de la propia existencia. Es como si el anciano reminiscente nos dijese "yo soy también todo esto que le cuento, aunque no lo parezca" o "el tiempo pasó pero yo sigo aquí"

El yo es un proyecto siempre inacabado y para preservarse debe reconocerse como una parada, un anclaje y para esto debe construirse una historia libidinal e identificatoria que le otorgue un sentido a su vida, le permita operar con la realidad y proyectarse hacia el futuro. Podemos decir que la reminiscencia, con su insistencia histórica, preserva la identidad del sujeto.

Por eso digo que quien se acuerda, no se olvida.....

Ante la pérdida de objetos significativos e el aumento de las dificultades de la vida cotidiana, especialmente de aquellas que se refieren a la capacidad funcional del propio cuerpo, los ancianos experimentan un aumento de la necesidad de bien estar. Es difícil resignarse a no pasarla bien cuando el horizonte de futuro se achica. La cantidad de energía libre que no encuentra objetos sustitutivos será reinvertido en una imagen ideal del propio yo que se encontrará siempre en el pasado.

Entonces vemos que podemos entender la reminiscencia como una forma de ejercicio de la memoria histórica que, sólo no será elaborativa, si no encuentra eco en el Otro; si no encuentra algún factor que haga de ese relato algo a ser aprovechado socialmente; si encuentra sólo el silencio y la indiferencia. Por otro lado, impedirá una depresión o un proceso demencia, si encuentra una escucha adecuada.

Así como los niños, elaboran el exceso de estimulación a través de las fantasías; los mas viejos, a través de la reminiscencia, reaccionan ante la falta de estímulos del presente con la insistencia en una historia libidinal que como el hilo que encadena las perlas de un collar, garantiza una continuidad. Cuentan una historia en la que fueron sujetos plenos e ideales, donde no precisan perderse porque se encuentran siempre consigo mismos.

Vemos aquí una función constructora de la repetición que actúa como sustentadora de la identidad.

De alguna manera es una repetición, pero un tipo de repetición estructurante del mundo de los objetos porque, si bien, encontrar el objeto es repetirlo, ese objeto ya no es mas el mismo. El sujeto lo re-crea, creando nuevos objetos sustitutivos para aquel definitivamente perdido.

En procesos de envejecimiento mas patológicos, por ejemplo en sujetos deprimidos, el recuerdo trae un objeto definitivamente perdido y en poder de los otros - por ejemplo, la juventud – Esta es una experiencia siempre dolorosa já que no se recrea el objeto ni la satisfacción en el acto de contar. Lo que se recrea es la frustración y el dolor.

El anciano deprimido cuenta sus historias con tristeza y rabia; el reminiscente lo hace siempre con un cierto orgullo y placer. En este sentido podemos entender la reminiscencia como un trabajo de duelo que ocurre cuando la substitución de objetos es extremadamente difícil y el Yo debe renunciar a sus formas habituales de actividad.

El Yo sólo se recrea en la medida que se reconoce a sí mismo y a los otros como existentes en una línea temporal, como existentes en un movimiento histórico permanente.

En este movimiento temporal entre pasado, presente y futuro; en este movimiento de significados y resignificaciones, la historia cambia de figura y la línea temporal es subvertida por la memoria que no es rescatada, mas construida a partir del deseo.

Por eso, mas que de una línea temporal, debemos hablar de una línea del deseo, que une pasado, presente y futuro como dice Freud en el texto de 1908: El Poeta y la Fantasía.

Por esta razón, el trabajo con memoria tiene que ser muy significativo para el sujeto. Por eso, sirve muy poco entrenar la memoria como función neurológica, memorizando la lista telefónica, por ejemplo.

Es necesario construir memoria, construir historia, unida y significada por la línea del deseo.

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