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Número 14 - Abril 2004

La República de los Espejos
(1° parte)

María del Verdún Domínguez Umpiérrez
maverd@adinet.com.uy

"Por mí se va a la ciudad del llanto;
por mí se va al eterno dolor;
por mí se va hacia la raza condenada:
la justicia animó a mi sublime arquitecto;
me hizo la divina potestad,
la suprema sabiduría y el primer amor.
Antes que yo no hubo nada creado,
a excepción de lo inmortal,
y yo duro eternamente.
¡Oh vosotros los que entráis,
abandonad toda esperanza!"

Dante Alighiere, La Divina Comedia

La República Oriental del Uruguay, es un país pequeño de Sudamérica, de apenas 177.508 km2 y que contaba hasta el último censo con aproximadamente 3.000.000 de habitantes, siendo sus países limítrofes: Brasil y Argentina.

Nació Uruguay a la vida independiente de una manera distinta al resto de las naciones americanas y aunque el sentimiento de lo oriental era fuerte como localismo no constituía en sí mismo nacionalismo. Posteriormente a la declaratoria de la independencia en 1825, la sociedad uruguaya iniciará un largo proceso de más de un siglo, para tomar conciencia de un ser colectivo distinto y reconocer así su pasado y sus verdaderas raíces.

"Los primeros años fueron suficientemente confusos como para que el Uruguay pudiera verse claramente. El conglomerado social básico tenía un principio de diferenciación con el tipo argentino, pero no suficientemente desarrollado, la población del norte del Río Negro, profundamente brasileña, miraba hacia el otro lado de la frontera, los inmigrantes europeos soñaban con sus patrias lejanas; la intelectualidad montevideana buscaba sus modelos en el viejo continente y daba la espalda al país". Alfredo Traversoni, Enciclopedia Uruguaya Nº 16, octubre de 1968.

Para que este proceso de reconocimiento del ser nacional se cumpliera hubieron de mediar factores psicológicos y sociológicos cuya complejidad se manifiesta en el devenir de los hechos históricos ocurridos y en una adquisición objetiva del sentir colectivo al que "Cronos" le fue dando su impronta temporal. Por otro lado la manifestación de factores tanto exógenos y endógenos que ocurrieron en esa época fueron una fuerte motivación para la consolidación de ese sentimiento; en primer término las intervenciones extranjeras, argentina, brasileñas y europeas crearon una corriente de opinión y de oposición mayoritariamente creciente frente a los alcahuetes y cipayos de turno que eran partidarios de la intervención; en segundo lugar las tensiones internas, que si bien pusieron en peligro la estabilidad del país con las confrontaciones entre las divisas blancas y coloradas, fueron en contradicción con este riesgo integrantes de una fuerte tradición nacional que hasta hoy pervive (políticamente actuaron en el país en forma mayoritaria hasta que en 1970 surge una corriente de opinión, hoy partido mayoritario, que está cambiando el sentir nacional sin olvidarse de las tradiciones).

Quizás un rasgo permanente que caracterizó a los partidos tradicionales, blanco y colorado, haya sido la escasa substancia ideológica que tuvieron desde sus orígenes y que por esa misma razón haya sido un factor dinámico para procesar con rapidez los cambios que la necesidad le imponía; al principio fueron sólo "divisas", ya que sus características más notorias eran su "inorganicidad", su falta de cuadros estables y una dirección cambiante sin el apoyo de una estructura de base. Debió de pasar mucho tiempo y tuvieron que ocurrir muchos hechos para que se diera el salto dialéctico que permitió pasar del individuo a la integración en un alma colectiva para finalmente transformarse en verdaderos partidos políticos.

Para el uruguayo más que para otros pueblos el fútbol se convirtió desde su comienzo en una forma de ser, de sentir y hasta de vivir, y los integrantes de este pueblo crecimos a la vida democrática junto a él.

En los primeros treinta años del siglo XX Uruguay logró con el fútbol el reconocimiento internacional que no pudo lograr con otras expresiones del ser nacional; dos veces campeón olímpico (1924-1928), una vez campeón mundial (1930) y varias veces campeón de América lo pusieron a la cabeza del mundo del fútbol. Así nació el mito de la "garra charrúa", y la sociedad creyó en el mismo y lo idealizó con un optimismo a prueba de derrotas. En el año 1950 logró su hazaña mayor en el deporte, la conquista del campeonato mundial de selecciones, en el estadio de Maracaná en Río de Janeiro, Brasil, este triunfo que fue espectacular por la forma en que se logró y por el entorno que rodeó al mismo, tuvo dimensión de hazaña. Hoy el paso del tiempo y las sucesivas derrotas hicieron desaparecer ese optimismo desbordante.

La cultura y el espíritu del llamado "gran complejo charrúa" no forman parte de nuestra identidad actual, la cual comienza a forjarse en ese mundo que el europeo creó a partir del descubrimiento de América, al costo de la pérdida de nuestros perfiles étnicos y de convertirnos en "proletarios externos" del imperio mercantil, invasión y colonialismo mediante la cruz y la espada.

Nuestro pueblo no podía escapar a esta determinación del mundo europeo y su configuración histórico cultural se inicia en una de las categorías que Darcy Ribeiro establece en "La España de la conquista" como "Pueblos Transplantados", cuya principal característica estriba en que está integrado por la implantación de contingentes europeos que mantuvieron su perfil étnico, su lengua y su cultura originales. Por otra parte, esta característica explica como estos elementos han actuado como aceleradores o retardadores de nuestra integración al estilo de vida de las sociedades industriales modernas.

"Las tendencias libertarias de la campaña, integradas en el proceso europeizante de la ciudad, en el liberalismo del siglo XIX, en el socialismo de estado del siglo XX y en la concepción del orden institucional y de la vida social, dieron rasgos distintos en América a la personalidad histórica del Uruguay". A. Traversoni, ibid.

J.P. Barrán nos dice que los Orientales se conformaban con muy poco, ya que el medio económico les ofrecía todo lo necesario para vivir sin dificultades. Escribe que por esas características de la economía, éramos perezosos, holgazanes y también insubordinados, prepotentes y por cierto nada humildes.

En la cultura "barbara" los sentidos dominaban la cultura del hombre y su reflexión, las cosas cambiaron pero, a partir del novecientos las cosas cambiaron y se desarrolló la sensibilidad "civilizada" que impuso el trabajo sobre el ocio, trayendo aparejada una época donde imperaba la vergüenza, la culpa y la disciplina.

"Las resistencias de la sociedad "barbara" ante algunas transformaciones impulsadas violentamente desde arriba, prueban que detrás de estos cambios de sentir y de conducta se halla la lucha social dinamizadora de un proceso cultural que fue, a la vez, obra de un sistema de dominación".

"El estado anticlerical apostó a la labor "civilizadora" de la escuela valeriana porque lo prefería al "manejo sentimental de las oscuras fuerzas del inconsciente (a las que sin embargo, procuró controlar con habilidad)". José Pedro Barrán, pp. 13 y sgts. La sensibilidad en el Uruguay, Tomo II.

Es necesario hacer una mención a quien como José Pedro Varela fuera el reformador y el conductor de la enseñanza en el Uruguay, con sus principios de obligatoriedad, gratuidad y laicismo (1876-79).

Quiero destacar dos aspectos que tienen una incidencia notoria en la formación intelectual de la sociedad uruguaya, uno es la institucionalización moderna de un sistema de instrucción primaria que había surgido en sociedades industriales avanzadas y el otro es un lúcido y acentuado laicismo que se convertiría en un multiplicador del proceso racionalista y liberal de cambios futuros y de consolidación de rasgos nacionales; siendo aún uno de los países más alfabetizados y culturalmente avanzados del mundo.

Continuando con el análisis del comportamiento de las variables sociales y económicas en el período de nuestra historia conocido con el nombre del "interregno batllista", (cabe aclarar que no me estoy refiriendo al actual presidente del Uruguay), que contribuyó a caracterizar los aspectos de orden político, económico, social y cultural del país en las primeras décadas del siglo XX.

Batlle le dio al partido colorado una ancha base popular recogiendo y alienando en el seno de este partido el aluvión de inmigrantes que llegaba de Europa, se apoyó en los obreros para contener a las empresas extranjeras y en los sectores bajos y medios para disputarle el poder a los sectores de la oligarquía.

Me interesa destacar tres aspectos significativos de este período que tienen que ver con el hombre dentro de la sociedad y la conformación de su imagen:

Por último cabe destacar de este período el elemento que en lo social contribuyó a apoyar esa imagen solidaria que se fue creando dentro de esta clase y este fue el desarrollo de las funciones del Estado, sin duda lo más destacable y lo más logrado del programa batllista. El Estado creó sus funciones en materia de enseñanza pública, salud pública y seguridad social e interviene en la esfera productiva creando un importante sector de empresas estatales.

Con la crisis del 29 se cierra definitivamente el "interregno batllista" y comienzan a aparecer las primeras dificultades como consecuencia de los importantes cambios en la estructura de la oferta mundial de productos primarios, por la hegemonía del los Estados Unidos y por los intentos de industrialización para superar la crisis; se produce además el ocaso del imperialismo británico que ha de tener una gran incidencia en nuestra economía pues las características de dominio norteamericanas son muy diferentes a las inglesas.

Además de la crisis económico financiera se produce en nuestro país una crisis política no menos grave provocada básicamente por la muerte de Batlle en ese mismo año. El período histórico post-batllista se caracterizará por el resquebrajamiento de los partidos políticos tradicionales hasta llegar al año 33 en el que se da el golpe de estado provocado por Terra. eSte se caracterizó por dar un vuelco fundamental a la política que se venía llevando a cabo hasta entonces, la nueva situación se caracteriza por favorecer los intereses de la burguesía en detrimento del desarrollo de los beneficios sociales que se habían producido en el período anterior en pro de la clase trabajadora.

Pero la modificación política más trascendente, fue que a partir de la crisis del 30 las constituciones legislan fundamentalmente a favor del partido de la mayoría y del partido de la minoría. Y aquí nace la cultura política de "dar cargos a cambio del voto", lo que caracterizará todo ese período hasta nuestros días, aparece la clientela electoral modificando la imagen de nuestro hombre que se forjó en el período batllista.

En los años comprendidos del 39 al 45 se desarrolla la devastadora segunda guerra mundial que cambia cualitativa y cuantitativamente al mundo desarrollado y que en la postguerra se volcara internamente a la resolución de sus problemas, lo que dio como resultado un aflojamiento de los lazos de dependencia hacia los países subdesarrollados. Mientras tanto en nuestro país, derivado del comercio internacional del postguerra, existía un excedente económico que fue capaz de volcarse a la industria como capital.

Hasta el año 1950 el Uruguay vive ese proceso de relativa tranquilidad en lo social y en lo económico y se marca ese año como el fin de una etapa en la cual prevalecía aún la imagen batllista con los cambios mencionados. A partir de la década de los cincuenta debo marcar, a mi juicio, tres períodos a estudiar:

Durante el primer período en lo internacional se dan dos hechos que comienzan a gravitar poderosamente en la formación de nuestras generaciones y acentúan nuestra dependencia del exterior, el triunfo de la revolución cubana y la creciente intensidad de la guerra fría, es el comienzo de lo que se llamó el "neo-imperialismo".

En nuestro país se da el triunfo del Partido Nacional, y se acentúa la dependencia del exterior, ya que en su inicio se adhiere a la política del FMI a través de la firma de la primera "cartas de intención" y consecuentemente a la liberación de las importaciones abandonando el proteccionismo imperante hasta ese momento, comienza la carrera inflacionaria y la serie de devaluaciones que van a favorecer los intereses de los exportadores y del sector financiero, comenzando el declive del sector productivo. O sea, comienzan a favorecerse los intereses que se ven más fielmente representados por el poder político.

Se asiste también en este período a un fuerte desarrollo de la clase trabajadora, la que adquiere un cierto grado de conciencia de clase, mediante la lucha sindical que le imponen las circunstancias por la regresiva redistribución de su ingreso, la pérdida del valor adquisitivo del salario y la desocupación creciente. Estamos en el período de las misiones refinanciadoras del FMI, que son una expresión de la "neodependencia" del exterior que hasta entonces no se conocía en el país.

El Uruguay reconoce de esta forma su condición de país subdesarrollado, clausurando la etapa conocida como la "Suiza de América" y su aparente superioridad económica, social y cultural que tenía en relación a América Latina.

Se da un elemento importante que está constituido por el reconocimiento por parte de las generaciones del período, de esta nueva situación que marca el fin del desarraigo (con respecto a América Latina), que le había impuesto artificialmente el colonialismo inglés. Es el fin de la ilusión batllista que el hombre progresista aún mantenía.

En el segundo período (1968-1984), a mediados de 1968 se agravan la crisis económica y política con carácter permanente, aumentan las demandas de ciertos sectores sociales, las protestas de los sectores estudiantiles y de las clases bajas y medias que van perdiendo progresivamente pie con la redistribución negativa del ingreso (congelación de salarios) y la creciente desocupación. El período es conocido como el "pachecato" y que une a la crisis económica, la crisis financiera del Estado; los lazos de "neodependencia" se agudizan y las fuerzas "neoimperialistas" instrumentan mecanismos de control de la economía nacional en forma definitiva.

En el plano ideológico los medios masivos de comunicación se desarrollan a su máxima expresión de lo conocido hasta ese momento, poniéndose definitivamente al servicio de la ideología de las clases dominantes, difundiendo las ideas de que las inversiones extranjeras y la libre empresa constituyen la base de la democracia y de las libertades individuales.

Es un período en el cual las fuerzas sociales luchan por encontrar una salida a la crisis enfrentando a los sectores económicos, políticos y socialmente radicalizados. Dentro de esta radicalización debemos señalar el incremento de la lucha de sectores que mantienen una corriente de opinión revolucionaria y que actúa fuera de los límites institucionales, conocido como el Movimiento Tupamaro.

En el plano internacional la década de los sesenta tuvo gran incidencia en la generación de la época (incluida la uruguaya), recordando lo que significó la revolución cubana con la imagen del Che y el mayo francés del 68.

En este contexto la imagen predominante del hombre progresista cambió hacia las posiciones revolucionarias ya que se asumía que para salir de la situación descripta solamente era posible si se accedía a profundas transformaciones estructurales, las cuales llegarían por la vía del cambio revolucionario, éramos un pueblo que tenía conciencia política.

En junio de 1973 se inicia el período dictatorial en nuestro país con el golpe militar apoyado por las fuerzas civiles más regresivas de la sociedad.

Se caracterizó este periodo no sólo por la disolución del parlamento, por el desconocimiento de la constitución, el avasallamiento de los derechos individuales y los derechos humanos, sino que además se abrieron definitivamente las puertas del país al "neoliberalismo" y se consolidó la dependencia del exterior.

La política del imperialismo norteamericano alentó las dictaduras más crueles y regresivas que se dieron en toda la historia del Cono Sur junto a la de nuestro país, llegando inclusive a intervenir directamente para dar el golpe como sucedió en Chile.

La dictadura no pasó en vano, creando una brecha generacional que profundizó aún más el descreimiento de unos y la ausencia de motivación de otros. Por otra parte, fue una herida narcisista para todos los uruguayos porque estábamos convencidos que eso sucedía sólo en algunas "republiquetas" de Centro América y también sucedía en nuestro país vecino Argentina, pero jamás en nuestra "Suiza de América".

En este contexto de la región y del país, a las causas mencionadas en períodos anteriores y que se agudizaron en éste, como el descenso del salario real, el aumento de la desocupación y regresión de la educación, se sumaron otras dos casi desconocidas en nuestro país: la cárcel (con su secuela de tortura y muerte) y el exilio. Lo que se dio en llamar "la diáspora uruguaya" fue de una intensidad y una calidad tal que afectó fuertemente a la generación joven.

"Desde el golpe de Estado hasta la apertura democrática los integrantes de la generación del 68 encontraron diversas estrategias para sobrevivir. Para muchos estuvo acotada en las prisiones o en régimen de libertad vigilada (...) la actitud más recurrida fue la emigración (...) la decisión de emigrar está influida por datos de la realidad, tiene como telón de fondo la desmoralizadora expectativa de que esos datos no van a mejorar en el futuro; y esto, que actualmente forma parte ‘de la manera de ser’ de los uruguayos, es una convicción que asume como una verdad desde comienzo de los 70". Carlos Demasi, en ¿20 años es nada?, pp..16, Revista Relaciones, Nº 112, agosto 93.

El tercer período es el que se inicia con la apertura democrática a partir de 1984, ya desde 1980 se empezó a hablar (con el triunfo del "NO") en el plebiscito "de la vuelta a la democracia", y es cuando se comienza a plantear una revisión de los ideales que hasta entonces habían prevalecido.

Estos años de democracia han estado marcado por el asentamiento de la democracia, pero, el descreimiento en las clases políticas ha crecido, debido a la desocupación que se ha convertido en algo endémico, a la corrupción, y a la crisis sin precedentes que nos azota desde hace dos años.

"En nuestra época estamos siendo protagonistas de la arremetida neoliberal, en lo económico y en lo cultural. Esta ofensiva que nos impone el paradigma del mercado como única alternativa a nuestras necesidades, se basa en el supuesto del individualismo. Nos han hecho dejar atrás la sociedad fundada en el esfuerzo solidario, base de los grandes logros de los pueblos, para transitar por el camino solitario del éxito individual. Por otra parte, el neoliberalismo trajo de la mano la globalización, que altera y modifica valores éticos que tenían como centro de toda actividad al hombre, intelectualmente formado para enfrentar esta penetración conceptualmente contraria a los intereses de la mayoría. Nos imponen la cultura de la desesperanza y nos conducen a negar sin resistir, en una actitud fatalista, otras alternativas o proyectos para construir una sociedad plena, solidaria y que tenga como centro al hombre". Domínguez, Ma. del Verdún, De los espejos, la vejez y el neoliberalismo, pp..358, VI Jornadas de Psicología Universitaria, Editorial Psicolibros, Montevideo 2003

Valga este resumen histórico, tal vez extenso, para servir de introducción y de antecedente al problema de la emigración en nuestro país, ahora agravado con el hecho de que ya no emigran sólo los jóvenes, sino también personas de mediana edad y adultos mayores.

Es casi un hecho que envejecemos según a como hemos vivido y sobre todo a como hemos transitado nuestra mediana edad.

¿Qué sucede con los viejos uruguayos que emigran?

¿Qué va a suceder con los viejos del mañana que emigran hoy en su mediana edad?

¿Qué sucede con los viejos que se quedan?

¿Qué va a suceder en el Uruguay del 2025 cuando de acuerdo a las proyecciones, debido a la baja tasa de natalidad, a la emigración en masa, y al aumento de las probabilidades de vida, Uruguay tenga una población totalmente envejecida?

Sobre todas estas interrogantes que nos hacemos muchos uruguayos desde distintos lugares de nuestra sociedad, intentaré reflexionar epistemológicamente en los aspectos psicológicos por los que atraviesan los protagonistas de este problema social.

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