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Número 10 - Junio 2002

Construcción histórica en el relato autobiográfico del viejo

Enrique Lombardo
elombard@mdp.edu.ar

Rosana Peirano
rosana_peirano@sinectis.com.ar

La tarea de construcción autobiográfica enlaza la búsqueda de "documentación" interna, con investiduras mnémicas, recobrando así lo transitado, ligando eslabones de una historia. Memoria del pasado y encuentro con el presente. La evocación en el discurso del viejo urde las condiciones de posibilidad del relato reminiscente como encadenamiento de vivencias en una secuencia singular, de temporalización subjetiva.

Cada viejo aporta desde sus narraciones un acto creador nuevo de trama inédita, se recupera allí la centralidad del sujeto que se explicita en el sentido de la acción discursiva.

La reminiscencia ha sido definida como un proceso natural y universal, propio de las personas de edad 1.

También se la puede entender como una forma de construcción y completamiento de la historia familiar2 o vinculada a la transmisión de tradiciones, mitos; En este caso puede cumplir una función erogeneizante en la cual las investiduras yoicas y objetales se impregnan de lo transmisible y adquieren así una modalidad de vínculo con el presente. En este sentido y siguiendo el texto freudiano1: "(...)la unión de numerosas células de una "sociedad vital", el carácter pluricelular de los organismos, constituye un medio para la prolongación de la vida (...) la libido de nuestras pulsiones sexuales coincidiría con el Eros de los poetas y filósofos, el Eros que cohesiona todo lo viviente". La acción de transmitir en el viejo daría lugar a la posibilidad de donar el "plasma germinativo" social, cultural, familiar; reasegurándose la posibilidad de aportar contenidos simbólicos cuyos enunciados constituirían un proyecto identificatorio2 .

El viejo que cuenta su propia vida, reelabora su pasado y lo proyecta en el presente. Las modalidades evocativas no instalan necesariamente una fijeza cronológica sino que transitan los mojones afectivos desencadenantes de experiencias cristalizadas.

Provocar en el viejo la posibilidad de contar su historia de vida como herramienta facilitadora de su discurso y de nuestra escucha, atiende la urgencia de un relato no ficcional. Este discurso no hace más que promover la auto-narración como acto creador, inédito y novedoso. Instalar dispositivos que faciliten su creación verbal se liga al devenir más que al presente. Esta facilitación tendrá como meta un trabajo de ligar un pasado muchas veces idealizado con el presente a veces devaluado, que se le impondría como ajeno y con esquivas posibilidades de ser protagonizado. Se hace necesario un trabajo historizante que intente no fragmentar lo pretérito de lo actual.

La reminiscencia no es discurso en vacío; ni una pura repetición. Como formaciones anímicas complejas se encuentran amalgamadas en la realidad psíquica con verdad histórica y vivencial. Clásicamente, la reminiscencia no ha sido considerada como una actividad de ligazón con el presente sino como un signo de senilidad ( se me ocurre que lo opuesto a presente es ligazón con el pasado mas que senilidad ) pero en la anécdota relatada una y otra vez hay un intento de organización, una cierta búsqueda de ligazón con aspectos del presente; la reminiscencia se erige como la oportunidad de apropiación de lo actual.

La construcción verbalizada de su historia desgrana la trama subjetiva, confiere al viejo la instancia de relatar y relatarse, se avizora en un yo protagónico capaz de articular discursivamente sus reminiscencias y su modo de vida actual, su cotidianidad.

"(...) yo me levanto, leo el diario, después..,¡Ah, no!, antes de eso me tomo el desayuno, y después me voy a la cama y leo el diario, después me levanto, hago alguna cosita que hay por hacer y qué se yo, preparo la comida y después ... casi todos los días salimos a caminar (...) antes era imposible todo eso, Aldo se iba para el trabajo y hasta la nochecita no volvía, había que atender a los viejos, a la nena, ni tiempo había(...)".Nelly, 71 años.

su situación familiar (composición, periodicidad de contactos),

"(...) ahora vivo con mis hijos, yo primero estuve en pareja después de catorce años de viuda, no quería saber nada con nadie porque sin despreciar mi marido era tan bueno, tan compañero que me costaba.

El problema con este hombre que estoy ahora yo, él en su casa y yo en la mía, es por el problema de los hijos, no de mi parte, es por la hija de él, porque como él tiene dinero (...)". Zulema, 75 años.

su imagen corporal (cuidados, preocupaciones),

"(...)antes todo era un problema si tenía 50, eran unos, en los 60 otros, porque las tomo de otra manera las cosas, no me enfrasco en que tengo 79 años. No me hago tarzán ni ningún guapo, tengo mis años, lo sé pero bajo otros aspectos sé que tengo un montón de años y que a otros les falta (...)" .Dante, 79 años.

la temporalización de su historia,

"(...) Ehh, mire, yo era antes empleada, desde los 18 años que trabajaba y me jubilé, así que he sido empleada administrativa en el Ministerio de Bienestar Social. Trabajé hasta que me jubilé, no me preguntes la edad porque tengo unas lagunas . Perdí parte de la memoria (...)". María del Pilar, 70 años.

"(...) Y ....yo fui tan severo como jefe . A veces me pregunto si sería así ahora. Y a veces digo: ¡la pucha!, mis hijos están pagando mis maldades... me cuentan cada cosa de sus trabajos .... tienen que soportar cada jefe (...)". Alejandro, 82 años.

sus aspectos vinculares con pares, amigos, vecinos

"(...) Yo soy la mas añeja. Los que quedan son los hijos, son los nietos. Ahí, pasando el taller, uno esta en Buenos Aires y el otro que está acá no sé por dónde anda, no caminaba cuando llegó al barrio, como había u portón "rasca", tablitas nomás, el padre vivían enfrente, no caminaba todavía. Él se acuerda siempre, ya tiene casi 50 años, cuando el padre y mi marido se iban al matadero a matar chanchos. Y ellos cuando se levantaban, que empezaban a gatear, se venía acá con el hermanito, como estaba todo abierto, se venían los dos y yo que tenía el pibe mío, que no era mío pero yo lo crié y que tenía 7 u 8 años y se tomaban la leche con pan y manteca.(...)" Juanita 85 años

El relato marca un movimiento psíquico que podemos sintetizar en: evocación reminiscente, transición que permite unir la temporalidad de la evocación pasada con la actualidad en el reconocimiento de las pérdidas; transformación que le facilita al viejo verse en el hoy. En este sentido, el logro yoico es entonces, la posibilidad de transitar por nuevos significados de antiguas y actuales realidades. El yo que narra, héroe creador4 singular y de proyección colectiva, se erige como agente de cambio desde su propuesta creativa: la elaboración.

La evocación de escenas del pasado provocarían no sólo la actualización de las mismas sino la posibilidad de urdir un discurso que despliega un contraste crítico con las vivencias actuales.

El relato del viejo convoca las huellas del discurso social de su tiempo y el modelo cultural que lo ha atravesado. Se recupera en el relato su plasticidad subjetiva para actualizarlo, la comprensión singular de los procesos sociales y el efecto de las relaciones históricas establecidas. En la palabra del viejo hay una creación-grito (integrando alguna idea de Juan David Nasio5); grito útil con sentido y consentido, de "acción específica" para sí y para su entorno; despliega una construcción indómita de múltiples significaciones inter e intrasubjetivas y cuestiona las determinaciones históricas, materiales y simbólicas.

Aun desde la mirada antropológica, la reminiscencia parece avizorarse en las sociedades más modernas como la forma de hacerse presente del viejo ante la pérdida de sur rol cultural y social.

Las funciones erogeneizantes de la reminiscencia encuentran obstáculos en nuestra posmodernidad; el viejo transita diversas dificultades que entorpecerían la posibilidad de enunciarse en su relato. Lo vertiginoso de los cambios entorpecería las condiciones de posibilidad de apropiación de lo novedoso.

La validez de la palabra del viejo en el discurso actual se funda en la diferenciación frente a estos enunciados. Desde allí juzga actitudes de los otros, ubicándose por fuera de esa historia, o mejor, por encima de la misma.

En los múltiples relatos de los viejos se jerarquizan determinadas temáticas y problemáticas enlazadas a componentes significativos de conflicto, negación o articulación del pasado y presente. En este sentido el viejo, que al relatar, provoca; cuestiona desde un patrón "desactualizado"; denuncia y remarca diferencias intergeneracionales y acentúa la homogeneidad intrageneracional, reniega de las diferencias en la búsqueda de una integridad que teme perder.

Veamos un ejemplo, María del Carmen,72 años, hablando de sus nietos (dos varones de 18 y 20 años) nos relata:

"(...) Yo no entiendo a los chicos de ahora, tienen todo servido, le dan todo lo que le piden y se quejan. En mi época, nada que ver. Yo era hija única y no teníamos problemas pero uno sabía valorar lo que daban.Yo veo a estos chicos. Nada les viene bien. Pero yo no me meto, yo escucho como le piden al padre de todo y pienso para mí: ¿qué más quieren (...)".

Si bien el adolescente provoca, transgrede y cuestiona la autoridad; el viejo desde su ayer, provoca desde su relato crítico.

El deseo se constituye en fuente de conflicto, lo insaciable del deseo adolescente y lo no saciado del deseo del viejo que parece prescrito por lo social.

El relato describe y explica los significados y la intencionalidad de las actos pretéritos y actuales, las relaciones y las estructuras sociales; en tanto construcciones significativas narradas. El viejo promueve su creación en la actividad misma de jerarquizar aquello de lo cual desea hablar, esa jerarquización instituye su singular modalidad de armado de su relato.

El desafío psíquico en la vejez puede pensarse como el intento de mantenerse como participante activo en el "juego" del presente, utilizando las reglas de su historia enriquecida de y por el presente que transcurre.

La sujeción al pasado obstaculizaría la posibilidad de ser partícipes del presente; acosaría la integridad que se construye al estar "dentro del juego". He aquí parte de aquello que se "juega" en el envejecer. La integridad yoica sufre los embates del paso del tiempo, en términos de integrar aspectos del pasado idealizado, con el presente siempre cambiante y el futuro, como algo incierto, descifrable en camino, en el lugar del por-venir.

Los recursos psíquicos arbitrarían las condiciones salutíferas de continuidad entre su pasado y el presente del cual es parte, así como posibilitarían investir un futuro.

Nuestra vida psíquica puede considerarse una permanente construcción y reconstrucción sobre los cimientos de esa edad de oro que fue la infancia. En la medida que se van operando transformaciones, vamos integrando otros aspectos, vamos modernizando nuestro edificio. El envejecer es otra etapa en este proceso en la que la posibilidad de integrar pasado y presente se funda en el tomar parte activa de este presente .

La reminiscencia, entonces, propicia una potencial función psicosocial ya que le facilita al viejo dar cuenta de experiencias de satisfacción e insatisfacción acontecidas en su periplo vital. Por medio de la palabra se expresan los afectos ligados a los recuerdos, resignificados,.

Por otra parte esta función resulta constitutiva de la identidad en tanto puede operar la integración de pasado presente y futuro del anciano en un línea de historización. La palabra reconstruye desde el pasado y proyecta en el presente y por qué no en el futuro, designando un lugar simbólico posible para el viejo.

 

Notas

1 Butler R.; Lewis, M. . (1982) Aging and Mental Health: Psositive Psichological and Biomedical Approaches, St. Louis. C. V Mosby Co. Gastrón Andrés, H.

2 Freud ,Sigmund: "Más allá del principio de Placer".Capítulo 5. Editorial Amorrortu, 1992.

3 Aulagnier, Piera: "La violencia de la interpretación –Del Pictograma al Enunciado".Amorrortu, 1990.

4 .Freud, Sigmund: "El creador literario y el fantaseo". Ed. Amorrortu.1992.

5 Nasio, Juan David: "El libro del dolor y del amor". Ed. Gedisa. 1999.

 

Bibliografía Consultada y Citada

Aulagnier, Piera (2): "La violencia de la interpretación –Del Pictograma al Enunciado".Amorrortu, 1990.

Bodni, Osvaldo: "Clínica de la transmisión y el envejecimiento" en "Actualidad Psicológica"-Periódico de divulgación psicológica.Abril, 1998.

Freud ,Sigmund (1): "Más allá del principio de Placer".Capítulo 5. Editorial Amorrortu, 1992.

Freud, Sigmund (4): "El creador literario y el fantaseo". Ed. Amorrortu.1992.

Nasio, Juan David(5): "El libro del dolor y del amor". Ed. Gedisa. 1999.

Salvarezza, L (comp.) "La vejez" Una mirada Gerontológico actual

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