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Número 10 - Junio 2002

Ah!! Esta memoria....

Ma. Del Verdún Domínguez
maverd@adinet.com.uy

"No es que uno cambie,
sino que el espejo no tiene memoria"
Mario Benedetti

El modelo neoliberal fomenta el individualismo, la competencia, la imagen del viejo está devaluada, es un ser que no produce, que molesta, que produce gastos al Estado, por lo tanto se lo margina, se lo excluye. El ser humano es un ser en situación, o sea, que no se lo puede separar de la situación en la que vive.

Juan Carlos Carrasco hace alusión a la imagen valorada que es la que tiene mayor coincidencia con lo impuesto por el colectivo dominante y matizada por lo subjetivo individual.

Toda situación que ataca al Yo, produce una herida narcisista que lleva a la pérdida de autoestima. Los viejos que desarrollan sus vínculos horizontales tienen mayores posibilidades de elaborar su propio proceso de envejecimiento. El frecuentar personas que padecen y sufren sus mismos problemas, les ayuda a compartir ansiedades con relación a los cambios que les van ocurriendo, así como también se pueden apropiar de herramientas utilizadas por otros para sobrellevar determinadas situaciones.

Es de suma importancia el establecimiento de redes sociales continuas, duraderas, no sólo con las personas de su edad sino también con otras edades, es una forma de trabajar y vencer los prejuicios sobre la vejez, uno de ellos: la pérdida de memoria.

Memoria sensorial, es la encargada de la percepción de la información, y se podría dividir en:

Memoria a corto plazo, también llamada inmediata, primaria, es un almacén transitorio, volátil, tiene capacidad limitada, o sea, se pierde muy pronto, puede almacenar más – menos siete elementos y su duración es desde unos segundos hasta un minuto. Depende fundamentalmente de la atención. Dentro de este tipo de memoria se encuentra la memoria de trabajo que está más vinculada al procesamiento activo que al almacenamiento.

Memoria a largo plazo, también llamada secundaria, hace referencia a un almacén de capacidad ilimitada, y que está poco expuesto a las pérdidas.

Memoria declarativa o explícita, tiene que ver con conocimientos, hechos y datos que se adquieren por procesos de aprendizaje que ocurrieron en un tiempo y espacio.

Memoria semántica, conocimiento general del mundo, carece de marcadores temporales.

Memoria episódica, tiene que ver con la autobiografía de la persona, hechos temporo-espaciales, es el conocimiento de sí mismo.

Memoria procedural o implícita, hace referencia a habilidades aprendidas, motoras, cognitivas o perceptuales.

El título del presente artículo "Ah!! Esta memoria....es de un texto de José Saramago que fue el disparador de uno de los talleres de estimulación de la memoria:

"7 de mayo

Sobre la memoria: "La memoria es un espejo viejo, con fracturas en el estaño y sombras detenidas: hay una nube sobre la cabeza, un borrón en el lugar de la boca, el vacío donde los ojos debían estar. Cambiamos de posición, ladeamos la cabeza, buscamos, por medio de yuxtaposiciones o por movimientos laterales sucesivos de los puntos de vista, recomponer una imagen que sea posible reconocer como todavía nuestra, encadenable como ésta que hoy tenemos, casi ya de ayer. La memoria es también una estatua de arcilla. El viento pasa y le arranca, poco a poco, partículas, granos, cristales. La lluvia ablanda las facciones, hace decaer los miembros, reduce el cuello. Cada minuto lo que era dejó de ser, y de la estatua no restaría más que un bulto informe, una pasta primaria, si también cada minuto no fuésemos restaurando, de memoria, la memoria. La estatua va a mantenerse de pie, no es la misma, pero no es otra, como el ser vivo es, en cada momento, otro y el mismo. Por eso deberíamos preguntarnos quién de nosotros, o en nosotros, tiene memoria, y qué memoria es ésta. Más aún: me pregunto qué inquietante memoria es la que a veces se impone de ser yo la memoria que tiene hoy alguien que ya fui, como si al presente le fuese finalmente posible ser memoria de alguien que hubiese sido". (Fragmento, con modificaciones, de un texto que publiqué en algún sitio, no sé cuándo. ¡Ah, esta memoria!)".

A partir del texto de Saramago se le dio al grupo la consigna de que reflexionasen sobre la memoria, la vejez, los prejuicios. Transcribo lo que escribieron algunas de las integrantes porque es muy significativo:

"....cuando pienso en mi memoria pasada, creo albergar a varias Catalina-yo misma, sí, pero distinta y distante- dentro de un nido interior oscuro y desconcertante como la vida misma, desde el nacimiento a la muerte. Que a mi cuerpo fisico lo vivo como si fuera algo ajeno, deformado por los acosos de la vejez, a la que quisiera alejar un poco de mí en su camino inexorable.....La historia de Catalina –yo- como en un sueño, la imagino discurriendo y transcurriendo sobre mi persona como si ‘aquella’ que fui hubiera estado hecha de arena, sometida a la movilidad de una continua disgregación y transformación por tantos aconteceres y sentimientos. A retazos me reconozco en esa historia-sueño, y según las etapas me esfuerzo en reconstruir lo pasado. Sin embargo, la recomposoción no por constante deja de resultarme a veces desesperadamente estéril: quién soy realmente, si sé que a este puzzle para siempre le faltarán piezas...En qué consiste el tiempo de los relojes que tanto me sobrecoge?"

"En el transcurso del tiempo he ido perdiendo fragmentos, unos grandes, otros pequeños y por momentos he podido reconstruir en parte algunas de esas pérdidas. No estoy segura de la reconstrucción, pero, no importa, lo que vale es el sentirme viva, otra vez de pie. Quizá haya experimentado el sentirme un espejo viejo fracturado, en períodos críticos, cuando los nubarrones me aplastaban de tal manera que impedían la obra de reconstrucción. Pero esos momentos no los recuerdo, prefiero que permanezcan en el baúl de los olvidos".

"Cuando nos contemplamos en un espejo, notamos la erosión del tiempo en nuestras personas. Dónde están aquellos ojos vivaces, tal vez llenos de picardía, de sueños futuros, dónde el cutis terso y sonrosado? Ya sólo quedan ojos cansados de tantas vivencias, apagadas pupilas que de tanto en tanto tienen ramalazos de vida pasada. La huella del tiempo ha quedado impresa en nuestras macilentas mejillas como cuando trazamos arabescos con un lápiz en una cartilla. Lo penoso es que la primera imagen está tan próxima en la memoria con la segunda que a veces nos parece que no contemplamos a la misma persona. Las hojas del calendario han vivido un eterno otoño por la velocidad con que han transcurrido estos años. Cuesta aceptar que ya nuestro rostro, nuestros ojos, nuestro cuerpo, no son el de ayer. El espíritu prevalece sobre la envejecida materia."

Estas mujeres, profesionales de estudios terciarios, a partir de un texto que es muy fuerte, diría que por momentos es de una desgarradora realidad, han descripto su sentir, y su pensar con respecto a la memoria y a la vejez.

Ahora bien, qué hay detrás de esto, llegaron a los talleres de memoria diciendo "que estaban perdiendo la memoria, otras por prevención, otras para agilitar y hacer trabajar las neuronas", todas o casi todas, con el prejuicio que con la llegada a la vejez se pierde la memoria, como si el reloj del tiempo marcase (deteriorase) algo tan complejo como es la memoria.

Científicamente no está comprobado tal deterioro, o por lo menos, no hay unanimidad de que así ocurra. Sí ocurren olvidos benignos, ahora, ¿quién no los tiene? ¿A qué edad no se tienen?

Qué sucedió cuando estas mujeres atravesaban la mediana edad?, según Salvarezza en como se atraviesa esta etapa de la vida, es como será la vejez.

En esa etapa de su vida, nuestro país estaba en dictadura militar, muchas de ellas exiliadas, otras con hijos presos o desaparecidos, o sea, que en una etapa que podría llamarse de preparación para un buen envejecer, donde la vida "debería" ser estable, tranquila y haciendo un balance, estas personas estaban empezando de nuevo en otro país, o sufriendo los horrores de la dictadura.

Esto indudablemente las marcó, cuántas cosas que no se quieren recordar, cuántas cosas que no se pueden olvidar, pero, se olvidan porque traen demasiado dolor, y se recuerdan y traen mucho sufrimiento.

Cuánta depresión, y ansiedad está jugando en la memoria, sin olvidar los prejuicios, ni el imaginario social que pesa sobre la pérdida de memoria en la vejez, todos estos factores, cómo están influyendo, cómo se entretejen en un laberinto que como saldo final deja olvidos no deseados, olvidos de la cotidianeidad no deseados, y que a su vez generan más ansiedad y en algunos casos depresión por "creer que se está perdiendo la memoria".

Cómo están influyendo todos estos factores en la falta de atención, en la falta de concentración. Pues si a esto le sumamos los problemas cotidianos, económicos, de soledad, los duelos de la vejez, todas las pérdidas reales o no.

Los talleres apuntan a separar la paja del trigo, en este aspecto, cuánta pérdida hay en realidad, y cuánto están influyendo otras variables que no tienen que ver con la memoria en sí misma, sino con la vida. Los señalamientos pertinentes, los ejercicios y dinámicas, asi como compartir un grupo pequeño, las diferentes herramientas sirven para reactivar las funciones de la memoria, no estoy haciendo referencia a los casos de demencia senil o a los síndromes neurológicos severos, ya que para esos casos no son estos talleres.

Estos grupos no son terapéuticos, por esta razón se hacen señalamientos y no interpretaciones, pero, bien sabemos que todo grupo tiene de por sí funciones terapéuticas.

Para finalizar quisiera mencionar que los talleres son de suma utilidad para los adultos mayores en lo que se refiere a la reactivación de la memoria, tejen nuevas redes sociales, se integran, y sobre todo toman conciencia de que su pérdida de memoria no es tan mala como pensaban o creían.

Notas

* El nombre fue cambiado para proteger la identidad de la participatente del taller.

Bibliografía:

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Acuña, M y Risiga M., Talleres de Activación cerebral y entrenamiento de la memoria

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Fernández-Ballesteros, Rocío, Psicología del envejecimiento: crecimiento y declive, Universidad autónoma de Madrid.

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Salvarezza, Leopoldo, Factores biológicos y sociales que inciden en la Psicología del envejecimiento, fotocopia.

Salvarezza, Leopoldo, Psicogeriatría, teoría y clínica, Editorial Paidós, Buenos Aires, 1988.

Saramago, José, Cuadernos de Lanzarote , Editorial Algaguara, Madrid, 1998

Zarebski, Graciela, Hacia un buen envejecer, Emecé editores, Buenos Aires

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