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Se expresan los adultos mayores

Ejercicio de imaginación

Nelly Bertelli

Escribir un relato fantástico

Los anuncios decían": Después de hacer el mundo Dios buscó un lugar para descansar y vino a esta isla." La foto de Las playas, la vegetación, todo, ayudó para terminar de decidirme. Y fui llena de alegría y expectativas. Al llegar comprobé que todo lo leído era verdad. Más aún, lo superaba. El aire cálido, perfumado por el penetrante olor a flores exóticas y el mar...verde esmeralda salpicado a lo lejos por algunos " motus"con palmeras; con peces de colores que se veían apenas uno se acercaba a la orilla.

El día, con sol brillante, lo pasaba tendida en la arena o bien nadando en el mar. Algunas personas practicaban buceo, yo noSiempre le tuve cierta desconfianza al fondo del mar.

Los pocos habitantes que tiene la isla nos trataban tan bien, que ayudaban a que todo fuese perfecto.

Si hubo algo que me recomendaron varias veces fue que permaneciera en la playa para ver caer el sol en el mar, al atardecer. Así lo hice. Es increíble ver los distintos tonos de rojos que toma el paisaje a medida que el sol, como un plato de fuego, se va metiendo lentamente en el mar. El silencio es apenas roto por los últimos cantos de algunos pájaros que ya buscan su refugio en los árboles.

Cuando volví a mi cabaña, borracha de tanta belleza, me dispuse a descansar. Había pasado una hora y me despertó un dulce canto, desconocido. Presté atención, escuché, miré por la ventana pero solo vi unas rocas y el mar que con su continuo vaivén dibujaba extrañas figuras. Intrigada a la mañana siguiente lo primero que hice fue preguntar a un nativo que era esa canción y quién la cantaba. Con tranquilidad, como si fuese algo natural me dijo que era una sirena ! Una sirena!? No lo podía creer. Si la quería ver tenía que hacerlo después que el sol ilumina el fondo del mar, que es cuando ella sale.

Esa tarde, allí estaba. No pasaban nunca las horas. Escondida detrás de unas matas esperé a que se repitieran todos los momentos que había vivido el día anterior. Rojo intenso, luego silencio. Oscuridad. Solo la luna iluminaba la playa. El mar estaba más tranquilo que nunca. Un ruido a golpes en el agua llamó mi atención. Me pareció ver una aleta que sobresalía del agua. Pero no. Todo era quietud. Un ruido a burbujas llevó mi mirada hacia una roca entonces pude ver como salía del agua una cabellera rubia, larga que enmarcaba un hermoso rostro. El torso pequeño, armonioso, lucía desnudo. Pensé- es una bella mujer- pero grande fue mi sorpresa cuando emergió su cuerpo del agua ¡era una sirena! Las escamas de su cola brillaban plateadas a la luz de la luna. La aleta apenas salía del agua.

No se como pude permanecer inmóvil y en silencio. Vi como se sentó en la roca y comenzó a cantar. Un frío helado me corrió por todo el cuerpo a pesar de lo cálido de la noche. No tengo idea del tiempo que pasó pero en un momento vi que se dejó resbalar por un costado de la roca, se sumergió y desapareció.

A la mañana siguiente le comenté al nativo que había visto cantar a la sirena. Sentado en la roca y sin levantar la mirada de la madera que estaba tallando dijo:-Sigue llamando y esperando al joven, del que un día se enamoró.

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