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Curso Virtual:
Educación para el envejecimiento

Bibliografía:
PASAJEROS del TIEMPO
( La idea de muerte propia en los Adultos Mayores)

( adaptación del trabajo presentado en el Congreso de la SIP, San Pablo. 1997)

Dra Virginia G. de Viguera

tiempo@psicomundo.com

"...la muerte, esa inquerida meta del futuro..."

M.Benedetti

"Los que nacen, contraen la deuda de morir"

(proverbio vasco citado por Aizcorbe)(5)

 

La Idea de la muerte

La muerte plantea en este vertiginoso final de siglo una variada problemática que va desde su definición, en la que al fin los investigadores parecen ponerse de acuerdo , hasta el acto de morir para que sea, como apunta Mainetti: "el bien morir, la muerte con dignidad, la autodeterminación o la autonomía frente al proceso de morir, con ese asalto tecnológico realmente dramático y muchas veces trágico..."(15)

Y junto a estos enfoques, una gama de aproximaciones a lo que en definitiva es un hecho cotidiano, un implícito de la vida, talvez la única certeza que tiene el hombre. Si bien la consideramos de esta manera ésto no implica racionalizarla de tal modo que quede descorporizada, sacada de contexto; por el contrario trabajamos con la idea de la muerte propia como ese hecho universal y necesario tiene su repercusión en cada uno de los humanos en forma singular y única .

Pero si trabajar la muerte en general es problemático; hacerlo cerca de los que están por morir es aún más penoso, difícil, despertando sentimientos encontrados.

En nuestro enfoque abordar la idea de la muerte propia es tanto más angustiante como necesario, si entendemos como tal querer ayudar a que la calidad de vida en lo que hace a una actitud psíquica saludable sea una realidad. Nos movemos entonces con la representación de muerte que tienen ahora y acá los Adultos Mayores.

Alizade bien dice: "Los idearios de la muerte comprenden las ideas y los afectos que determinado contexto socio-cultural engendra respecto de ella". (3)

El tema de la muerte eterno como el tiempo que lo enmarca, es vasto, inquietante y talvez el más movilizador, al devenir la herida más impiadosa que marca a la condición humana.

Abordado desde distintas disciplinas: filosofía, antropología, literatura, medicina, psicología, que enfocan el quehacer del hombre, la muerte al igual que la vida, está condicionada por factores biológicos, psicológicos y socio-culturales.

Si bien es una inquietud que aparece en cualquier momento de la vida, basta toparnos con la muerte más o menos cerca, para que la idea se vuelva movilizante pero siempre en estos casos, es claro que la muerte es de otros, es ajena .Otros son los que se mueren y nos interrogamos entonces frente a ella, desde la realidad, la fantasía o la creación .

La muerte y el envejecer

Ubicar el fenómeno del envejecer con todas sus implicancias en este polémico final de siglo, sólo puede hacerse tomando en consideración los múltiples factores que interactúan generando resultantes no siempre previsibles. Tomamos el envejescente y nos referimos a éste como el que está cursando entre los 55 y los 75 años, lapso que consignamos como el envejecimiento. Menciono en relación a esta nominación que, al extenderse la esperanza de vida, es ésta etapa, la del envejecimiento, la que más se alarga y tenemos entonces los Adultos Mayores, llamados viejos-jóvenes por los norteamericanos y los viejos, que para ellos son los viejos-viejos, después de los 75 y principalmente llegando a los 80 años.

Los envejescentes se encuentran en este proceso del envejecimiento con otra cara de la muerte, ya no son solamente los otros los que mueren, es la muerte propia la que comienza a preocuparlos y se presenta de la mano de la idea de tiempo.

Es sabido que los jóvenes no se preocupan demasiado por el tiempo, creen contar con él para siempre, el "algún día", "mas adelante", "en el futuro" son expresiones comunes. Subjetivamente ellos no registran el paso del tiempo.

Pero el tiempo, el más implacable, tirano e inexorable de las dimensiones en donde transcurre el hombre nos recoge cuando nacemos y nos hace bajar cuando nuestro reloj genético, o el destino o nuestro plazo ha terminado. Y este contacto con el tiempo, con el tiempo transcurrido y con el tiempo por venir, es el que hace que el Adulto Mayor tome conciencia de él.

Ocurre que el espejo y la mirada del otro muestran que se ha cambiado, que todo deviene pasado a poco de ocurrir, dan cuenta de lo efímero e irrecuperable y entonces se quiere detener, atrapar al tiempo.

Aparecen la angustia y las quejas por lo no vivido, el duelo por las pérdidas se pone en marcha y junto a él la idea de vejez y muerte.

El encuentro con la condición de mortal

La vivencia de lo inevitable, de la finitud y transitoriedad del ser humano, la idea de ser mortal es tomada de distinta forma por los Adultos Mayores. La propia muerte no puede ser vivida, esto es no tenemos conscientemente registro de ella y tampoco huella inconsciente, al decir de Freud. La única vivencia cierta es la de "no ser" y ésto a través del conocimiento que nos da la muerte de los otros.

El monto de angustia que suscita el pensar en la muerte es en ocasiones muy reprimido movilizando defensas construidas a través del tiempo. Los temores que desencadena están relacionados ya al acto de morir, ya al después de la muerte.

Sea que se considere el morir como la instancia final o como el tránsito a otra cosa, esto despierta miedo, sentimiento de posible sufrimiento pero en especial de extrema soledad y desamparo. En torno al después , se agrega el miedo a lo desconocido.

Los que trabajan con la creencia de la existencia de nuevas vidas o reencarnaciones como los orientalistas , o con el encuentro con Dios y con los seres queridos ponen muchas atención al cuidado de estos conceptos, pero igualmente que trabajemos con la idea de muerte como final, como no existencia, ubicamos el centro del enfoque en el vivir.

El trabajar la muerte como algo inherente y necesario de la vida deviene en valorizar el tiempo de vivir.

Las actitudes frente a la idea de la muerte han ido variando a través del tiempo y de las distintas sociedades y culturas como nos lo indica la bibliografía, como ej. vemos como el despliegue de la cultura posmodernista con su lógica del consumo, su desprecio por la experiencia pasada, la urgencia de vivir rápido y del tener, no soporta la muerte porque es no tener y trata de negarla o de ponerla fuera de la vista de los otros ( la muerte solitaria con los respiradores, sondas y sueros como únicos acompañantes).

Pero también las actitudes se modifican a lo largo de la propia vida y en relación a la realidad socio-cultural de cada individuo, lo que le imprime un sello único.

Esto está dado en gran medida por la historia personal en cuanto a pérdidas vividas y forma de elaborar los duelos frente a las mismas y también por el contexto afectivo con el que cuenta el Adulto Mayor.

Al Adulto Mayor ya no le es útil pensar la muerte a través de lo "mágico" y la omnipotencia para decir "yo no ". La angustia y los miedos aparecen , dependiendo de la cantidad y calidad de estos síntomas que hablamos de normalidad o patología.

Hay una problemática común o normal del envejescente, como la hay en el adolescente, centrada en la elaboración de duelos y resignificación de lo vivido. El Adulto Mayor puede tomar una actitud de negación o aceptación de la idea de la muerte propia y dentro de la aceptación hacerlo en forma pasiva, resignada llevando implícito una espera de la misma aunque todavía no esté anunciada. Por el contrario , la aceptación activa conlleva una apuesta al vivir, con la mejor calidad de vida posible.

Aplicación

Dentro del marco del Programa de Educación Permanente para Adultos Mayores, desarrollamos un Taller de Reflexión sobre el envejecer. En este taller implementamos lo que cada vez más se entiende como imperioso que es la educación para el envejecimiento.

A partir de la recomendación hecha por los organismos de salud internacionales ( OMS, OPS,) en cuanto a intensificar la promoción y la prevención de la salud, la Educación para el envejecimiento consiste en informar y reflexionar acerca de todo lo que hace al proceso del envejecer, sus características, los cambios bio-psico-sociales que lleva implícitos, la importancia del auto-cuidado y de la autonomía. Trabajamos sobre los prejuicios e ideas erróneas que conforman el imaginario social, para ayudar a desaprenderlos.

Abordamos la reminiscencia , generalmente mal considerada desde los estereotipos sociales; algunos mayores dicen no poder o no querer recordar, ya que prefieren centrarse en el presente. Aclaramos entonces que la reminiscencia es la función que permite recordar pensando, hablando, relatando o intercambiando con otros, experiencias, vivencias, expectativas, ilusiones, en fin, tiempos vividos con mayor o menor alegría, con mayor o menor dolor. Si hay una resistencia a recordar es precisamente porque esos recuerdos reprimidos están ligados a pérdidas que no han sido elaboradas.

Insistimos en la importancia de incorporar el pasado con toda su riqueza y vitalidad a este presente integrando así a través de una vivencia de continuidad, una historia de vida siempre personal, singular, única.

Consideramos con especial atención, el duelo, familiarizando a los participantes con el término, y la certeza de que es un trabajo psíquico de adaptación, universal y necesario para poder elaborar satisfactoriamente todas las pérdidas, habida cuenta que el envejescente las ha ido acumulando en distinto grado y significado, y que muchas de ellas quedaron sin duelar.

Los Adultos Mayores pueden ver como permitiéndose dar lugar a este trabajo de duelo, a través de esos recuerdos, expresados en el grupo oralmente o por escrito, esto los alivia y les posibilita liberar energías para ponerlas en nuevas actividades.

Insistimos en la actividad como manera válida de ir construyendo un buen envejecer, bajo el lema de "se puede aprender durante toda la vida", ofrecemos talleres de creación, recreación, aprendizaje de diversas asignaturas, promoviendo el intercambio grupal y nuevos espacios para que los Adultos Mayores vuelvan a sentirse vigentes, útiles, reinsertándose en la sociedad.

Además porque los modelos tradicionales ya no son válidos , son precisamente estas generaciones de Adultos Mayores, cuyo envejecer cabalga sobre los dos siglos, los que tienen el desafío de delinear y forjar nuevos modelos.

Cuando tomamos el envejecer como proceso y hablamos de los cambios , entre ellos los psicológicos, ponemos especial atención al trabajo con ciertas ideas que bullen en la cabeza de los envejescentes como son las de tiempo, vejez y muerte. La respuesta no es homogénea frente a estos temas; la negación, el rechazo explícito o el temor se suelen manifestar al comienzo.

La contención a través de una actitud cálida y tranquila que debe tener el coordinador, como así también el compartirlo con un grupo que actúa de sostén emocional hacen que se pueda abordar. A poco de andar se nota una distensión, un alivio, un valorizar energías y volcarlas en proyectos que signifiquen una mejor calidad de vida.

Algunos recortes de viñetas

1. varón, tomó contacto con la muerte propia a través de un infarto que le sirvió como él dice, "de bisagra", ya que le permitió cambiar totalmente su visión de la vida y relativizar los acontecimientos cotidianos, valorizándolos más. Desde entonces piensa siempre en la muerte pero para apreciar más la vida. Opina además que el morir es el único hecho democrático. Le preocupa el momento de morir por si viene acompañado de dolor físico, le teme al dolor, no a la muerte a la que considera como una liberación y la eterna paz.

Profundamente religioso cree que al morir conocerá la verdadera justicia.

2. mujer, viuda, de buen nivel socio-cultural, concurre a la consulta psiquiátrica con un acceso de pánico frente a la vivencia de muerte que le ocurre mientras está compartiendo una reunión con unas amigas. Se siente de pronto desubicada en ese lugar y el miedo la lleva a ir corriendo hasta su casa y acostarse en posición fetal hasta que decide la consulta.

3. mujer, viuda, frente a una luxación de tobillo que le impide caminar,

( siempre fué sumamente activa e inquieta) de golpe siente que está como paralítica, no puede mover ambas piernas. Se asusta mucho. Pregunto sobre este miedo y me dice: "senti un miedo de muerte".

4. mujer, "en la muerte, en mi propia muerte pienso con bastante frecuencia... aunque hablar de la mue rte no me produce una sensación de felicidad, sí siento alivio, es como liberar una sensación de angustia y me tranquiliza....

5. mujer, "como vivi en el campo, la muerte era una presencia más, que no se pensaba, sucedía. Ahora pienso en la muerte desde ambas caras de la moneda. La muerte del ser amado por el gran dolor que genera, el sentimiento de impotencia, de vacuidad, de desesperanza.....

La muerte de mí misma la veo como terminación de una vida que no fué plena. Creo que el mayor temor es el acceder al dolor físico y la angustia por ello me preocupa. El después... no me inquieta.

6. mujer, "pienso muchas veces en mi muerte, especialmente cuando no me siento bien y me asusta. .... me preocupa el momento que precede al morir, el sufrimiento, la enfermedad, el dolor....

No le temo al después porque creo que existe algo después de esta vida física, algo superior... Creo muy útil el charlarlo porque es como que nos vamos acostumbrando y a la vez vemos que nuestros temores son compartidos."

7. mujer, "pienso frecuentemente. Tengo mucho miedo al sufrimiento. Pero simultáneamente se me representa la vida, la música, la naturaleza y entonces quiero vivir, disfrutar, querer, trabajar, leer y no perderme nada de todo lo hermoso que se puede hacer. El después de la muerte no me interesa. Todo termina y punto. Creo que el ser humano se perpetúa en el recuerdo que deja..."

8. mujer, "mi propia muerte no la tengo muy clara, la veo lejana, la quiero lejana pero temo el deterioro mental más que la muerte en sí. Tratar el tema de la muerte es interesante porque elaborarlo y mirarlo desde distintos puntos de vista hace que se pierda un poco el temor. Con sólo pensar en la muerte , me hace valorar más la vida y disfrutar."

Ayudando a comprender y asumir la muerte propia con los miedos que ello implica, revalorizamos desde ahí, el tiempo de vivir, con una connotación nueva cual es el incorporar los permisos para el placer, la alegría y el disfrute del tiempo libre.

El envejecer no se detiene, el tiempo implacable marca sus pasos, no hay recetas ni mágicas ni milagrosas para re-mediar este proceso devolviendo la juventud pasada.

Consiste en cambio en tomar conciencia, esto es posicionarse en el envejecer y rescatar todas las potencialidades a través de variadas actividades elegidas libremente: espacios creativos, solidarios, de esparcimiento, de intercambios, de aprendizajes, de reflexión, de trabajo corporal, sociales, etc.

Destacamos entonces en nuestro enfoque, que si bien el tiempo es una dimensión infinita, el tiempo personal es finito, acotado. Que somos pasajeros del tiempo, lo tomamos al nacer y lo dejamos al morir; que el morir está incluído en el privilegio del vivir y que el envejecer es un triunfo de la supervivencia pues sólo envejecemos si la muerte no ha llegado antes.

Concluimos diciendo que si los Adultos Mayores tienen, además, la posibilidad de ir aprendiendo nuevas estrategias para adaptarse al medio socio-cultural que les toca vivir, esto les permitirá, a la vez, trasmitir a las nuevas generaciones sus experiencias de vida y el nuevo modelo de envejecer.

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Algunas referencias bibliográficas

1-Abadi, M. En torno a la muerte. En La Fascinación de la muerte. Bs.As. Paidós 1973.

2-Alizade, A. Uno morirá. Rev.de Psicoanálisis. N*4. Bs.As. 1988.

3-Alizade, A. Clínica con la muerte. Amorrortu. Bs.As Mayo/ 1996

4-Andrés y ot. Vivencias y actitudes frente al morir y a la muerte en Adultos Mayores. Rev.Med.Terc.Edad N*4, Bs.As. 1986.

5-Aizcorbe,R. Pensar la muerte. Edit. Occitania. Bs.As. 1992.

6-Bender y ot. Calidad de muerte. Edit. Tea. Madrid. 1996.

7-Deutsch,M. Algunos apuntes sobre la muerte. Temas de Psicoan. N* 16, Montevideo. 1991

8-Freud, S. Duelo y Melancolía. En O.C. T.XIV. Amorrortu. Bs.As. 1990

9----------- Nuestra actitud frente a la muerte. En O.C. T.XIV.Amorrortu. Bs.As. 1990.

10-Gadow S. Aging as Death Rehearsal: The Oppresveness of Reason. The Journal of Clinical Ethics, Vol7. N*1. Spring 1996.

11-Garaoz, M. Antropología de la muerte. Rev.Geriátrika 9 (5) 1993.

12-Grimberg, J. Sobre la aceptación de la muerte propia. Rev. de Psic. N* 1.` Bs.As. 1993

13-Komarovsky,S. La crisis de la edad media de la vida. Acta Psiq.y Psic.de A.L. 32. Bs.As. 1986.

14-Kubler-Ross. E. La muerte: un amanecer. Luciérnaga. España. 1991.

15-Mainetti ,J Simposio del nacer y del morir. Aspectos de las nuevas tecnologías aplicadas en reproducción humana y en el proceso de la muerte. Rev.Quirón N*3, La Plata setiembre de 1994.

16-Mishara y ot. El proceso del envejecimiento. Cap. VII. Edit. Morata.Madrid.

17-Palicio,D y ot. Posturas ante la muerte. Rev. Geriátrika. N* 9. 1987.

18-Rossano,G. La etapa de morir.... Rev.Mex.de Geron. N*2. 1989.

19-Rovalleti, M. El sentido de la muerte propia. Acta Psic.y Psiq.de A.L.N*30. Bs.As. 1984.

20-Sahovaler,J. Pensando la muerte. Rev. de Psicoan. N*1. Bs.As.marzo/1995.

21-Salvarezza L. Psicogeriatría. Edit. Paidós. Bs.As. 1988.

22-Serra Desfilis y ot. Preparación para la muerte propia y trabajo de duelo a lo largo del proceso del envejecimiento. En Tratado de Psicogerontología. Edit. Promolibro.Valencia.1996.

23-Viguera, V. El Adulto Mayor y la idea de la muerte. Trabajo leído en las 1eras Jornadas de Tercera Edad. Bs.As. Junio/1991.

24-Yampey, N. Sobre cambio y conflicto. Acta Psiq.y Psic. de A.L. 33.

Bs.As.1987.

 

Se puede consultar bibliografia mas extensa


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