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Curso Virtual:
Educación para el envejecimiento

Vivir la vejez positivamente

José Luis Conde Salas

 

Índice

1.- Ser mayor y / o sentirse mayor

2.- El envejecimiento del cuerpo

3.- La vivencia del propio envejecimiento

4.- Las personas mayores y su entorno

5.- Los grupos de personas mayores: procesos y cambios

6.- Referencias bibliográficas

 

 

 

1.- Ser mayor y / o sentirse mayor

Resulta difícil definir este sentimiento, o incluso este hecho personal, con criterios objetivos. "Los años no pasan en balde", "Me canso más", "He notado que he perdido memoria", oímos con frecuencia por una parte. "No tengo tantas ilusiones", "Parece que todo se ha terminado", "Me siento vacío-a", escuchamos por otra; las primeras expresiones hacen más referencia al proceso de envejecimiento físico, las segundas a vivencias relacionadas con lo personal y lo psico-social. Los procesos biológicos y las concepciones sociales sobre la vejez van tomando cuerpo, aunque con notables diferencias individuales: las pequeñas discapacidades físicas, la jubilación, la menopausia, la emancipación de los hijos, la pérdida de presencia e influencia social, etc., son diferentes fenómenos de estos procesos. Perder alguna cosa parece que está en la base del inicio de la vejez. Podríamos argumentar que también, en otras etapas de la vida se pierden cosas; sin embargo los finales, las pérdidas en la vejez, pueden ser vividas, y a veces lo son, como algo que no va a poder recuperarse más, compensarse o suplirse.

De la capacidad de compensar, suplir, conservar o rememorar, ya sea en el plano real o en el plano psíquico, lo que hemos sido, van a depender en parte las vivencias de esta etapa; de cómo afrontamos las pérdidas y también de sí sabemos afrontar el futuro y seguir creciendo como personas.

¿Es posible seguir creciendo y desarrollándonos cuando uno es Mayor?, ¿No puede ser esto más que una falsa ilusión o peor, una terrible ironía?. Todos conocemos a personas que lo llevan mejor y otras peor. Incluso hay personas que teniendo una edad avanzada dicen sentirse estupendamente bien; suelen explicitarlo haciendo referencia al espíritu joven. Viejos jóvenes, envejecer con éxito, viejos sabios, vejez saludable, por una parte y vivencias catastróficas, negación de la vejez, envejecimiento patológico por otra; son múltiples las formulaciones acerca de estos procesos en diferentes sentidos. El profesor Aranguren1 diferenciaba entre ser Mayor y sentirse Mayor, reservando el primero de los términos para lo que llamaba Tercera Edad y el segundo para la llamada Cuarta Edad, en la cual la asistencia de los demás se haría inevitable. Subrayar no obstante la importancia de ciertos procesos en el área psíquica: una cierta aceptación serena de los elementos propios de cada edad, una actitud optimista respecto a las propias posibilidades, una estructura yoica lo suficientemente autónoma como para, poner en primer plano el propio proyecto vital, que permita al mismo tiempo seguir conectado al entorno social, familiar y personal, y una actitud flexible en los momentos de dependencia, serían algunos de los elementos que facilitarían una vivencia más positiva.

Las concepciones desarrolladas aquí van en el sentido de potenciar una mayor aceptación, un mayor crecimiento personal y un mayor bienestar en esta primera etapa de la vejez, así como retrasar y preparar también el advenimiento de la segunda.

 

2.- El envejecimiento del cuerpo

La conceptualización de envejecimiento primario y envejecimiento secundario referida al cuerpo, nos permitiría por una parte aceptar como normales unas dificultades que afectarían al conjunto de los humanos, matizadas por su herencia genética, y por otra incidir en aquellos hábitos y estilos de vida sobre los cuales se puede ejercer una tarea de prevención respecto a las enfermedades y discapacidades.

Desde hace tiempo, diversas investigaciones han puesto de relieve la importancia de las medidas preventivas referentes a los hábitos y estilos de vida. El primer estudio longitudinal de la Duke University (Palmore, 1969)2, señalaba una serie de factores de riesgo de mortalidad, ordenados de mayor a menor: Tabaquismo, Bajo cociente intelectual, Poca educación, Situación financiera deficiente, Insatisfacción en el trabajo y Relación sexual poco frecuente en el hombre e insatisfactoria en la mujer.

Por otra parte, los estudios de Berkman, Breslow y Wingard (1983)3 pusieron de manifiesto la relación entre el riesgo de muerte y siete variables: 1. Actividad física; 2. Consumo de Tabaco; 3. Consumo de Alcohol; 4. Obesidad; 5. Hábitos de sueño nocturno; 6. Desayuno diario; 7. Comer entre horas. El seguimiento de 9 años y medio sobre una muestra de 6.928 sujetos permitió encontrar una relación significativa en los cinco primeros ítems, que se cumplía en todos los sectores de edad, incluido el grupo de más edad (60-69 años). Los autores comprobaron también que el riesgo de muerte aumentó consistentemente cuanto menor fue el número de prácticas de salud. (1,7 y 4,0 veces superior para hombres y mujeres en los grupos de menores prácticas, en las edades 60-69 años).

Ursula Lehr (1994)4 también considera también la actividad como un elemento preventivo de primer orden. En relación con la actividad física, subraya que es uno de los requisitos más importantes para lograr una Vejez gratificante, tanto por los logros en el ámbito físico: fortalecimiento del sistema muscular, aumento de la flexibilidad, entrenamiento de la coordinación, mejora de la rapidez psicomotriz y de la resistencia, como por los logros relativos al bienestar psíquico: mejora de la sensación subjetiva de bienestar y de las capacidades de aprendizaje y memoria, aumento de la autoestima y de la capacidad de relación y contacto social.

Asimismo, con relación a la actividad mental, considera que la mayoría de los estudios longitudinales han llegado a la conclusión de que las personas mentalmente más activas, los individuos con un C.I. más alto, con una mayor gama de intereses, una más amplia perspectiva de futuro y un mayor número de contactos sociales llegan a la Vejez con una sensación más profunda de bienestar psicofísico. De forma específica cree que la reducción de la actividad mental puede acelerar el proceso de envejecimiento.

Para resumir la importancia de la prevención respecto al envejecimiento físico podríamos citar un texto del propio autor, Conde (1997a)5, referente a la Prevención de las Patologías y Promoción de la Salud en las Personas Mayores, en el cual se recopilan algunos hallazgos reseñados en Rothschild (1987)6, Buendía (1994)7 y Hoffman, Paris y Hall (1996)8, entre otros:

 

1. El ejercicio físico: Conservación de las capacidades físicas

a) Salud Física

b) Salud Psíquica

c) Participar en alguna actividad de este tipo

 

2. Prevención de las enfermedades y Promoción de la Salud

a) Los Hábitos Alimenticios. La Dieta.

b) Los Hábitos Tóxicos

c) El Control Médico

d) El Descanso e Higiene Personal

 

3. Actividad mental: Conservar y mantener las capacidades Intelectuales.

a) Las capacidades Sensoriales

b) Las capacidades intelectuales: Atención, Velocidad de procesamiento e Inteligencia.

d) La Memoria

 

3.- La vivencia del propio envejecimiento

Como dice Berezin9, podríamos pensar que la vivencia positiva del envejecimiento dependería exclusivamente de que las dificultades físicas no fueran lo suficientemente graves o bien que las circunstancias externas (familia y entorno) nos fueran del todo favorables.

"Todo intento de comprender el envejecimiento atendiendo sólo a las circunstancias externas, con exclusión de los factores intrapsíquicos, resulta una empresa parcial absurda. Por desdicha, hay quienes consideran los trastornos del envejecimiento atribuyéndolos esencialmente a factores externos. Este criterio, cuando se reduce a lo fundamental, supone que todo cuanto hace falta es rectificar las condiciones externas, proveer las necesidades materiales de la existencia, para que no haya anciano que, como por arte de magia, no se sienta bien". M. A Berezin (1972)

Ciertamente son factores importantes, aunque también depende en parte de nosotros mismos que nuestros condicionantes biológicos y/o sociales sean mejores o peores, o en última instancia los sepamos vivir de una forma u otra. Se hace necesario en la medida que uno se aproxima a la Vejez activar las capacidades de elaboración, es decir de comprensión y aceptación del momento vital en el que estamos.

Erikson10, desde una perspectiva psicosocial, utiliza el término Integridad para referirse al proceso que hace una persona mayor respecto a sí mismo y a los demás. Lo utiliza en varias acepciones de las cuales queremos resaltar dos: en primer lugar referido a la necesidad de integrar en el "yo", lo que uno es, lo que ha sido y lo que será, y en segundo lugar a una defensa de la propia integridad, frente a las amenazas internas o externas a que el individuo puede estar sometido

Vamos a intentar situar aquellas tareas que desde el punto de vista del sujeto, del yo, pueden contribuir mejor a una vivencia más positiva de la Vejez.

a) En primer lugar la consideración de la Vejez como una etapa más de crecimiento personal, en la que las actividades, las ilusiones y las relaciones con los demás, pueden y deben mantenerse en un primer plano, aunque con un contenido, ritmo, y perspectiva social diferente a otras etapas. Un crecimiento personal que puede ir acompañado de una mirada más serena, relativizante, benevolente y discreta, en función de un mayor conocimiento y experiencia sobre sí mismo y sobre los demás.

b) En segundo lugar la defensa de la autonomía personal y social, en el sentido de ser capaz de hacer lo posible para conservar nuestras capacidades físicas, nuestras capacidades de decisión sobre nuestra propia vida y nuestras capacidades de relación, dignidad y respeto en el marco familiar y social. Una demanda excesiva de apoyo y ayuda puede ir en contra de la optimización de nuestras propias capacidades

c) En tercer lugar la aceptación de las limitaciones y los cambios que comporta la edad, tanto en el plano físico (limitaciones de salud), como en el plano afectivo (pérdida de personas), como en el plano social (menor protagonismo). En este sentido, y en determinados momentos, la acumulación de pérdidas puede desbordar las capacidades de aceptación y elaboración de los Mayores. La amplitud de las redes de apoyo suele ser un elemento determinante para ayudar a amortiguar los efectos de estas pérdidas.

d) Y finalmente el tema de la elaboración del tema de la muerte, que suele ir parejo a la inevitable recapitulación y balance del Ciclo vital. Una temática que, más que tomar la dimensión de una visión trágica, puede ser considerada como algo natural que forma parte de la misma existencia humana, de la sucesión generacional.

El fracaso en relación con las tareas mencionadas no hará más que facilitar en alguna medida la aparición de las dificultades: depresión, confusión, etc. (Conde, 1999, 2000)11. Aceptación y defensa positivas de la propia posición de la persona mayor serían los términos que resumirían los puntos anteriores. Respecto a su complejidad y dificultad, resaltar algunos aspectos que interesa destacar desde el punto de vista del equilibrio de la estructura psíquica. Todos ellos hacen referencia a movimientos afectivos necesarios para mantener sólida la estructura psíquica y que serán desarrollados en el próximo capítulo. No suplen la realización de las tareas mencionadas hasta ahora, aunque si permiten realizarlas en mejores condiciones:

- La importancia de aportar valor a un yo, que puede verse debilitado y desbordado por estas tareas. Aquí las reminiscencias, las memorias, cumplen esta función de dar valor a la existencia recuperando aquello que uno ha sido en otras etapas.

Aprovechar el conocimiento y la experiencia de las personas mayores para el conjunto de la sociedad, continúa siendo una tarea social muy poco desarrollada e incluso menospreciada.

- La necesaria actualización de la capacidad de investir nuevos objetos con los que mantener nuevas vinculaciones afectivas. Esta capacidad que se irá limitando con el paso del tiempo, sin embargo es una de las claves para evitar la regresión narcisista y el centramiento obsesivo en uno mismo.

- La conveniencia de unas redes de Apoyo Social amplias. En este sentido la Familia, las Instituciones y también los Grupos de Mayores juegan un papel de soporte crucial, tanto al necesario reordenamiento de la identidad, como en la mejora de la socialización y facilitación de vinculaciones afectivas adecuadas.

 

Siguiendo el texto "Prevención de las Patologías y Promoción de la Salud en las Personas Mayores", (Conde 1997a)5, explicitamos el resumen correspondiente a este apartado:

 

4 Las Personas Mayores como sujetos. Subjetivación: Saberse situar respecto a la propia Vejez de una manera positiva.

a) Aceptación de la Vejez como una etapa positiva

b) Visión global, comprensiva y positiva del Ciclo Vital

c) La elaboración de los Duelos y las Pérdidas

d) Prevenir y pensar el Futuro

 

4.- Las personas mayores y su entorno

La manera más segura de evitar ensimismarse y aislarse, de estar excesivamente centrado en uno mismo, es poderse vincular a las personas y a todo aquello que ocurre en el entorno. Gozar de la relación con los demás es toda una garantía de salud mental: cultivar los vínculos de la familia, de las amistades, es una buena manera de sentirnos vivos, de constatar que para los demás tenemos un valor y una significación. No sin razón, la soledad es una de las condiciones más temidas por los Mayores. Mantener nuestras vinculaciones con el entorno y las personas es también una forma de aferrarnos a la realidad y de relativizar nuestras dificultades en contacto con las de los otros: un exceso de preocupación sobre las nuestras no haría más que acrecentarlas.

Las relaciones familiares en primer lugar son generalmente una fuente de satisfacción. A pesar de que en la familia actual no conviven las tres generaciones, los lazos afectivos se conservan, y permiten al mismo tiempo una mayor autonomía de sus miembros. Destacar por una parte el reconocimiento y apoyo mutuo de los hijos y de los nietos, que nos recuerda que la sucesión generacional es uno de los núcleos de las relaciones humanas y por otra, la relación de pareja que cobra en la vejez una especial relevancia al ser una fuente mutua de apoyo, afecto y compañía.

Las amistades son el otro polo de las relaciones personales, cuya red puede desarrollarse especialmente: la vejez puede ser una etapa donde la socialización puede ampliarse de una forma similar a la adolescencia. El compartir un tiempo generacional y unas vivencias similares favorece que se encuentren muchos puntos de contacto: la conversación, los recuerdos, los viajes, las actividades, son los lugares comunes donde se pueden tejer un conjunto de relaciones positivas.

Habría que añadir, que este mayor contacto puede situar también a las personas mayores en una mejor posición para defender su posición, su rol social, impidiendo las actitudes de menoscabo o marginación. En este sentido, en otros lugares (Conde, 1997b)12, hemos defendido un marco de relación social para los Mayores, no segregado, sino integrado en Centros, Instituciones, donde realicen actividades, también otras personas de diferentes edades, aunque manteniendo cierta especificidad.

La importancia de las relaciones con el entorno ha venido subrayada por las investigaciones relacionadas con el apoyo social, y el nivel de estrés y calidad de vida en la Vejez. La conclusión es clara: hay una relación inversa entre la red social de una persona y las disfunciones físicas y / o psicológicas; cuánto menores son las redes sociales, mayores son las patologías. Vamos a comentar brevemente algunas aportaciones siguiendo a Albarracín y Goldestein (1994)13:

a) Apoyo social y salud física. El primer estudio importante en relación con el tema lo realizaron Berkman y Syme (1979)14 en el Condado de Alameda (U.S.A.), donde llegaron a las conclusiones que algunos factores eran predictores de la longevidad: el estado marital, el número de familiares cercanos y de amigos, la concurrencia a la iglesia y el grado de afiliación grupal. En la continuación de este estudio, desarrollado por Berkman, Breslow, y Wingard, (1983) y ya comentado anteriormente, los hombres y mujeres con redes sociales escasas tenían al menos dos veces y media más posibilidades de morir, que las personas con redes sociales más extensas.

Otros estudios han validado estos datos, entre los cuales haremos referencia al de Tecumseh en el Estado de Michigan. House, Robbins y Metzner (1982)15, concluyeron que las personas que estaban casadas, asistían a la Iglesia, y participaban en organizaciones de voluntarios y actividades comunitarias, tenían menos probabilidades de morir en los diez años siguientes que las personas aisladas.

Las investigaciones que han combinado los conceptos de estrés y apoyo social, han llegado a la conclusión que altos niveles de estrés y bajo apoyo social generarían más dificultades. Así, Ruberman, Weinblatt, Goldberg y Chaudray (1984)16, mostraron en su estudio que las personas con bajo estrés y alto apoyo social tenían cuatro veces menos posibilidades de morir que las personas con elevado estrés y aislamiento social.

b) Apoyo social y bienestar psicológico. En relación con estos aspectos, en general se vincula el grado de apoyo social también con el nivel de bienestar psicológico.

Son de destacar las investigaciones de Antonucci (1982)17, el cual encontró que el apoyo social percibido como la satisfacción marital y la frecuencia de contacto con amigos y parientes, se asociaba con el bienestar, la felicidad y la satisfacción de vida de las personas mayores.

En otros estudios significativos, desarrollados en este campo, los hallazgos más relevantes referentes al grado de satisfacción son: Los ancianos que vivían con el cónyuge presentaban una moral más alta que los que viven solos o con los hijos adultos (Mindel y Wrigth, 1981)18. El grado de participación en las organizaciones demostraba ser un buen indicador de la satisfacción de la vida (Palmore y Kivett, 1977)19. La concurrencia a la Iglesia se relacionaba también con una mayor satisfacción de vida en personas de ambos sexos y de toda edad (Heisel y Faulkner, 1982)20. Okun, Melichar y Hill (1990)21, mostraron que el impacto de los sucesos diarios negativos, en el grado de estrés psicológico, decrecía en la medida que aumentaban los vínculos sociales positivos.

En relación con la depresión, comentar que en el caso de las mujeres, el grado de apoyo social es un importante factor predictivo de la depresión (Mc Neil, Stones y Kozma, 1986)22. Los ancianos que vivían solos estaban más deprimidos que los que vivían acompañados, siendo los hombres los más afectados, Dean, Kolody, Wood y Matt (1992)23. Por otra parte, tres de estos investigadores, Dean, Kolody y Wood (1990)24, señalaban que el apoyo expresivo o su ausencia, del cónyuge, hijos y amigos es el que se relacionaban con la existencia o no de depresión, y no el de otros parientes. Al mismo tiempo parecía más dañino el bajo apoyo expresivo de los primeros, que la ausencia de fuentes de apoyo. En la misma línea George, Blazer, Hughes y Fowler (1989)25, observaron que el tamaño de la red de apoyo y el grado de apoyo social percibido eran predictores de la incidencia de síntomas depresivos.

Una mención especial merece el apoyo formal e informal que necesitan los cuidadores de personas mayores con deterioros graves como las demencias. La necesidad del apoyo y los efectos benéficos sobre los cuidadores son subrayados por diversos autores: Dilworth y Anderson (1987), Brane (1986), Kaye y Applegate (1990)26 y Conde (1993a, 1994, 1996)27.

Siguiendo el mismo esquema que hemos realizado en los puntos anteriores resumiremos, siguiendo el texto: "Prevención de las Patologías y Prevención de la Salud", (Conde, 1997a), aquellas actitudes y actividades preventivas en relación con las personas mayores y su entorno:

 

5. Las Personas Mayores y los demás. Vinculación: Conservar las capacidades para seguir manteniendo relaciones afectivas positivas

a) La Familia

b) Las Amistades

c) Mantener unas redes de Apoyo social amplias

 

6. Relación de las Personas Mayores y su entorno: Mantener el interés por lo que ocurre a nuestro alrededor.

a) El Entorno Social e Institucional

b) Las Actividades

c) Los Recursos Económicos

 

5.- Los grupos de personas mayores: procesos y cambios

Desde hace unos doce años (1988 – 2000), venimos desarrollando un tipo de Trabajo grupal con personas mayores cuyo objetivo es ayudar a situarse mejor delante de su propio envejecimiento. Esta modalidad ha ido pasando por diversas fases, utilizando diversos nombres: "Tertulias para Personas Mayores", en un Centro de Servicios Sociales de Atención primaria (1988-1996), "Personas Mayores: Actividad, Ilusión y Relación", y "Hacerse Mayor positivamente" en un Centro Cívico (1997 – 2000).

Este trabajo grupal estaría a medio camino entre lo que sería un Curso y una Actividad terapéutica: por una parte se proporcionan algunos contenidos de tipo informativo y al mismo tiempo se trabaja sobre las vivencias y experiencias que aportan sus participantes. En las diferentes modalidades han estado presentes estos dos elementos, aunque en diversas proporciones (Conde 1993b, 1997b)28.

Los grupos acogen entre 15 y 20 personas, las sesiones son semanales de una hora y media de duración y suelen prolongarse alrededor de un curso, de Octubre a Junio (9 meses). En todas las ediciones celebradas desde 1997 en los Centros Cívicos, los integrantes han financiado en la totalidad su realización, lo cual favorece la voluntariedad y por tanto la eficacia del trabajo grupal.

Como hemos señalado, los grupos para personas mayores tienen como objetivo favorecer el poder realizar este trabajo que hemos definido, en primer lugar, como de Subjetivación, que quiere decir saber aceptar y saberse situar como sujeto respecto al propio envejecimiento; y en segundo lugar de Vinculación, tendente a evitar la regresión de estar centrados únicamente en nosotros mismos, favoreciendo las relaciones, las actividades y el contacto e integración social.

El modelo que seguimos para realizar esto es el de un trabajo de dinámica de grupo, donde lo que se fomenta es que las personas hablen de su situación. En algunas ocasiones, sobre todo al inicio, la conversación parte de algunos estímulos o de una somera presentación de algún tema por parte del conductor. También en el inicio, suelen proyectarse dos películas que ayudan a centrar el tema: "En el estanque dorado", (Universal, 1981) con Henry Fonda, Katharine Hepburn y Jane Fonda como protagonistas, donde aparece el tema de la Jubilación y el declive físico y "Las ballenas de Agosto", (Alive Films,1987), con Bette Davis, Lilliam Gish y Vincent Price, en la que se hace patente tanto la dependencia como dos formas caracteriales diferentes de enfocar el envejecimiento.

El objetivo es sin duda es el de activar la participación. El hecho de poder hablar, de poder expresar sus sentimientos en relación con la situación actual, y de poder contrastarlos con los de los demás, ayuda al grupo a fijarse como tarea común el poder afrontar, con mejores actitudes, la situación de cada persona. Entender mejor lo que le pasa al otro, permite entender mejor lo que le pasa a uno mismo. El grupo permite al mismo tiempo dar una dimensión más relativa a las dificultades propias, en el sentido que pierdan rotundidad y contundencia.

Como resultado, en general y a lo largo del proceso, se produce una mayor dinamización, la cual no habría sido tanto un objetivo específico del trabajo de grupo, como una consecuencia de éste. En la medida que podemos librarnos de aquello que nos duele o nos preocupa, tenemos más energías disponibles para poderlas dedicar a tareas más interesantes y satisfactorias. Se observa por tanto, al concluir el trabajo, un aumento de las actividades y de la participación en las Instituciones, Asociaciones, Centros, etc., aumento que podemos relacionar con este último aspecto que comentábamos y que se sitúa en la línea de favorecer una mayor vinculación con el entorno, las actividades y las relaciones. Se observa asimismo, una mejora de la imagen física, en el sentido que suele haber un mayor cuidado de su imagen personal, aspecto éste que relacionaríamos con un aumento de la propia autoestima.

Como vemos en la práctica, Subjetivación y Vinculación no son dos elementos contradictorios y opuestos sino compatibles, y que se necesitan mutuamente. Aunque inicialmente estos grupos fueron pensados para personas que ya estaban situadas en un cierto grado de aislamiento, y que eran derivadas por otros profesionales, hoy lo pensamos más como un modelo que puede generalizarse a cualquier persona que esté interesada y quiera, por propia iniciativa, realizar un "trabajo personal" sobre su propia vejez.

Destacar tres momentos interesantes de estos procesos de grupo. En primer lugar el que ocurre alrededor de las fiestas de Navidad donde los temas familiares, la soledad y las pérdidas de personas son los temas estelares; en relación con este primer momento el grupo tiende a una mayor unidad e incluso puede darse el caso que algunas personas que están en situación de soledad realicen juntas alguna actividad festiva. El segundo momento ocurre alrededor de la Semana Santa donde el tema estelar suele ser la propia muerte; en relación con este tema suele tratarse con cierto desenfado y donde aparecen todas las elaboraciones y representaciones, desde las más laicas hasta las más religiosas. El tercer momento sigue al anterior y en general suele producirse una mayor dinamización de los intereses y las actividades; es cuando se personaliza el estado actual de sus relaciones y actividades y se da una cierta prospección de futuro con la mirada puesta en la finalización del grupo.

La actividad de grupo finaliza, no sin un cierto deseo de continuar la experiencia, y sobre todo de mantener las relaciones que se han formado en el interior del Grupo.

Finalmente reseñamos dos esquemas que hemos venido utilizando para describir el proyecto. Uno referente al momento inicial de los trabajos de Grupo: "Tertulias para Personas Mayores", donde aparecen más aspectos descriptivos de la experiencia y el segundo más actual, referente a lo que actualmente llamamos "Hacerse Mayor positivamente", donde aparecen más aspectos referentes a las actitudes.

A) Tertulias para personas mayores

Tertulias para personas mayores. Espacio de trabajo grupal I

Aspectos formales

Tertulias para personas mayores. Espacio de trabajo grupal II

Aspectos de contenido

- Objetivos:

- Fases:

- Momentos de mayor intensidad

- Seguimiento:

B) Hacerse Mayor positivamente


 

6.- Referencias bibliográficas

1 Aranguren JL. (1992). La vejez como autorrealización personal y social. Madrid: Ministerio de Asuntos Sociales

2 Palmore EB. (1969). "Physical, Mental and Social Factors in Predicting Longevity". The Gerontologist, nº 9 pp. 103-108 - (1988). "Predictors of the longevity difference". The Gerontologist

3 Berkman LF, Breslow LY, Wingard D. (1983). "Health Practices and Mortality Risk". En L.F. Berkman y L. Breslow (comps.). Health and Ways of Living. The Alameda County Study. Nueva York: Oxford University Press.

4 Lehr U. (1994). "La calidad de vida de la tercera edad: una labor individual y social". En J. Buendía (comp.) Envejecimiento y Psicología de la Salud. Madrid: Siglo XXI. pp. 356-362

5 Conde Sala JL. (1997a). Prevención de las patologías y cuidado de la salud en las Personas Mayores. Barcelona: (texto no publicado)

6 Rothschild H. (1987), (comp.). Factores de riesgo en la edad avanzada. México: Ediciones La Prensa Médica Mexicana.

7 Buendía J. (1994), (comp.). Envejecimiento y Psicología de la Salud. Madrid: Siglo XXI

8 Hoffman L, Paris S, Hall E. (1996). Psicología del Desarrollo hoy. Vol II. Madrid: Mc. Graw - Hill.

9 Berezin MA. (1972). "Factores intrapsíquicos del envejecimiento". En N.E. Zinberg, y I. Kaufman (1972) Psicología normal de la vejez. Buenos Aires: Paidós (1987)

10 Erikson EH. (1963). Infancia y sociedad. Buenos Aires: Ed. Hormé (1993) - (1982). El ciclo vital completado . México: Ed. Paidós (1993)

11 Conde Sala JL. (2000). "La vivencia de la Vejez". Tiempo, Revista de Psicogerontología. Internet, Red Psiconet: www.psiconet.com/tiempo/ - (1999). "Personalidad premórbida y factores de riesgo en la enfermedad de Alzheimer". Revista Española de Geriatría y Gerontología, 34(3): 157-161

12 Conde Sala JL. (1997b). "Subjetivación y Vinculación en el proceso de envejecimiento". Anuario de Psicología nº 73, 71-87. Facultad de Psicología. Universidad de Barcelona

13 Albarracín D. y Goldestein E. (1994). "Redes de apoyo social y envejecimiento humano". En J. Buendía (comp.) Envejecimiento y Psicología de la Salud. Madrid: Siglo XXI. pp. 373 a 398

4 Berkman LS. y Syme SL. (1979). "Social Networks, Host Resistance and Mortality: A Nine Year Follow-up Study of Alameda County Residents". American Journal of Epidemiology, nº 2. pp. 186-204

15 House JS. Robbins C, y Metzner HC. (1982). "The Association of Social Relationships and Activities with Mortality: Perspective Evidence from the Tecumseh Community Health Study". American Journal of Epidemiology, nº 1. pp. 123-140

16 Ruberman W, Weinblatt E, Goldberg JD. y Chaudray BS. (1984). "Psychosocial Influences on Mortality after Myocardial Infarction". New England Journal of Medicine, nº 311. pp. 552-559

17 Antonucci, T.C. (1982). Attachment in the Aging Process: A Life Span Framework. Final Report to the National Institute on Aging. - (1985). "Personal Characteristics, Social Support and Social Behaviour". En R.H. Binstock y E. Shanas (comp.), Handbook of Aging and the Social Sciences, Nueva York: Van Nostrand Reinhold Company Inc. pp. 94-128

18 Mindel CH. y Wrigth R. Jr. (1981). "Living Arrangements of Elderly and Morale ". XXXIV Encuentro anual de la Sociedad Gerontológica de América. Toronto

19 Palmore EY. Kivett V. (1977). "Change in Life Satisfactions: A Longitudinal Study of Persons Aged 46-70". Journal of Gerontology, nº 32. pp. 311-316

20 Heisel MA. y Faulkner AO. (1982). "Religiosity in an Older Black Population". The Gerontologist, nº 22. pp. 354-358

21 Okun MA, Melichar JF. y Hill MD. (1990). "Negative Daily Events, Positive and Negative Social Ties, and Psychological Distress among Older Adults". The Gerontologist, nº 30. pp. 193-199

22Mc Neil JK, Stones MJ. y Kozma A. (1986). "Subjective Well-being in Later Life: Issues Concerning Measurement and Prediction". Social Indicators Research, nº 18, pp. 35-70

23 Dean A, Kolody B, Wood P. y Matt GE. (1992). "The influence of Living Alone on Depression in Elderly Persons". Journal of Aging and Health, nº 4. pp. 3-18

24 Dean A, Kolody B, Wood P. (1990). "Effects of Social Support from Various Sources on Depression in Elderly Persons". Journal of Health and Social Behaviour. Nº 31. pp. 148-161

25 George LK, Blazer DG, Hughes DC. y Fowler N. (1989). "Social Support and the Outcome of Major Depression". British Journal of Psychiatry, nº 154. pp. 478-485

26 Albarracín, D. y Goldestein, E. (1994). Obra citada, nota nº 10. pp. 384-386

27 Conde Sala JL. (1993a). "Soporte a cuidadores familiares". Rev. de Gerontología, vol. 3, nº 2

- (1994). "Experiencia de soporte a cuidadores familiares". Rev. de Gerontología, vol. 4, nº 2

- (1996). "Grups de suport a Famílies amb una persona gran disc apacitada". Quaderns de Serveis Socials. nº11. Revista de la Diputación de Barcelona

28 Conde Sala JL. (1993b). Tertulias para personas mayores. Rev Gerontol 1993; 3: 173-174 - (1997b). "Subjetivación y Vinculación en el proceso de envejecimiento". Anuario de Psicología nº 73, 71-87. Facultad de Psicología. Universidad de Barcelona

 

Psic. José Luis Conde Sala
e-mail:
lconde@psi.ub.es

Práctica privada con orientación Psicoanalítica.

Terapeuta grupal en las Asociaciones de Familiares de Alzheimer y en Grupos de Tertulias de Adultos Mayores. Ayunta miento de Barcelona.

Prof. Asociado de Psicogerontología. Dto. de Psicología Evolutiva de la Fac. de Psicología de la Univ. de Barcelona.

Prof. Master de Gerontología Social. Univ. de Barcelona


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