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Número 1 - Noviembre 2000
El humor en la clínica (*)
Hugo Dvotskin

Mi libro "El chiste y su relación con lo inconciente" es una digresión respecto de la "La interpretación de los sueños".
S. Freud

1.- CON FREUD:

Para dar cuenta del humor en la clínica nunca sería suficiente dar cuenta de una agudeza, de un chiste que se cuenta. Pero tomando lo humorístico en general es por la agudeza por donde entraremos, aunque no por sus mecanismos. Estos ya han sido descritos y trabajados maravillosamente por Freud. Por otra parte, los chistes explicados no resultan graciosos. Lo clínico siempre requerirá fundamentalmente hablar del sujeto que lo emite y del sujeto que lo escucha, o si se prefiere, del texto que lo constituye y del punto de remate. Podría enunciarlo provisoriamente de este modo: "el chiste y cómo termina".

Nos situaremos para comenzar en 1924. En lo que de particular tiene el psicoanálisis no puede excluirse la relación íntima entre ciertas cuestiones teóricas y la historia del propio Freud. No sólo porque fragmentos extensos de su subjetividad y de sus recuerdos son soporte clínico de cuestiones teóricas sino porque cuestiones por las que atravesaba su clínica son el disparador de su teoría. Pero además porque sus dificultades clínicas, constituían preguntas que reorientaban la clínica y la teoría.

La presentación autobiográfica (conocida como la autobiografía) es un texto que continúa, se confunde y rectifica la "Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico" y que debe considerarse parte de la teoría psicoanalítica. Cabe notarse el grado de correlación entre Freud y la teoría: la historia del movimiento psicoanalítico es en algún sentido sinónimo de lo autobiográfico.

Cuando Freud escribe la Presentación, un comentario explica por qué Freud se interesó en el chiste. Comentario en el que no podría faltar Fliess ya que de psicoanálisis, análisis de Freud y orígenes se trata.

"El único amigo que en aquel tiempo se interesó por mis trabajos me había hecho notar que mis -subrayo- interpretaciones de sueños a menudo provocaban una impresión "chistosa".

Esta referencia leída detenidamente, no puede menos que hacernos cierto ruido o debería hacérnoslo.

Por un lado una pequeña digresión: aceptemos o no a Fliess como "analista de Freud", el análisis con Fliess, más allá de Fliess, producía cierto trabajo: Aquello que se denomina transferencia de trabajo: un comentario de Fliess sobre el efecto que para él tenían ciertas interpretaciones sobre los sueños lleva a Freud a escribir un libro de alto nivel conceptual, de vinculación -en principio- no muy directo con la clínica. Si Fliess le dijo que sus interpretaciones le parecían graciosas, pues bien, Freud hace un estudio sobre el chiste y su relación con lo inconciente.

Fuera de la digresión: lo que hace ruido, es que Freud estudia el mecanismo del chiste por su relación con las interpretaciones de los sueños. Es de ese modo que podría leerse el epígrafe pero sin considerarlo el título de un trabajo:

"Mi libro (sobre) el chiste es una digresión respecto de la interpretación". Formularé este enunciado: el chiste y su relación con la interpretación de las formaciones del inconciente. El término "formaciones del inconciente" –cabe aclarar- no es un término freudiano. Para Freud había formaciones de compromiso y/o sustitutivas. No haré en este trabajo las diferencias, pero quedan anotadas. Tenemos entonces: el chiste y su relación con la interpretación de las formaciones de compromiso, según el comentario y la subjetividad de Fliess.

2.- CON LACAN

Cuando Lacan estudia las formaciones del inconciente en el seminario V, elige como cabecera de playa para las formaciones del inconciente, el chiste, particularmente el malo y famoso de famillonario. Aquí hay un desliz. Porque las formaciones del inconciente no son la interpretación de las formaciones del inconciente.

Las formaciones del inconciente, sea el olvido de la palabra "aliquis" o el remplazo de "signorelli" por "boticelli" y "boltrafio", llaman a la asociación. Son un sin-sentido que convocan a lo que en "aliquis" el acompañante de Freud en el tren llamará "esto sigue mecánicamente", "ahora se me ocurre", "no tiene nexo con lo anterior", etc. Pero el chiste no llama a la asociación. El chiste abrocha sentido, tiene ese efecto de cita -cita una parte de lo que ya fue dicho- y ese plus poético de significación- dice algo en más que cada uno entiende como puede o no entiende-. Después del chiste no hay que agregar más, no hay posibilidades de preguntar "qué se le ocurre". El momento del remate es un momento donde se produce el nexo entre lo que se venía diciendo sin saber y lo que se termina diciendo sin querer. El chiste lo hace el analista al interpretar lo que el paciente venía diciendo, tal como ¿asombro! se percató Fliess.

En esta línea puede definirse el lugar del analista en el sentido que Freud lo propone en "aliquis": "el analista es aquel que cuida de los nexos", lugar que viene a suplementar la regla fundamental de la asociación libre. Freud dice: "del nexo soy yo quien cuida".

Mientras Freud lo pone del lado de la interpretación, Lacan lo estudia en tanto formación del inconciente. Si "el deseo es su interpretación", el chiste está del lado del deseo. Al interpretar se produciría un efecto chistoso. De paso, para Freud, la interpretación –al menos por esta vía- queda en relación al chiste y no en relación a la angustia o el saber. Saber y angustia no serían entonces -usemos jerga moderna- "el target" de la interpretación. Quiero decir que si bien es cierto que se debe evaluar si un analizante soporta la angustia en un análisis, habrá que calcular también si los chistes son posibles. Hay algunos pacientes -los locos bajitos por ejemplo- que no pueden entender los chistes. A esta altura merece hagarse una reflexión sobre las consecuencias clínicas con los locos bajitos si estos no entienden los chistes y en consecuencia, la interpretación -que tiene estructura isomórfica- queda fuera del alcance de ellos.

Ahora es muy distinto pensar el chiste como formación del inconciente porque en este caso el chiste no pondría al "des-cubierto" el deseo, sería un llamado a la interpretación. Luego del chiste -depende que se entienda por interpretación- habría que interpretar, explicar o hacerlo saber.

Por eso la teorización lacaniana del seminario V habría que entenderla dentro de los intereses de Lacan por encontrar la mayor cantidad de apoyos internos y externos al corpus teórico que dieran cuenta de su aforismo "el inconciente esta estructurado como un lenguaje". El chiste aquí permite situar los elementos de la estructura incluso en términos del grafo de la subversión del sujeto. Las primeras clases no son sino una continuación de la Instancia de la Letra, dice: " que quienes se toman la molestia de escuchar lo que digo se tomen también la molestia de leer lo que escribo (...) quienes no han leído La Instancia de la Letra es preferible que acudan allí, porque voy a referirme a ese escrito constantemente". La agudeza le permitirá a Lacan dar cuenta del efecto metafórico en una cadena asociativa, es decir el plus de significación en una estructura metonímica, la que tiene "poco" de significación o a la que podría pensársela a la espera de que dicho plus aparezca. Para Lacan en consecuencia el texto se hubiera podido titular "el chiste y su relación con la instancia de la letra".

3.- SUEÑOS

El chiste sitúa el momento del paso de sentido y en términos freudianos del texto de Dora, abre paso al cambio de vía, modelo vial freudiano, muy adecuado para sublimar sus propios síntomas, y darles dignidad.

Si se trata de trenes he aquí dos sueños, donde la risa del analizante vale. Y si las interpretaciones -lo dudo-tienen para ustedes el efecto gracioso que tuvo para los pacientes -o si no lo tiene- verán que el que hace el "chiste" es el que escucha -el analista- en el momento o en el punto en el que habla, a saber que interpreta.

"Me encuentro frente a la boletería del tren y entrego un billete de cincuenta. El boletero me mira pero continúa hablando por teléfono. Dejo el billete de su lado y me muestra un billete de dos, pidiéndome un billete como ese, ahora sin siquiera mirarme. Me fijo si el billete está bien, parece ajado y le muestro otro billete también de cincuenta. Me deja esperando aún más, me desespero y me despierto".

Las asociaciones refieren a la indignación que le produce que no lo atiendan y que el de la boletería ni siquiera se fije si tiene cambio.

El analista:

¿Acaso espera el cambio del otro? Ud. seguirá pidiendo, probablemente seguirá esperando. El cambio ha cambiado de vía. El analizante ríe.

(El cambio de billete viejo por uno igual remite a la idea de cambiar para no cambiar).

He aquí otro. Es la última parte de un sueño "vuelvo en un tren que viene de La Pampa. Siento que ahí no me quiero quedar. Aunque es la primera vez que lo traigo a análisis es un sueño recurrente".

Salir de Pampa y la vía, es para eso que recurre a análisis. El analizante se ríe y se sonroja .

(Dirá más adelante "que quede claro que para mí esto es una inversión").

Histeria y Sueños iba a llamarse el que ustedes conocen como Dora, Agudezas e Interpretación (de los Sueños) podría haberse llamado el Chiste y bien podría ser pensado como un libro sobre -lo vamos a decir aunque es palabra un poco tabú dentro del psicoanálisis francés- técnica interpretativa.

 

En el chiste de famillonario, pensando el remate como famillonario y lo anterior como cadena asociativa, luego de famillonario no hay nada más que deba agregarse. Luego que un paciente supuesto contara su encuentro con Rothschild, seria el analista quién agregaría "... se ha sentido despreciado por un trato famillonario". Luego, esta sesión ficción, eventualmente concluye. Aquello que se agregue sería a expensas de pérdida del valor metafórico del significante en más, en términos freudianos, a expensas de su valor condensatorio.

4.- La controversia Freud-Lacan: ¿hasta dónde?

En el mismo seminario V Lacan dirá: el lapsus se encuentra "cerca" del chiste (pág. 38). Nuestro espíritu talmudista nos lleva como siempre a interrogarnos por la pequeña diferencia: si están "cerca", dónde reside la dicha diferencia. Más adelante (página 47) da un elemento que bien podría leerse como sostén de nuestra lectura: "Es la sanción del Otro lo que distingue la agudeza del puro y simple fenómeno de síntoma. En el paso a esta función segunda es donde reside la agudeza".

Sustituiré en la formulación "Otro por analista" y "función segunda por escucha". La frase queda así formulada: "Es la sanción del analista la que distingue la agudeza del síntoma. Es en la escucha donde reside la agudeza". En consecuencia, encontramos que la diferencia entre formación del inconciente y agudeza en la clínica es que la segunda -la agudeza- supone un analista y una operación interpretativa.

Esta confrontación Lacan-Freud tampoco lo es si pensamos a Lacan ya no preocupado por los soportes teóricos sino pensando en términos de la dirección de la cura. La intención de la Lacan al pensar la clínica era abordarla por el lado de los analistas. En el Seminario XIV encontramos lo siguiente: "El fundamento de esta sorpresa (agudeza), tal como aparece a nivel de toda interpretación verdadera, ..." Aquí en esta cita incompleta la agudeza queda nuevamente del lado de la interpretación y aún más, supuesta a la interpretación en todos los casos.

5.- Para concluir: ¿por qué el humor en nuestra clínica?

Formularé la siguiente pregunta. El "humor" como concepto en la clínica ¿con qué otro concepto podría dialectizarse? ¿Se trata acaso de una oposición entre humor y falta de humor, entre lo cómico y lo serio?

Lacan dice en "La Subversión del Sujeto" y atribuyéndoselo al otro psicoanálisis "el humorismo ya está siempre mal visto". Subrayamos, el humorismo está siempre mal visto por el otro psicoanálisis, no por nosotros,

Y por qué? .. en la página 791 de los Escritos: "estos autores se preocupan demasiado de una posición honorable ...". En consecuencia -también con Lacan si se lo lee detenidamente- el humor queda del lado de los analistas –sin tener que entender por ello necesariamente hacerse el payaso, sino despreocuparse por lo honorable-. Lo ho norable a su vez queda en oposición (dialéctica) a lo estrafalario del inconciente Los psicoanalistas del otro psicoanálisis " se preocupan demasiado de una posción honorable para seguir concediendo el menor lugar al lado irremediablemente estrafalario que el inconciente mantiene por sus raíces lingüisticas".

Porque si el inconciente tiene la estructura de un gallego, quiero decir que no responde a la lógica aristotélica, el analista se sitúa en el punto del remate para que ese discurso estrafalario, cobre un plus de significación en el momento que el significante crea las condiciones para el cambio de vía.

¿Por qué lo honorable del otro psicoanálisis se ordenaría en términos de una supuesta seriedad que dejaría fuera el humor? Debido a la preocupación del otro psicoanálisis por "la necesidad y lo necesario" no puede menos que intentar reducir las demandas a cuestiones racionales y razonables, y en tanto tales, adaptadas. Para cerrar el circuito habrá que agregar que las verdaderas necesidades humanas ... son cuestión seria, para las cuales no caben la gracia, el humorismo ni chiste alguno. Estas verdaderas necesidades son las que el psicoanálisis debería supuestamente atender y para lo cual no debe haber desvíos ni atajos: es que hay que ir al grano, sin errar el foco en las terapias focalizadas. Dirá Lacan no se sorprendan cuando quienes tienen estas supuestas necesidades bien satisfechas se lanzan desde la balaustrada de la Torre Eiffel.

Es la ReacciónTerapeútica Negativa: es que quien no acepta "el bien que nuestra seriedad le provee", no es porque nuestra intervención no haya sido de acorde. No. Es porque no quieren curarse, ni saber del bien que le prometemos. Desde la revolución francesa y desde que los votos cuentan, los políticos y los psicoanalistas prometemos el bien y la felicidad. Y algunos se resisten. Nuestras promesas de felicidad son bien ciertas, como las de los políticos: como no ha de ser así, si responden a nuestras más caras ideas. Claro que ellos, los políticos, no tienen la ingenuidad de creer lo que prometen; algunos de nosotros sí.

Es la idea misma de necesidad y dependencia como posición constitutiva del sujeto la que se trata de cuestionar en estos párrafos. Porque a diferencia de lo que se cree y se repite, no es solamente que la dependencia ha entrado en los desfiladeros del significante sino que las supuestas necesidades y la dependencia se producen y multiplican en ese desfiladero.

Lo honorable en oposición al humor reduplica en otro escenario conceptual la oposición entre bien y deseo. Y en la clínica, cuando del sujeto se trata, la oposición podría leerse en términos de hipnosis o psicoanálisis

En cuanto a nosotros, mejor que prometer es escuchar. Será en el texto de los analizantes, allí donde los significantes se ordenan de acuerdo a una lógica que le es propia y a un discurso - que bien podría calificarse estrafalario - donde podrá encontrarse en la agudeza que el analista hace del texto de su analizante, alguna verdad del sujeto.

Notas

(*) Trabajo presentado en la Mesa Redonda de las Jornadas Anuales de la Residencia. Año 1999

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