El libro de
las separaciones
Emilio
Rodrigué
Yo fui un
niño socrático silencioso, puro, esos chicos
maravillosos, un poco siniestros, diferente de los demás
chicos". Así empieza a contarnos Emilio Rodrigué su autobiografía a rachas, tan plena como innovadora, tan sorprendente como honesta. En ella aparecen las amistades, las enseñanzas y aprendizajes insospechados, las relaciones con personajes importantes del psicoanálisis y de otras disciplinas las instituciones (la Asociación Psicoanalítica Argentina, la Federación Argentina de Psiquiatras) el exilio en Brasil y sobre todo, las mujeres. No es raro en un libro cuyo tema central es el amor. Y es que Emilio Rodrigué, que admite ser mujeriego y machista, encuentra en estas páginas los tonos más precisos para registrar todos los matices de la experiencia amorosa. En una vida surcada de separaciones, escisiones y rupturas, de conquistas y desarraigo, la profundidad vital del erotismo encuentra lo efímero y lo finito que signan la existencia como contrapartida. Reflexivo y apasionado, sin embargo, el autor puede otorgarles a los cortes un valor significativo que jamás apela a la decepción cínica ni al optimismo superficial. |
Con una vivacidad presente en cada una de las palabras (que a veces nos traen reminiscencias de Vinicius de Moraes), con una memoria desordenada que va de aquí para allá pero siempre presta atención a los detalles que definen una época, Emilio Rodrigué nos asombra en cada página con la descripción de un personaje íntimo o legendario, el armado de un pequeño cuento o una anécdota reveladora, la belleza de una evocación o la elaboración de un pensamiento.
Nos persuade y nos conmueve con una historia personal que, ajena a la presunción y a la prédica, transmite las sensaciones los sentimientos y las meditaciones que la vida se merece.