Psicoanálisis, Ciencia y Posmodernismo

Ciencia, psicoanálisis y posmodernismo
(Acerca del libro "Impostures Intellectuelles" de Sokal y Bricmont)
Michel Sauval

Tercera parte:
Algunos problemas en la transmisión del psicoanálisis
( 25 de julio 1998 )
Publicado en
Acheronta número 7 (julio 1998)

Indice

Estado del debate

La crítica de Sokal y Bricmont a Lacan

Algunos problemas en la transmisión en psicoanálisis

La lógica del significante

Las transformaciones el algoritmo Saussureano

La raíz cuadrada de -1

Falo y goce

Bibliografía


Estado del debate

Entre la redacción de las dos primeras partes (enero 1998) de esta crítica al libro de Sokal y Bricmont y esta tercera parte ha mediado la visita de A. Sokal a la Argentina.

Lamentablemente, el encuentro no fue muy alentador.

Unos amigos asistieron y me contaron de su conferencia en la Universidad de Buenos Aires (en la Facultad de Filosofía y Letras) y personalmente asistí a su charla en FLACSO.

En ambas ocasiones Sokal no se salió del libreto conocido de sus artículos ya publicados en Internet: una reseña histórica de la anécdota del "affaire" y una serie de ironías sobre la obra de algunos de los pensadores franceses cuya crítica ha abordado mas extensamente en su libro.

En una ciudad como Buenos Aires, obviamente, la cuestión de Lacan y el psicoanálisis no dejó de tomar un lugar prevalente, motivo por el cual, quizás, la cuestión de la supuesta equivalencia entre el falo y la raíz cuadrada de -1 fue uno de los recursos irónicos mas usado por Sokal.

Lamentablemente, ni la actitud de Sokal, ni la de los organizadores de dichas conferencias, ni mucho menos la de muchos de los asistentes a las mismas, fue la de abrir la posibilidad de un debate.

La conferencia en la UBA, por lejos la más numerosa de las dos a las que me puedo referir (tengo entendido que Sokal hablo en un par de lugares mas, pero no tengo referencias directas), fue lisa y llanamente la ocasión para una catarsis anti-lacaniana masiva por parte de los asistentes, quienes abucheaban y no dejaban hablar ni hacer preguntas a cualquiera que tan solo insinuara, en sus primeras palabras, una crítica o un desacuerdo con Sokal, sin faltar aquellos que intervinieron en el sentido de "¿porque hubo que esperar tanto para que llegara alguien tan genial como Sokal?" u otras expresiones similares de "esperanza" en un nuevo "Mesías". Esta explosión de absoluta irracionalidad fue tal que el propio Sokal tuvo que intervenir para calmar a la asistencia y reclamar un mínimo de respeto hacia quienes tuvieran alguna objeción.

La conferencia en FLACSO, en cambio, no alcanzó ese desborde. Pero no faltaron los murmullos o los gestos de desagrado o desaprobación por parte de muchos asistentes, tanto cuando me tocó intervenir a mí como cuando intervinieron otros psicoanalistas. Cuando me tocó hablar, en FLACSO, Sokal terminaba de responder a la pregunta anterior con la afirmación de que nadie se había tomado el trabajo de responder seriamente a su libro. Cuando le señale que hacia meses que ya estaban en línea las dos primeras partes de este artículo, Sokal reconoció que conocía su existencia, pero que no había tenido el tiempo de leerlo.

Por esa razón o por la que sea, el resultado es que ni Sokal ni los organizadores de la charla aceptaron desarrollar un debate.

En síntesis, la presencia de Sokal en Argentina, al menos en lo que hace a estas dos presentaciones y a lo que hace a las notas en la prensa escrita, no salió de los marcos ya repetidos de la anécdota y las ironías.

Para mi sorpresa, a fines de mayo Sokal me escribió un largo e-mail respondiendo detenidamente a varios fragmentos de mi artículo. Como quizás era de prever su respuesta se concentró en puntos de la primera parte de mi artículo y desistió de abordar el tema de la segunda parte. Señala al respecto:

En cuanto a la sección "La verdad y lo real", tengo que decir que a mi parecer tiene poco que ver con nuestro libro. (Evidentemente Ud. quiere defender a Lacan con el argumento aludido antes, pero tendría que ser mucho más desarrollado para ser convincente a los que no están convencidos de antemano.)

Lo que si será interesante es la prometida tercera parte del articulo:

> Como lo mencioné antes, una análisis de los fragmentos de Lacan
> seleccionados por Sokal y Bricmont en su libro.

ESO ES LO QUE HACE FALTA: no una defensa general del "derecho a la metáfora" etc., sino una defensa especifica de los textos que nosotros criticamos. La esperare con mucho interés.

El "argumento aludido antes" al que hacer referencia Sokal es el siguiente:

> La minuciosidad del análisis de los errores cometidos por Lacan y
> demás autores no prueba entonces nada porque
> permanece en una posición de exterioridad respecto al texto
> analizado, porque es incapaz de establecer un juicio sobre
> el texto en sí.

Esto es, tal vez, el corazón de su defensa de Lacan: si no entendemos la teoría psicoanalítica de Lacan, no estamos en grado de criticar sus usos/abusos de la matemática. Creo que es falso. Sin ser experto en la lingüística de Saussure y la versión lacaniana de ella, puedo afirmar con certeza que el "calculo" de Lacan con el significado, significante etc. dando lugar a la raíz cuadrada de menos uno no tiene sentido matemático alguno; y sin entender las sutiles distinciones entre órgano eréctil, falo, pene etc., me parece bastante claro que NINGUNO de estos conceptos tiene la más mínima conexión lógica con la raíz cuadrada de menos uno (si no es por mera asociación metafórica con la palabra "imaginaria").

Si Ud. quiere defender a Lacan a la base de esta idea, creo que va a tener que desarrollarla en mas profundidad y responder a esta objeción obvia.

Como se ve, Sokal insiste en su derecho a criticar los "usos/abusos de las matemáticas", para el caso, en Lacan, sin que sea necesario tener que entender de psicoanálisis (1).

Ahora bien, nunca nadie le ha negado ese derecho, excepto quizás el propio Lacan, quien no ha dejado de señalar que su uso de los recursos de las matemáticas es deformado respecto de su campo de origen (2) (y no deja de ser medio absurdo entonces criticar a alguien el uso deformado de algo, por la deformación misma, cuando ese alguien lo está admitiendo como punto de partida; veremos todo eso en detalle mas adelante).

De todas maneras, aún así Sokal tendría el derecho de recordarnos, una vez más, que el uso que hace Lacan de las matemáticas no es un uso acorde a los desarrollos y reglas propias de las matemáticas, sin tener para ello que entender algo de psicoanálisis o de cualquier otra cosa que no fuesen las propias matemáticas.

Pero dudo que de ese modo su crítica hubiese adquirido la trascendencia que ha tenido.

Si el "affaire" Sokal, y en particular el libro que escribió con Bricmont, han tenido tanta repercusión es porque Sokal ha dicho mucho mas que esto.

El título mismo del libro lo indica: hay también una acusación de impostura intelectual, de estafa y engaño.

Y lo que es lo más importante y conceptual (siempre con relación al capítulo dedicado a Lacan): también ha caracterizado al lacanismo como un "misticismo laico", entendiendo por tal, el surgimiento de una nueva religión.

Es por este tipo de afirmaciones y caracterizaciones que el libro de Sokal ha trascendido.

Y son estas afirmaciones y caracterizaciones las que están en discusión (3).

Si esto no queda claro, entonces nada de lo dicho tiene sentido.

Ahora bien, por si quedara alguna duda, tampoco le quito el derecho a Sokal a intervenir en este otro nivel. Es más, es el que me interesa, y es en el único en que puede tener sentido algún debate (ya lo hemos dicho, la discusión acerca de si Lacan usa o no los recursos matemáticos de acuerdo a las reglas de ese ámbito ya esta saldada: el propio Lacan señala que no).

Pero, entonces, lo que tiene que hacer Sokal, es... decidirse!

Porque si pretende acotar su campo y posibilidades a la simple verificación del uso por parte de Lacan de recursos matemáticos de un modo acorde o no a las reglas de las matemáticas (como lo plantea en su carta, y como lo ha planteado en sus conferencias), entonces podrá eximirse de la tarea de tener que entender algo de psicoanálisis, pero no podrá decir, a continuación, como si se tratara de una deducción evidente de lo anterior, que el lacanismo es un "misticismo laico", una nueva religión: esta afirmación, se la mire desde donde se quiera, excede el campo de las verificaciones y correcciones matemáticas.

Este tipo de caracterizaciones implican argumentaciones sociológicas, psicoanalíticas, políticas, etc. Y desde esta perspectiva, la discusión acerca del uso de los recursos matemáticos no puede ser una discusión en términos matemáticos. La simple verificación del uso "incorrecto" de dichos argumentos (como el propio Sokal lo admite cuando hace referencia a Newton), no es argumento suficiente para este otro tipo de conclusiones.

Parodiando al propio Sokal (ver mas arriba) le respondería que "Si Ud. quiere criticar a Lacan en base a esta idea, creo que va a tener que desarrollarla con mas profundidad y responder a esta objeción obvia".

En otro lugar de su libro (4), en una nota a pie de página, Sokal hace referencia a un comentario de Chomsky acerca de los cuestionamientos que a veces se le ha hecho sobre su derecho a hablar de política, como si para hablar de ciertos temas, hiciera falta alguna autorización universitaria o similar.

No es esa mi posición. No le cuestionaré a Sokal su derecho a hablar, ni de política, ni de sociología, ni incluso de psicoanálisis, ni de lo que quiera. No le exigiré títulos habilitantes para ello. No hace falta ser un "especialista" para internarse en ciertos campos. No me molesta que un físico opine sobre cuestiones de psicoanálisis. Todo lo contrario, bienvenido sea.

Pero lo que sí le exigiré es que lo que diga sea coherente. Esto en el sentido de que las deducciones sean correctas, lógicas, mas precisamente, que las afirmaciones sean mínimamente demostradas.

En síntesis, para pasar de la simple verificación del uso "incorrecto" de los recursos matemáticos a afirmaciones del tipo de "el lacanismo es una nueva religión", faltan dar muchos pasos (5).

Esos pasos requieren, sí o sí, de la discusión de ciertas nociones psicoanalíticas, la discusión sobre el estatuto de ciertas nociones tanto en psicoanálisis como en la ciencia.

Y es sobre ese punto que Sokal debe decidirse: o avanza, aún a tientas, y entonces aborda estos debates, o retrocede, y se mantiene en el nivel de la simple verificación del respeto o infracción a las reglas de origen en los casos de usos de nociones científicas o matemáticas.

Pero lo que no es admisible, lo que no puede hacer, es una cosa u otra en función de simples conveniencias argumentales y sofísticas (en el peor sentido de este término).

Aclarado este punto, respecto del propio Sokal, quisiera retomar algunas otras de las circunstancias relativas a su libro y su visita a la Argentina, y que hacen a los motivos principales de mi interés por todo este tema.

Lo que me ha sorprendido son algunas de las repercusiones del libro así como los efectos que generó la presencia de Sokal en Buenos Aires (la capital mundial del psicoanálisis lacaniano, sino por la eventual originalidad de sus producciones, al menos por la cantidad de sus practicantes).

Me sorprenden los abucheos y la catarsis anti-lacaniana que la presencia de Sokal gatilló.

No creo que una similar referencia a Freud o sus discípulos hubiese podido generar algo por el estilo.

De hecho, aquél bastante conocido articulo con el que la revista Times hiciera una de sus tapas, "Freud is dead", jamás alcanzó la difusión y la trascendencia que ha tenido el libro de Sokal (mas allá de la cuestión ya señalada de que la crítica de Sokal abarca a un grupo mucho mas amplio de autores y disciplinas). Y los mismo con el famoso "Burying Freud" de The Lancet

Esto no significa que Freud y el psicoanálisis no hayan sido atacados, perseguidos, difamados, y reprimidos, sea bajo el nazismo, como bajo el régimen de la burocracia stalinista.

Pero la marca profunda del cientificismo, en Freud, siempre ha rescatado al psicoanálisis y ha permitido su supervivencia en las peores condiciones, justamente por esta estrecha relación a la ciencia.

Esto es algo que ha subrayado el propio Lacan:

Decimos, contrariamente a lo que suele bordarse sobre una pretendida ruptura de Freud con el cientificismo de su tiempo que ese cientificismo mismo, si se tiene a bien designarlo en su fidelidad a los ideales de un Brücke, a su vez transmitidos del pacto al que un Helmholtz y un Du Bois-Reymond se habían consagrado de hacer entrar a la fisiología y a las funciones del pensamiento consideradas como incluidas en ella en los términos matemáticamente determinados de la termodinámica llegada a su casi acabamiento en su tiempo, el que condujo a Freud, como sus escritos lo demuestran, a abrir la vía que lleva para siempre su nombre.

Decimos que esa vía no se desprendió nunca de los ideales de ese cientificismo, ya que así lo llaman, y que la marca de él que la señala no es contingente sino que sigue siéndole esencial"

Que es por esa marca por la que conserva su crédito, a pesar de las desviaciones a las que se ha prestado, y esto en la medida en que Freud se opuso a esas desviaciones, siempre con una seguridad sin vacilaciones y un rigor inflexible.

Prueba de ello su ruptura con su adepto mas prestigioso, Jung concretamente, apenas se deslizó hacia algo cuya función no puede definirse sino como la de intentar restaurar en ella un sujeto dotado de profundidades - este último término en plural -, lo cual quiere decir un sujeto compuesto de una relación con el saber, relación llamada arquetípica, que no se redujese a la que permite la ciencia moderna con exclusión de cualquier otra, la cual no es nada más que la relación que definimos el año pasado como puntual y desvaneciente, esa relación con el saber que de su momento históricamente inaugural ha conservado el nombre de cogito.

A ese origen indudable, patente en todo el trabajo de Freud, a la lección que nos deja como jefe de escuela, se debe el que el marxismo no tenga alcance - y no sé de ningún marxista que haya mostrado en ello alguna insistencia - para poner en entredicho su pensamiento en nombre de sus lazos históricos" (6).

Reproduzco en extenso esta cita de Lacan, porque creo que da cuenta de la importancia que el propio Lacan le otorga a la relación del psicoanálisis con la ciencia.

Y justamente, por prestar atención a este punto, es que Lacan ha sido uno de los que más han trabajado y ayudado a precisar los términos de dicha relación.

J.C. Milner, en su libro "La obra clara", señala, respecto del cientificismo de Freud que es...

"el asentimiento que [Freud] otorga al ideal de la ciencia. Ese ideal funda, suficientemente, el anhelo de que el psicoanálisis sea un ciencia. Digo, en efecto, ideal de la ciencia. Se trata efectivamente de un punto ideal - exterior o infinitamente distante - hacia el que tienden las rectas del plano y que, al mismo tiempo, les pertenece a todas y en el que nunca se encuentran. No es la ciencia ideal, la cual 'encarna', de manera variable, el ideal de la ciencia: determinación estrictamente imaginaria, requerida para que las representaciones sean posibles".

diferenciando de este modo el cientificismo de la ciencia ideal del cientificismo del ideal de la ciencia, tal como lo subrayaba Lacan en la cita anterior.

La posición de Lacan respecto de la ciencia, en ese sentido, no es la misma que la de Freud.

Lacan no presta ese mismo asentimiento al ideal de la ciencia, y precisa los términos entre el psicoanálisis y la ciencia a partir de lo que Milner denomina "el axioma del sujeto", que es el que hemos comentado y analizado en la segunda parte de este trabajo, y a partir del cual "el psicoanálisis encontrará en sí mismo los fundamentos de sus principios y de sus métodos" (7).

Esta reducción del sujeto del psicoanálisis al sujeto de la ciencia no es ni contingente ni oportunista, sino el resultado lógico de la exigencia de aquél cientificismo freudiano.

El psicoanálisis, en consecuencia, según N. Charraud, no deja de aparecer como "la escoria del humanismo (que clama la felicidad de la humanidad), de la misma manera que los primeros científicos, en el sentido moderno de la palabra (Descartes y Galileo) se encontraron siendo la escoria de la docta ignorancia instaurada por Nicolas de Cusa. En los dos casos, la superación de la ideología de la época provoca una destitución, un rechazo por parte de los contemporáneos (...). El psicoanalista como el científico se encuentra siendo el saldo de una doctrina del hombre que le garantice su felicidad en tanto que no desee un saber sobre lo real"(8).

Ahora bien, esta situación puede explicar muchas situaciones de rechazo hacia el psicoanálisis.

Y seguramente gran parte de las reacciones que estamos comentando con relación al "affaire" Sokal responden a esta problemática.

Pero no creo que la reducción pueda ser completa.

Mas bien me inclinaría a pensar que en el planteo de Sokal no deja de haber algo de verdad.

Las preguntas entonces serían:
¿Es realmente el lacanismo un "misticismo laico", una "nueva religión"?
¿Sería contra este nuevo "oscurantismo laico" que reaccionaron, de ese modo, los estudiantes y profesores que asistían a la charla de Sokal en la UBA?
¿Acaso las precisiones de Lacan sobre las relaciones entre la ciencia y el psicoanálisis son incorrectas, incluso psicoanalíticamente?
¿Acaso hay algún problema cosustancial al psicoanálisis que conlleve inexorablemente este tipo de problemas?

Hay una "realidad" que reconocer: el "ambiente" lacaniano, y el porteño en particular, está saturado de una gama de "vicios" respecto de los cuales, la crítica de Sokal, que podrá discutirse respecto de Lacan, les cabe como anillo al dedo.

Asistir a una charla o reunión de psicoanalistas lacanianos, mas o menos "institucionalizados", implica, casi siempre, tener que soportar una obligada exhibición de mimetizada erudición totalmente desconectada de la clínica en la cual no faltarán las referencias a Witgenstein, o Heidegger, o Aristóteles, o Casanova, etc., matizadas del clásico "no tenemos tiempo para desarrollar ahora todo esto", que nos llevarán desde una cita de Lacan a todo un paseo por la cultura occidental, sin haber obtenido al final del viaje mas que el lustre que la histeria o ignorancia de cada cual este dispuesta a dispensarle al expositor.

Tomemos a modo de ejemplo, un par de situaciones, de cada uno de los grandes campos en que se distribuyen, mayoritariamente, los psicoanalistas lacanianos.

Hace poco fui a escuchar una charla organizada por un nuevo grupo analítico caracterizable, para el caso, como muy antimilleriano (aunque no tan chabacano como los que autopublicitan sus conferencias en Buenos Aires con la consigna de "Miller go home"), donde venían estudiando desde hacía varios encuentros, el libro de Milner "La obra clara". Hablaron bastante de Witgenstein y otra cantidad de derivados similares, pero luego de 4 reuniones abocados a dicho libro no se habían percatado aún, tan ocupados que estaban en criticarlo, que ese libro estaba en ruptura con Miller.

En el otro campo, podemos tomar algún ejemplo del reciente libro de la AMP (9) donde Miller pretende "transparentar" sus conflictos con C. Soler. Sin entrar en mayores detalles acerca de ese debate (expondré en breve mi opinión al respecto, con la seriedad requerida, en el foro sobre "Situación del Psicoanálisis") encontramos ahí situaciones que no dejan de llamar la atención, como ese reinicio vespertino de la "conversación" en que Miller elabora algunos de sus juegos significantes "sentando" a uno de sus lados a un analista cuyo apellido comienza con A y al otro lado otro analista cuyo apellido comienza con Z. (10). Esta situación podría considerarse como parte del humor que puede amenizar cualquier reunión, pero visto que toda la "conversación" no pudo dar respuesta a la pregunta planteada por G. Lemoine acerca de para qué estaban ahí convocados los participantes, es este tipo de "manejo", aparentemente sin sentido, el que ocupa el lugar de las "respuestas".
También podríamos referir las mas conocidas "adecuaciones ambientales" (media luz, etc.) con las que los encuentros de la AMP acostumbran preparar las exposiciones de los pasantes sobre su propio pase.

Son situaciones, estas, que no corresponde tomar a la ligera. No pretendo saldar con un simple comentario de este estilo, los análisis y conclusiones que deberíamos derivar de los hechos en los que se inscriben estas anécdotas (justamente, gran parte de los problemas inter-institucionales pasa, me parece, por la reducción que los miembros de cada bando hace de la situación en el otro a este tipo de anécdotas)

Pero estas situaciones no dejan de ser, también, un reflejo mas o menos típico de lo que muchos profanos perciben como sistemático desde hace el suficiente tiempo como para que acusaciones como las de Sokal puedan encontrar su resonancia.
La impresión que domina es, o la del diletantismo intelectual, o la de ceremoniales mágicos o religiosos, antes que la que se esperaría de una situación de trabajo en una reunión de psicoanalistas preocupados por resolver problemas clínicos.

Lo que haremos a continuación, entonces, será lo siguiente.

Retomaremos en detalle las críticas de Sokal y Bricmont. Las mismas abarcan estos dos costados que hemos estado comentando: por un lado la cuestión de la verificación acerca de la "incorrección" del uso de las matemáticas por parte de Lacan y por el otro lado, la cuestión de las deducciones que de ello se pueden hacer, y que conducirían a la conclusión de que el lacanismo sería un misticismo laico.
Tomaré estas críticas tal como lo he venido haciendo hasta ahora, transformándolas de la siguiente manera.
La cuestión del modo en que Lacan usa las matemáticas será la cuestión del estatuto de lo real y la verdad en psicoanálisis o, en otros términos, la cuestión de la relación del psicoanálisis con la ciencia (ya que como vimos no tiene sentido la simple discusión sobre si ese uso es adecuado o no a las reglas de su campo de origen).
Y la cuestión del "misticismo laico" y la "nueva religión", será el problema de la transmisión en psicoanálisis y los problemas que implica para ello la no forclusión del sujeto propia de la transmisión en la ciencia.

Creo que son estos, problemas centrales para el psicoanálisis: los fundamentos de su práctica, las relaciones del psicoanálisis con la ciencia (y en consecuencia, con lo social), y los problemas de la transmisión.

Con esto, antes que agotar el problema, lo que quiero es subrayar cuan importantes son, para el propio psicoanálisis, las críticas de Sokal, por externas o fallidas que estas puedan ser en mas de un aspecto

Mas allá de lo que Sokal diga o haga en el futuro, creo que los psicoanalistas no deben dejar de repensar estos problemas.

 

La crítica de Sokal y Bricmont a Lacan

La crítica de Sokal y Bricmont a Lacan comienza señalando cuestiones respecto del uso de la topología. Para ellos son incomprensibles afirmaciones como la de que "el toro es la estructura de la neurosis".

La realidad es que Sokal y Bricmont no entienden ni afirmaciones como estas ni absolutamente nada de lo planteado por Lacan, como lo verifica el simple detalle de que no alcanzan siquiera a distinguir entre psicoanálisis y psicología: "Aún si el concepto de goce tuviese una significación clara y precisa en psicología, Lacan no da ninguna razón que permita considerar al goce como un 'espacio' en el sentido técnico de esa palabra en topología" (11).

El concepto de goce jamás tuvo (ni tendrá) significación alguna (ni clara ni oscura, ni precisa ni ambigua) en la psicología, por la sencilla razón que no es un concepto de la psicología, y esto, a su vez, porque el psicoanálisis no es una rama, o técnica, o especialidad, o lo que sea, de la psicología. No distinguir estas cuestiones implica no tener idea de lo que se está hablando.

No es un "pecado" no saber. Pero, ya que Sokal y Bricmont van a dedicarse al preciosismo de las "exactitudes", entonces no estará de más caracterizar correctamente el nivel de su ignorancia.

Los otros dos temas abordados por Sokal y Bricmont remiten al uso por parte de Lacan de los números imaginarios y de la lógica.

Vamos a tomar en detalle el primero de estos dos puntos.

Podríamos hacer lo mismo con la crítica que hacen al uso de la lógica, en particular su uso en las fórmulas de la sexuación.

Pero, como lo hemos señalado anteriormente, vista la difusión que el propio Sokal se ha encargado de darle al primero de estos dos puntos, ironizando una y otra vez sobre la eventual equivalencia entre el "órgano eréctil" y la raíz cuadrada de -1, y dado que la importancia de este debate lo da, en gran medida, el alcance y difusión pública del mismo, optaremos por ese punto.

Sokal y Bricmont toman tres fragmentos de "Subversión del sujeto y dialéctica del deseo".

El primero se encuentra en la página 799 de la 14° edición castellana de Siglo XXI y en la página 819 de la edición francesa de Seuil.

Lo reproduzco (en azul indico las partes que han sido salteadas por Sokal y Bricmont en su libro)

"En cuanto a nosotros, partiremos de lo que articula la sigla S(A): ser en primer lugar un significante. Nuestra definición del significante (no hay otra) es: un significante es lo que representa al sujeto para otro significante. Este significante será pues el significante por el cual todos los otros significantes representan al sujeto: es decir que a falta de este significante, todos los otros no representarían nada. Puesto que nada es representado sino para.

Ahora bien, puesto que la batería de los significantes, en cuanto es, está por eso mismo completa, este significante no puede ser sino un trazo que se traza de su círculo sin poder contarse en él. Simbolizable por la inherencia de un (-1) al conjunto de los significantes.

Es como tal impronunciable, pero no su operación, pues ésta es lo que se produce cada vez que un nombre propio es pronunciado. Su enunciado se iguala a su significación.

De donde resulta que al calcular ésta, según el álgebra que utilizamos, a saber

S(significante)
------------------- = s (el enunciado) , con S = (-1)
s (significado)

s = Ö -1"

...........

"Pour nous, nous partirons de ce que le sigle S(A) articule, d' être d' abord un signifiant. Notre définition du signifiant (il n' y en a pas d' autre) est: un signifiant, c' est ce qui représente le sujet pour un autre signifiant. Ce signifiant sera donc le signifiant pour quoi tous les autres signifiants représentent le sujet: c' est dire que faute de ce signifiant, tous les autres ne représenteraient rien. Puisque rien n' est représenté que pour.

Or la batterie des signifiants, en tant qu' elle est, étant par là même complète, ce signifiant ne peut être qu' un trait qui se trace de son cercle sans pouvoir y être compté. Symbolisable par l' inhérence d' un (-1) à l' ensemble des signifiants.

Il est comme tel imprononçable, mais non pas son opération, car elle est ce qui se propduit chaque fois qu' un nom propre este prononcé. Son énoncé s' égale à sa signification.

D' où réulte qu' à calculer celle-ci, selon l' algèbre dont nous faisons usage, à savoir:

S(signifiant)
--------------- = s (l' énoncé), avec S = (-1), on a: s =
Ö -1"
s (signifié)

Es llamativo que lo omitido por Sokal y Bricmont sea precisamente la definición del significante, que es la base de todo lo que sigue.

El segundo fragmento que seleccionaron figura, en las mismas ediciones anteriormente señaladas, en las páginas 801 y 821, respectivamente.

Lo reproducimos a continuación:

Sin duda Claude Lévi-Strauss, comentado a Mauss, ha querido reconocer en él el efecto de un símbolo cero. Pero en nuestro caso nos parece que se trata mas bien del significante de la falta de ese símbolo cero. Y por eso hemos indicado, a reserva de incurrir en alguna desgracia, hasta dónde hemos podido llevar la desviación del algoritmo matemático para nuestro uso: el símbolo Ö -1, que también se escribe i en la teoría de los números complejos, sólo se justifica evidentemente no aspirando a ningún automatismo en su empleo subsiguiente.

............

Sans doute Claude Lévi-Strauss, commentant Mauss, a-t-il voulu y reconnaître l' effet d' un symbole zéro. Mais c' est plutôt du signifiant du manque de ce symbole zéro qu' il nous paraît s' agir en notre cas. Et c' est pourquoi nous avons indiqué, quitte à encourir quelque disgrâce, jusqu' où nous avons pu pousser le détournement de l' algorithme mathématique à notre usage: le symbole Ö -1, encore écrit i dans la théorie des nombre complexes, ne se justifie évidemment que de ne prétendre à aucun automatisme dans son emploi subséquent.

Finalmente, el tercer fragmento (que Sokal y Bricmont presentan en forma inmediata y en continuidad con el segundo; ya veremos que cosas está salteadas al medio), figura en las páginas 802 y de las respectivas ediciones de Siglo XXI y Seuil:

Es así como el órgano eréctil viene a simbolizar el sitio del goce, no en cuanto él mismo, ni siquiera en cuanto imagen, sino en cuanto parte faltante de la imagen deseada: por eso es igualable al Ö -1 de la significación más arriba producida, del goce al que restituye por el coeficiente de su enunciado a la función de falta de un significante: (-1).

...........

C' est ainsi que l' organe érectile vient à symboliser la place de la jouissance, non pas en tant que lui-même, ni même en tant qu' image, mais en tant que partie manquante à l' image désirée: c' est pourquoi il est égalable au Ö -1 de la signification plus haut produite, de la jouissance qu' il restitue par le coefficient de son énoncé à la fonction de manque de signifiant: (-1).

Del primer fragmento, Sokal y Bricmont dicen:

"Aquí Lacan se burla del mundo. Aún si su 'álgebra' tuviese un sentido, manifiestamente el 'significante', el 'significado' y el 'enunciado' que allí figuran no son números, y la barra horizontal (símbolo arbitrariamente elegido) no denota la división de dos números. En consecuencia, sus 'cálculos' son pura fantasía" (12).

Respecto del segundo y tercer fragmentos, Sokal y Bricmont dicen:

"Ahí reconocemos que es preocupante ver nuestro órgano eréctil identificado a raíz cuadrada de -1. Esto nos hace pensar a Woody Allen quien, en 'Woody y los robots', se opone a una translación craniana: 'no pueden tocar mi cerebro, es mi segundo órgano preferido'"

Sokal y Bricmont sabrán en qué medida este chiste vehiculiza o no sus propias preocupaciones respecto al órgano eréctil, y cuanto esto coadyuva o no a su incomprensión, ya no solo del texto de Lacan, sino de cualquier problemática que pudiese alcanzar al falo.

Finalmente, luego de comentarios del mismo estilo respecto de los fragmentos de Lacan que seleccionaron para criticar su uso de la lógica, en su conclusión final dicen:

"¿Cómo evaluar las matemáticas lacanianas? Diferentes comentadores están en desacuerdo a propósito de las intenciones de Lacan: ¿en qué medida buscaba 'matematizar' el psicoanálisis? No aportaremos respuesta alguna a esta pregunta que, al fin de cuentas, no tiene mucha importancia pues las matemáticas de Lacan son tan fantasiosas que no pueden jugar ningún rol fecundo en un análisis psicológico serio.

Por cierto, Lacan posee una vaga idea de las matemáticas de las que habla (pero no mucho más). No es con él que los estudiantes van a aprender lo que es un número natural o un conjunto compacto, pero sus afirmaciones, cuando son comprensibles, no son siempre falsas. No obstante, se recupera ['il se ratrappe' (13)], si podemos decirlo, sobre todo en el segundo tipo de abusos mencionados en nuestra introducción: sus analogías entre psicoanálisis y matemáticas son las mas arbitrarias que podamos imaginar, y no da de ellas (ni aquí ni en ningún otro lugar en su obra) absolutamente ninguna justificación empírica o conceptual. Finalmente, por lo que hace al despliegue de una erudición superficial y de la manipulación de frases desprovistas de sentido, pensamos que los textos previos son suficientemente elocuentes.

El aspecto mas llamativo de Lacan y sus discípulos es sin duda su actitud hacia la ciencia, privilegiando, hasta un punto difícil de imaginar, la 'teoría (es decir, de hecho, el formalismo y los juegos de lenguaje) en detrimento de la observación y la experiencia. Después de todo, el psicoanálisis, suponiendo que tenga una base científica, es una ciencia relativamente joven. Antes de lanzarse en grandes generalizaciones teóricas, sería mas prudente verificar la adecuación empírica de al menos algunas de sus proposiciones. Pero en los escritos de Lacan encontramos principalmente citas y análisis de textos y de conceptos.

Frente a estas críticas, los defensores de Lacan (y de otros autores aquí discutidos) tienen tendencia a replegarse sobre una estrategia que calificaremos de ni/ni: sus escritos no deben ser evaluados ni como discurso científico, ni como razonamientos filosóficos, ni como una obra poética, ni .... Nos encontramos entonces ante lo que podríamos llamar un 'misticismo laico': misticismo porque el discurso busca producir efectos mentales que no son puramente estéticos, sin por ello dirigirse hacia la razón; laico porque las referencias culturales (Kant, Hegel, Marx, Freud, matemáticas, literatura contemporánea ...) no tienen nada que ver con las religiones tradicionales y permiten atraer al lector moderno. Por otra parte, los escritos de Lacan devienen, con el tiempo, cada vez mas crípticos - característica común a muchos textos sagrados - combinando los juegos de palabra y la sintaxis fracturada; y sirven de base para la exégesis reverente de sus discípulos. Podemos entonces legítimamente preguntarnos si no nos encontramos de hecho con una nueva religión"

Cabe, en primera instancia, distinguir dos críticas, por parte de Sokal y Bricmont.

Una directamente hacia Lacan. La otra dirigida a sus discípulos.

Dado que los propios Sokal y Bricmont hacen jugar en esta segunda los efectos del tiempo transcurrido desde la muerte de Lacan, creo que por estrecha que pudiera ser la relación entre el "maestro", es decir Lacan, y sus discípulos, también es importante diferenciar a uno de otros.

Respecto de Lacan, Sokal y Bricmont deben comenzar por reconocer su conocimiento de los recursos extra psicoanalíticos a los que recurre. Los ejes de la crítica que le hacen son dos:

Respecto de los discípulos de Lacan, el eje de la crítica pasa por lo que sería una puesta en práctica de lo que ya estaría planteado en los textos mismos de Lacan: un "misticismo laico" que podría pensarse como una "nueva religión".

Comenzaremos por este segundo ítem.

(Continuación)


Notas

(1) Quizás no esté de más señalar, tal como lo hiciéramos anteriormente, que del libro de Sokal tomamos el capítulo dedicado a Lacan, en particular, ya que es el que hace referencia al tema psicoanálisis-ciencia.
Y esto posiblemente sea también un punto de malentendido con Sokal, puesto que ese, obviamente, no es "su" tema. "Su" tema queda definido por el conjunto de los autores que aborda en su libro. Su tema no es la relación entre la ciencia y el psicoanálisis, sino la relación entre la ciencia y cualquier autor, pensador, o práctica, que pretenda hacer algún uso de nociones científicas de un modo que no respete las reglas del campo de origen de las mismas.
Lo que, justamente, intenté plantear en la primera parte de mi crítica, es que esa organización del "tema" era estéril, pues de ese modo Sokal no iba a poder probar nada consistente respecto de cualquiera de esos autores abordados, y que la crítica de cada uno de ellos no podía eximirse de la tarea de debatir las nociones y aspectos propios de la respectiva disciplina o práctica.
Por eso, en lo que a Lacan respecta, mi punto de vista es que no se trata solo de sus usos, "correctos" o "incorrectos", de los recursos matemáticos u otras nociones científicas, sino del problema mas general y conceptual de las relaciones entre la ciencia y el psicoanálisis.
Esto, por la sencilla razón de que mi posición no es la de un "seguidor" de Lacan, sino la de alguien que ejerce la práctica del psicoanálisis, práctica respecto de la cual, considero que las enseñanzas de Lacan son de fundamental importancia.
Pero esta diferencia en los intereses temáticos, en el punto de vista sobre el eje del debate, no deja de ser uno de los malentendidos que subsisten con Sokal.
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(2) Lo retomaremos en detalle mas adelante, pero en la página 801 de los Escritos, respecto del uso del raíz cuadrada de -1, Lacan dice: "por eso hemos indicado, a reserva de incurrir en alguna desgracias, hasta dónde hemos podido llevar la desviación del algoritmo matemático para nuestro uso" (subrayado nuestro).
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(3) Claro que, nuevamente, no hay que olvidar que el libro de Sokal no apunta solo a Lacan, sino que este no es mas que uno mas entre la mas de media docena de autores abordados.
En ese sentido, la trascendencia, a nivel internacional, probablemente, no está dada tanto por el caso de Lacan como por los casos de Virilio, Baudrillard, Latour, Irigaray, etc.
Pero para esos casos, también, la trascendencia del libro está dada, en casi todos los casos, por afirmaciones o conclusiones del mismo nivel que las planteadas para el caso de Lacan, antes que por la simple señalización de situaciones de uso "incorrecto" de nociones científicas.
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(4) Página 20 de la edición francesa de Odile Jacob
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(5) Lo que quizás no termina de darse cuenta Sokal es cuan de acuerdo estoy con algunas de sus conclusiones y que mi interés en todo esto pasa, justamente, por deslindar unas de otras y por precisar las razones en juego para cada una.
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(6) J. Lacan, "La ciencia y la verdad", Escritos, Ed. Siglo XXI, página 836/7
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(7) J.C. Milner, "La obra clara", Ed. Manantial, página 39
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(8) N. Charraud, "Lacan y las matemáticas", Atuel-Anáfora, página 115
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(9) "Conversation sur le signifiant maître", AMP
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(10) "Conversation sur le signifiant maître", AMP, página 87
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(11) A. Sokal y J. Bricmont, "Impostures Intelectuelles", Ed. Odile Jacob, página 27/8
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(12) Una nota a pie de página, en este mismo punto, en el texto de Sokal y Bricmont, hace extensiva esta crítica al texto "El título de la letra" de Nancy y Lacoue-Labarthe, dos autores cuya lectura de "Instancia de la letra ..." fue ponderada por el propio Lacan, en el seminario XX, a pesar de la posición mas Derrideana que Lacaniana de los mismos.
Valga este comentario para la cuestión acerca de cuan revelador de sus falencias ha sido la retirada que Sokal y Bricmont tuvieron que realizar respecto de sus críticas a Derrida (ver
primera parte de este artículo, en el número 6 de Acheronta).
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(13) Petit Robert

SE RATTRAPER v. pron.

1- Se raccrocher. Se rattraper à une branche dans une chute. — fig. Se rattraper aux branches*. Il s'est rattrapé de justesse : il a réparé sa maladresse.

2- (1845)  Regagner l'argent qu'on a perdu. Après ses pertes d'hier, il s'est rattrapé.

 Regagner le temps perdu. Je n'ai pas pu aller au cinéma ce mois-ci, mais je vais me rattraper. — Combler son retard, pallier une insuffisance. « Il piochait vite son programme [...] dans l'espoir de se rattraper » (Aragon).
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