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Floresta es la Argentina: Cristina, Maxi y Adrián somos nosotros

From: Guillermo Vilela gvilela@psi.uba.ar - 25/01/2002

 

Estimados Colegas: por la presente quiero hacer llegar la adhesión del Grupo de Trabajo en Arte y Psicoanálisis "El brillo de lo inútil" a la asamblea a realizarse en la sede de Ate Capital el día sábado. Les envío además un pequeño artículo.

Saludos

Lic. Guillermo Vilela

Floresta es la Argentina: Cristian, Maxi y Adrián somos nosotros

Los medios, especialmente la televisión, insisten en estos momentos en diferenciar campos en las protestas populares: por un lado ubican como una forma correcta de protesta al tradicional cacerolazo que consiste en que personas correctas e indignadas griten consignas contra la corrupción, contra Menem, contra De la Rua, contra los políticos, etc. ; por otro lado estarían los vándalos que atacaron el congreso y destruyeron cosas, atacaron a la policía, etc. Este último grupo es para algunos motorizado por activistas de izquierda, para otros por sectores de las internas partidarias.

Es así que tras cada cacerolazo aparecen estos "infiltrados" que "protestan mal". Se instaló ya el ciclo pacífico-vandálico en cada manifestación popular.

Hasta aquí la gente correcta pudo asustarse de los "destructores" encontrando diversos argumentos.

Sin embargo, luego de un hecho tremendo como fué el de Floresta en el día de ayer, en el que un policía retirado mató a tres muchachitos sólo por hablar contra la policía en un bar, vimos por los medios televisivos como la policía protegía al asesino y como los jóvenes apedrearon un camión de bomberos, a la policía, quemaron dos autos y también iniciaron un estilo de respuesta popular con las bengalas de fin de año.

A esos muchachos dolidos e indignados por el salvajismo inhumano del policía retirado no se los acusa de vándalos simplemente porque tenemos muy fresco el crimen brutal cometido contra sus amigos. Se entiende que reaccionen así porque amigos queridos, normales, estudiantes prolijos fueron asesinados a mansalva.

Tenemos así actitudes similares en los supuestos vándalos del Congreso de la Nación y en los amigos y vecinos de los chicos de Floresta. Ambos "grupos" tuvieron actitudes similares contra la policía y la "propiedad".

Esta nota no es para acusar a los pobres muchachos de la murga de Floresta de ser agresivos o revoltosos o  Vándalos, sino para pensar que el hecho ocurrido en ese barrio, puede ser un articulador simbólico entre la violencia popular y el cacerolazo pacífico. Hay una articulación clara y admisible entre el crimen brutal y la respuesta popular llena de odio.

Creo que lo que hace que la violencia de los jóvenes parezca vandálica e injustificada es el olvido de los crímenes a los que estuvo expuesta la población, no ya la de Floresta sino la de todo el país. Miles de vecinos han muerto, y la respuesta es violenta y destructiva contra los sujetos y los bienes que representan al sistema que los mató. En este país han muerto miles de militantes populares, activistas, todos ellos personas, como los niños que han muerto de hambre por las políticas de ajuste. Hubo crímenes brutales contra la población.

Quiero decir que Floresta es la Argentina, que en todo el país la población ha vivido un crimen brutal de sus vecinos y amigos y la respuesta que ha surgido en cada manifestación popular no puede no incluir el odio porque la experiencia popular dice que en este país no hay justicia. Es una cuestión forzosa, aunque la gente "correcta" tenga temor, se horrorice y trate de separar de sí misma el odio y la destrucción como método de respuesta.

Por otra parte, no puedo recordar respuesta popular de magnitud que no haya incluido en su seno la violencia. Es un germen que se ubica en el magma social, inconsciente para muchos de los individuos que componen la "turba".

La caída de De la Rúa se produjo por la rebelión pacífica y correcta de la clase media, pero también por la testarudez de los jóvenes que una y otra vez quisieron instalar la protesta en la Plaza de Mayo a pesar de la brutal e ignominiosa represión de la Policía Federal.

¿Hubiera caído De la Rúa si junto al cacerolazo correcto y pacífico de la "clase media" no hubiera estado la destrucción y la testarudez de esos jóvenes? 

 

Guillermo E. Vilela

Psicoanalista

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