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Un fallido que dice mucho mas

From: Michel Sauval - ms@psicomundo.com - 25/01

Ayer, antes de la marcha, el vocero presidencial dio una conferencia de prensa en la que cometió un fallido. No lo anoté exactamente, pero según me dicta mi memoria, agregó una negación muy significativa. Dijo lo siguiente: "lo único que nos preocupa es que no haya algunos que quieran hacer de esto un viernes negro".

Se dice de esto que es un fallido porque se supone que esa no podría ser la preocupación del gobierno.

Pero la lengua del vocero presidencial no ha tropezado ni se ha trabado: ha articulado y agregado, con toda precisión, un "no", supuestamente "de mas", que da cuenta de la verdadera preocupación del gobierno.
Semejante esfuerzo amerita que demos crédito al anhelo que ha expresado de tener un "viernes negro".

Qué sería un "viernes negro"?
Nadie hablaría de un "viernes negro" para un caso mas de gases y balas de goma. Ni siquiera se habla de "jueves negro" para la jornada de rebelión popular del 20 de diciembre pasado cuando la represión policial asesinó a mas de 7 personas en los alrededores de Plaza de Mayo. Para hablar de un día "negro" tiene que ser un día de luto total. Es decir, una situación de brutal represión que realmente aniquile la protesta y la rebelión popular, no solo fisicamente, sino (y sobre todo) políticamente (es lo que, de hecho, pretendió hacer De la Rúa cuando instauró el estado de sitio, afotunadamente sin éxito).

Primera deducción, entonces: un "viernes negro", es la perspectiva que tiene el gobierno como solución política para esta crisis.

Pero así como esto no se puede confesar en público, tampoco se puede hacer sin coartadas políticas. De ahí la necesidad de los "algunos", cuyo accionar pueda "justificar" y avalar políticamente la represión.

Hay varios aspectos que convendría considerar en la generación de esos "algunos".

El principio básico consiste en declamar un rechazo general contra "LA" violencia, y asignar a esos "algunos" el caracter de "violentos". Es así como siempre se ha buscado asustar, sobre todo a la clase media, para sobre estas acusaciones montar la represión contra organizaciones populares y partidos de izquierda, al tiempo que se oculta la sistemática violencia que se ejerce desde todos los recursos del Estado: no olvidemos que en Argentina hay en estos momentos, ademas de varios presos, varios miles de personas procesadas, todos ellos por activismo social.
Esto ya debería alertarnos sobre un punto: por mucho que nos disguste la violencia, los rechazos absolutos y abstractos de la misma siempre son funcionales al argumento represivo. Deberíamos recordar que no existe "LA" violencia en general. Lo que existen son violencias, varias. Y en tanto tales, es decir, en tanto distintas, reclaman juicios diferentes. Equiparar la violencia del poderoso y la violencia del oprimido, equiparar la violencia del Estado con la violencia del marginal, siempre ha sido un argumento prácticamente reaccionario.
De la misma manera, podríamos recordar que no existe "LA" justicia universal. Suponer su existencia implicaría suponer que en algún punto somos todos iguales, y eso es justamente lo que nunca podrá ser. No somos todos iguales. Y por eso, las "justicias" son siempre, en algún sentido, injustas.

La operación del fundamentalismo es complementaria de la operación racista: la primera consiste en erigir un principio en absoluto y universal e identificarse con él, en tanto que el segundo consiste en asignar a un objeto las cualidades negativas que deben ser rechazadas y aniquiladas. La identificación se apoya en la segregación y esta, a su vez, da su sustento a la identificación.

Un "viernes negro" sería aquél que permitiera ubicar al gobierno en el lugar de la paz y el orden, autorizando la represión de los "violentos" (así sea pagando el costo, eventualmente consentido por "todos", de algunas "víctimas inocentes")

Ahora bien, para poder organizar este reparto del "bien" y el "mal", hay que poder ganarse, políticamente, a la población. Generar esos "algunos", separados, segregados, del "todos", requiere de una operación política. El desarrollo de dicha operación política, según lo confirma Pagina 12 de hoy, no se privará de apelar a la infiltración y provocación policial en las movilizaciones.
En suma, cualquier recurso será bueno con tal de lograr que la mayoría de la población abandone las calles, se recluya en sus casas y consienta en que todo el peso del aparato represivo caiga sobre aquellos que pretendan resistir.

Pero hay otra lectura que también podríamos hacer de este "fallido" y que me parece muy interesante.

Esta lectura consistiría en suponer que el "algunos" no remita, como rapidamente se tiende a hacer, a los infiltrados y provocadores, que el "algunos" no encarne aquello que habría que lograr segregar, sino que el "algunos" remita al mínimo de adhesión política que requeriría el gobierno, entre la población, para poder reprimir a sangre y fuego y liquidar todo en un "viernes negro".

Los que apoyan al gobierno serían tan pocos que no alcanzarían a ser siquiera los "algunos" dispuestos a apoyar la represión.

El fallido indica entonces el motivo de preocupación, tanto para el gobierno nacional, como para los gobiernos imperialistas, los organismos internacionales, los banqueros, los capitalistas, y todos aquellos que, expresandose por boca del vocero presidencial, quieren y reclaman el fin de la rebelión popular. Están preocupados porque no logran reunir un mínimo de "algunos" que pudiera avalar ese objetivo.

En ese punto, es toda una confesión de impotencia y debilidad por parte del gobierno, de la que tanto caceroleros como piqueteros deberían tomar nota, pues indica que estamos menos lejos de lo que imaginamos de lograr lo que reclamaba la gente anoche, "que se vayan todos"

Michel Sauval

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