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"Ulises y la Psicosomática"

Lic. Mauricio Santín I.
Agosto de 2003
Asociación Psicoanalítica Argentina

"El comienzo correcto de la actividad científica
consiste más bien en describir fenómenos
que luego son agrupados,
ordenados e insertados en conexiones"
(Freud 1916-1917)

Resumen.

Mi intención dentro de estas líneas es que a través de una revisión breve y tratando de situar la concepción del fenómeno psicosomático desde sus orígenes y su relación con el objeto primario; de lugar a mi propósito fundamental: el cual es el de beneficiar mi entendimiento respecto de la psicosomática, más que el de una aportación; ya que, me resulta un tanto ambicioso en este momento de mi formación el pretenderlo así. En el presente trabajo intentaré hacer un breve recorrido por la primera y segunda tópica freudiana, identificando al Yo Ideal e Ideal del Yo en analogía con la epopeya helénica de Homero en función de su Odisea, pues es de este estado de completud (yo ideal) al que haremos referencia en un futuro, pues nunca se deja de anhelar ese magno estado. Es así como Ulises y su constante lucha por ese retorno hacia su tierra prometida, con su amada esposa Penélope y con los placeres de todo un reino que le aguardan, como trataré de ir identificando tanto los orígenes del paciente psicosomático como la diversa y complicada lucha de éste con un primer objeto tan deseado e intenso; que sin lugar a dudas ha dejado una marca indeleble en la psique del sujeto.

 

Conceptos clave:

Inconsciente, preconsciente, consciente, ello, yo, superyó, yo ideal, fijación, representación, objeto del deseo, objeto de la pulsión y pulsión.

 

Desarrollo.

Habiendo aclarado lo anterior, intentaré marcar la influencia de un yo ideal que no ha sido resuelto de manera satisfactoria y que ha marcado al sujeto. Primero quizás en una sobre adaptación del infante y posteriormente quizás, como precedente del fenómeno psicosomático que podemos encontrar dentro de una personalidad ya "constituida" del sujeto a tratar. Empero para poder desarrollar esta idea, me es necesario contemplar de manera breve, algunos de los conceptos que entran en juego dentro de la dinámica del psicosomático. Para ello obviamente y como principal fuente haré uso del legado Freudiano.

Freud en la carta 52 que nos remite la edición de Amorrortu, nos habla de la estratificación y su constante reordenamiento que requiere el aparato psíquico para su funcionamiento. Es entonces a este reordenamiento al que me referiré al contemplar un concepto fundamental para entender la lógica de los psicosomáticos.

El Preconsciente como sabemos constituye un papel medular para el entendimiento de esta problemática. "De esta preconsciencia, las investiduras devienen conscientes de acuerdo con ciertas reglas, y por cierto que esta conciencia-pensar secundaria es de efecto posterior..." 1 He aquí solo un bosquejo de la necesidad que debe contemplar el interesado en el fenómeno psicosomático. Freud al hablar de la trascendencia de esta instancia nos comenta que los procesos del sistema Prcc exhiben –con independencia de que sean ya concientes o sólo susceptibles de conciencia- una inhibición de la proclividad a la descarga, característica de las representaciones investidas. De este inevitable accionar del Prcc será posible que su objetivo se vea ya amenazado por el mismo inconsciente que va ganando fuerzas y territorio dentro del aparato psíquico. Al respecto Freud dice: "cuando el proceso traspasa de una representación a otra, la primera retiene una parte de su investidura y sólo una pequeña proporción experimenta el desplazamiento. Desplazamientos y condensaciones como los del proceso primario están muy excluidos o son muy limitados" 2. Vemos acá ya una posible disminución del Prcc ante un rival que avanza sin cuestionamiento y que va atando las posibilidades de una descarga representacional ante una angustia que no ha sido elaborada. Pues es de este comercio entre los contenidos y las representaciones como lo ejemplifica Freud del cual surge la posibilidad de un ordenamiento posterior. Al verse disminuido en sus capacidades, este Prcc no solo no podrá cumplir con las expectativas que en él se han puesto, sino que va en camino hacia un desvalimiento aún mayor, como veremos más adelante.

Freud al contemplar el sistema de la primera tópica escribe que si el contenido es susceptible de censura, éste, será rechazado y volverá al Icc. Vemos de nuevo acá como el Prcc va sufriendo descargas que no ha podido llevar a buen término –al de la conciencia- ¿y cómo éstas afectarán al individuo? Bueno, al tener ya una serie de pulsiones que demandan ser descargadas y que se han visto insatisfechas. De esta pugna inevitable de lo Icc hacia lo Prcc se van creando los famosos agujeros que nos comenta P. Marty. Agujeros que a su vez continuarán siendo atacados, pues al no verse saciada esta demanda por la inaccesibilidad de la pulsión; la lucha continuará, haciendo del Prcc un gran campo de batalla en el cual no devendrá más que su baja funcional.

El Icc al no tener la cooperación del Prcc hace uso de su potencial, que sin lugar a dudas es mucho mayor que el del Prcc, sin embargo estas pulsiones son insusceptibles de devenir concientes, por lo que cualitativamente pertenecen al sistema Prcc, pero, de hecho y cuantitativamente al Icc. "su origen sigue siendo decisivo para su destino" 3. Sin duda una gran complicación para el tratamiento de este tipo de pacientes. Empero debemos considerar que "la observación nos ha enseñado que mucho de lo que participa de las propiedades del sistema Prcc no deviene conciente" 4. Pero, que si hay la esperanza de que el paciente al contemplar su contenido latente y sumando a éste, la labor arquitectónica de la que echará mano el psicoanalísta ante un Prcc desvalido; el paciente, podrá optar por un tratamiento que lo remite al uso literal del término y a su sentido amplio considerando el contexto al cual será referido en el mejor de los resultados. Un mundo sin lugar a dudas duro pero al mismo tiempo desafiante y lleno de posibles satisfacciones.

La lucha por reactivar las funciones de un Prcc no terminan aquí, sino que debemos considerar también las influencias inesperadas que recibe de la Cc. Freud dice: "En la cura psicoanalítica obtenemos la prueba irrecusable de la existencia de la segunda censura, la situada entre los sistemas Prcc y Cc. Exhortamos al enfermo a formar profusión de retoños del Icc y lo comprometemos a vencer las objeciones que la censura haga al devenir-concientes de estas formaciones preconscientes; derrotando esta censura nos facilitamos el camino para cancelar la represión, que es obra de la censura anterior. Consignemos aquí esta observación: la existencia de la censura entre Prcc y Cc nos advierte que el devenir-conciente no es un mero acto de percepción, sino que probablemente se trate también de una sobreinvestidura, un ulterior progreso de la organización psíquica" 5. Vemos aquí la relevancia de esta censura y su escasa posibilidad de acceso a la Cc. Considerando aún mayor el problema que ésta tiene en el paciente psicosomático; ya que esta censura no data de lo edípico sino de un estadio primordial: El Yo Ideal, y la referencia que éste hace al problema de la afánasis, que han descrito algunos autores y en lo que profundizaré más adelante.

Es así como nos encontramos en un terreno lleno de vicisitudes en donde como dice el maestro se "muestra a menudo en el Icc un grado de autonomía y de ininfluenciabilidad apenas creíbles. Un total aislamiento recíproco de las aspiraciones, una degradación absoluta de los dos sistemas (Cc y Prcc), he ahí en general la condición patológica" 6 que P. Marty llama desorganización progresiva. Pero no podemos creer que solo rija un tipo de pensamiento en la vida de estos pacientes, eso sería inaudito para conciliar su sobrevivencia hasta estos momentos. De aquí que tengamos acceso a un segundo procesamiento.

"Es probable que al comienzo el principio de displacer regule automáticamente los desplazamientos de la investidura; pero es muy posible que la conciencia de estas cualidades agregue una segunda regulación más fina, –y selectiva para sus confines adaptativos; hablamos de la supresión- que hasta puede contrariar a la primera y que perfecciona la capacidad de operación del aparato, por cuanto, en contra de su disposición originaria –en este caso de alineación y escisión-, lo habilita para someter a la investidura y a la elaboración también aquello que se enlaza con un desprendimiento de displacer" 7. Vemos ya el dilema ante el cual se encuentra el psicosomático, en donde no hay un real desprendimiento y no hay también la posibilidad de contrariar ese deseo, pues le implicaría la muerte desde su perspectiva mimetizada.

En efecto los procesos de pensamiento que en este momento han de regir al psicosomático (PS) carecen de cualidad; el pensamiento satisfactorio en el infante es así incorporado, sin cualidad, sino solo como mera cantidad (excitación) que ha contrariado ese displacer; que se ha originado y que ha satisfecho su deseo momentáneo, producto de ese estado "ideal" en el que se encuentra. Nos ubicamos así, dentro de la incapacidad de asignar palabra y al no contar con esta vía dentro de la adultez (haciendo referencia al estadio de Yo Ideal), no le queda otra opción que remitirla al cuerpo; a su cuerpo, como un segundo memento que podrá significar al primero, pero que sigue dentro de la lógica del narcisismo del cual se sirvió en ese primero. La censura a la que se había sometido es ahora insuficiente, pues la cantidad ha aumentado y le era indispensable una vía de desfogue.

"Por lo tanto –dice Freud- es de la doctrina de la represión de donde extraemos nuestro concepto de lo inconsciente. Lo reprimido es para nosotros el modelo de lo inconsciente" 8. Sin embargo esto, no es suficiente pues ese Icc demanda presencia y como sabemos, hallará la forma de conseguirlo; inclusive si a la Cc no le parece, ésta debe subyugarse a esa decisión y optar por un mecanismo que le sea pasajero: la supresión o el repudio. El primero, se dirige desde la Cc hacia el Prcc; lo cual origina una nueva lucha entre el Prcc y la Cc. Hemos hablado ya, de la que solvento en un primer momento (Icc Vs Prcc). Ahora se trata de una nueva (Cc Vs Prcc). En donde el Prcc se ve atacado desde ambos flancos, con lo cual no tiene refugio ni escapatoria. La única salida es su inevitable derrota, lo cual se traducirá en un aplanamiento que desvirtúa su acción mediadora entre las instancias colindantes y si esto fuera poco se ve de igual manera una subyugación del yo como su representante.

"Así se abren dos caminos: o bien el trabajo del segundo sistema se independiza por completo del principio de displacer y sigue su camino sin hacer caso del displacer o del recuerdo, o bien se las arregla para investir de tal suerte ese recuerdo displacentero que se evite el desprendimiento de displacer" 9 Vemos aquí, las opciones con las que uno podría contar dentro de cierta dinámica. Sin embargo cabe preguntarnos ¿porqué optar por una que nos devendría en algo perjudicial? Esa es una incógnita que poco tiene de si, sin embargo aquí la apuntaremos desde la problemática del psicosomático, su paso y sus remembranzas de un estadio como el del yo ideal.

El mismo Freud nos da las respuestas para poder apreciar lo que no ha sido resuelto de manera satisfactoria; él comenta que "el segundo sistema –al cual ya hice referencia más atrás- sólo puede investir una representación si está en condiciones de inhibir el desarrollo de displacer que parte de ella" 10. Esta cita no es menor por el simple hecho de que da cuenta de cómo el PS ante ese momento mítico, más que cualquier otro, no lo deja escapar y hará referencia a él, en la medida que pueda, pues le resulta provechoso e inminente hacer uso de él para "sobrevivir". Henos ya en una diferenciación fundamental dentro de la vida psíquica y adaptativa del hombre el proceso primario y secundario, sus avatares y su lucha por el predominio. Es como dice Freud: de la inhibición impuesta por el segundo, es decir del proceso secundario la que nos interesará para dar salida. Sin embargo es precisamente lo que ha fallado en el PS; al no contar con la posibilidad de este segundo momento en su pensar representacional (por el mismo yo ideal y sus implicaciones) no deja camino para una elaboración que de alguna manera sustituya su trauma simbiótico o su misma necesidad de éste.

En el PS existe un narcisismo primario que le ha funcionado. Empero cuando éste tiende a su descarga inevitable, no se ha cumplido una identidad como la refiere Freud, sino que existe una falla perceptiva, que parte a su vez de esta necesidad de permanencia y vínculo con el objeto. De aquí que se vuelva hacia el origen (lo primitivo, hacia el narcisismo primario) y no hacia una identidad de pensamiento (proceso secundario) que sustenta la madre; una madre que a su vez no está en posibilidades de hacerlo. La encrucijada no está en el yo ideal propiamente, sino en el final de éste, hacia un proceso secundario que no les es accesible por diferencias de vínculo y/o aceptación. Es así como el aparato "por sobrevivencia" lo remite a su estado previo (yo ideal) en donde se ha sentido más seguro. Pues no hay que olvidarnos que este uso corresponderá a las necesidades del sujeto respecto de otro. "El pensar tiene que interesarse entonces por las vías que conectan entre sí a las representaciones, sin dejarse extraviar por las intensidades de estas". 11 Cuestión que por obvias razones, ha fallado en este tipo de pacientes. Con ello, no quiero decir que no haya la posibilidad de un análisis y mucho menos de una permanencia dentro del proceso primario, pues como lo dice Freud "un aparato psíquico que posea únicamente el proceso primario no existe, que nosotros sepamos, y en esa medida es una ficción teórica; pero esto es un hecho: los procesos primarios están dados en aquel desde el comienzo, mientras que los secundarios sólo se constituyen poco a poco en el curso de la vida, inhiben a los primarios, se les superponen, y quizás únicamente en la plena madurez logran someterlos a su total imperio" 12 Es así como el trabajo debe de ser gradual, con un acercamiento que no le sea agresivo como ya le fue en el pasado. Un trabajo paulatino que le ayude a comprender lo que hasta este momento se ha mantenido disociado y puesto en el propio cuerpo, antes de pasar por una mentalización. Me refiero aquí a ese objeto idealizado que no le ha permitido un estado de relajación, sino todo lo contrario, una sobre adaptación y una sobre exigencia como la única vía de acercamiento que empero, nunca ha de ser fructífera.

Estos mismos recuerdos que por ahora solo se han puesto en acto y que no han podido ser elaborados, son los que hay que traer a la vivencia del propio paciente; debemos crearles accesibilidad al preconsciente, mudándolos con su respectiva carga afectiva que hasta este momento no ha aflorado por las inconvenientes que ésta remite en el paciente. Es precisamente de este desalojo afectivo de lo que nos debemos valer como el tesoro perdido a recuperar. El Prcc no puede cumplir su función por lo que le implicaría en cuestiones organizativas. Sin embargo es a través de él, como mediador que daremos acceso al proceso primario que hasta el momento ha imperado. Pues como dice Freud: "debemos estar dispuestos a abandonar nuestras representaciones auxiliares cuando nos creemos en condiciones de reemplazarlas por alguna otra que se aproxima mejor a la realidad desconocida"13. Esta movilidad inminente dentro del aparato psíquico nos hace replantear cuestiones metapsicológicas, pues tanto el producto psíquico –como estructura- como su inervación hacen posible la mejoría de este tipo de pacientes. Es decir, que en la parte dinámica en su posibilidad de elaboración de estas representaciones; como de la dimensión tópica de un Icc hacia un Prcc, y finalmente de la económica, como pueden surgir nuevas investiduras y con ello, se podrá comenzar o dar entrada a la posibilidad de cura. Dando lugar a un desalojo del proceso primario y accediendo a uno secundario, en donde la palabra podrá asignar un valor y diferenciar a esa cantidad que no había sido o mejor dicho, podido, ser cualificada.

Ahora, habiendo ya considerado aunque de manera muy breve la primer tópica. Intentaré abordar esta misma problemática desde la segunda.

Freud nos dice en psicología de las masa y análisis del yo: Después que el psicoanálisis ha descompuesto a la persona en un yo y un superyó, es fácil reconocer en estos sueños punitorios unos cumplimientos de deseo del superyó. Quizás lo poco y el deteriorado acceso que el aparato de un posible psicosomático tiene a estas alturas hacia un superyó, harán de su posibilidad de goce una reiterada ligadura hacia el pasado; hacia un yo ideal que cuenta con la potencialidad de salvación. Intentaré ser más claro desorganizando esta idea anterior para brindar más claridad.

Es de esta nueva entrada (mal que bien, entrada al fin al superyó) que el sujeto se encuentra en la posibilidad de relación entre su yo y los objetos que le son externos. Es decir habrá aquí una diferenciación entre líbido yoica y líbido de objeto; siempre considerando que la líbido constituye una alternativa narcisista, al tener la posibilidad de retorno.

"La incitación para formar el ideal del yo, cuya tutela se confía a la conciencia moral, partió en efecto de la influencia crítica de los padres, ahora agenciada por las voces, y a la que en el curso del tiempo se sumaron los educadores, los maestros y, como enjambre indeterminado e inabarcable, todas las otras personas del medio" 14. Es de esta inevitable, pero fructífera por razones de sobrevivencia, que de esta relación que tiene el PS con su entorno presente, le permita y haga referencia de éste, hacia su pasado, lo cual le permite seguir contenido. Identificando ahora un objeto que ya había repudiado o forcluido y que ahora se puede suprimir * y que probablemente sea la causa displacentera que "origina" el trastorno psicosomático **. De aquí, que sea muy importante indagar y me atrevería a decir a hurgar dentro del pasado próximo del paciente; buscando un falso enlace que lo remite al displacer original: la falta de deseo del objeto primordial.

J.Guir 15 nos habla de 4 significantes especiales que implican lo anterior: la fechas como una posible cristalización de un sentido, los nombres como posibilidad de filiación, el sexo y el mimetismo visto como un trozo del cuerpo del otro en donde se podría simbolizar la enfermedad. Al respecto de este último término; Freud denota la importancia que tiene la fase oral o canibálica "como el paradigma de lo que más tarde, en calidad de identificación desempeñará un papel psíquico tan importante" 16 obviamente aquí esta haciendo una referencia a como en un primer momento el yo, distingue a un objeto que le es extraño. Aquí el precario yo en el sentido de Marty (como poca capacidad de mentalización) que hasta este momento tiene el sujeto, hará de su incorporación una respuesta idéntica de la que él ha sido producto; simplemente actúa de la misma forma en que han actuado con él. Además de que no conoce otra alternativa.

Más tarde quizás, habiendo ya un desbordamiento del yo como producto de esa ansiedad; éste, hará de esa investidura de objeto, una melancolía que no le es soportable. La cual a su vez quizás, de respuesta a algo vivido en el presente que no puede sustentar y que lo expresará como en el pasado pudo hacerlo, a través del cuerpo. De su propio cuerpo como un todo poderoso que aísla, contiene y da respuestas.

"Ahora, luego de la separación entre el yo –un yo precario- y el ello, debemos reconocer al ello como el gran reservorio de la líbido..." 17. Un ello que en sus posibilidades narcisistas lo encasillan a un desalojo fallido y no a un transito adecuado a través del yo. Pues "la líbido que afluye al yo a través de identificaciones descritas produce un narcisismo secundario" 18 lo cual no ha de darse si la fijación se ubica en un narcisismo primario. "Pareciera que la nueva fase en la que ingresa el niño la llevará consigo y, toda vez que perdura a partir de ese momento, correspondería a una formación cicatricial como lo es el sentimiento de inferioridad" 19, en su delirio de ser notado, de ser deseado. Al respecto Freud nos dice: en el caso patológico del delirio de ser notado –ser deseado-, se aísla, se escinde del yo. Un yo con las características que ya mencionamos y que juega desde su omnipotencia, al tratar como objeto al resto de ese mismo yo. Vamos acá de nuevo el problema de la afánasis y la desmesura del yo ideal que hasta estos momentos sigue imperando.

Continuando con las inclemencias del superyó, debemos contemplar que "todo niño nos exhibe el proceso de una trasmudación de esa índole, y solo a través de ella deviene moral y social. Este fortalecimiento del superyó es un patrimonio psicológico de la cultura, de supremo valor. Las personas en quienes se consuma se transforman, de enemigos de la cultura en portadores de ella" 20 Vemos acá ya, los esbozos de un ideal que se ha vuelto más "adaptativo" . Empero como ya lo dijo Freud, siguen siendo "portadores de ella" en su sentido literal, pues bien hace Freud en aclararnos que: la medida de esa interiorización es muy diversa para cada una de las prohibiciones de lo pulsional. Lo cual está y estará en juego dentro de la dinámica del PS, pues al no poder pasar de una incorporación literal a una de modo identificatorio, no habrá cabida a un sujeto pleno, o dicho de otra manera propio y/o subjetivo.

"La renuncia de lo pulsional se da como resultado de la angustia frente a la agresión de la autoridad externa" 21. Esta renuncia como entrada en un proceso secundario en el PS es invertida; pues no habrá renuncia de algo que nunca existió. Debe al contrario afanarse a ese deseo; al deseo de ser deseado (parafraseando al otro grande; éste, ahora Francés). De este momento se desprenderá el origen de la culpa. De esa culpa que ahora a precú sabemos que denotará en una sobre adaptación del infante.

Me parece ahora pertinente hacer una aclaración entre el neurótico que somatiza y el psicosomático que he venido describiendo. En el neurótico "cada fragmento de agresión de cuya satisfacción nos abstenemos es asumido por el superyó y acrecienta su agresión contra el yo" 22. Un yo que debe de igual manera descargar esta agresión de la cuál, él ha sido víctima. Empero considerando una simbolización de esta agresión, pues, esta punición remite a la culpa edípica, de la cual haremos una diferencia fundamental más adelante. Un punto de convergencia, pero de igual manera de separación es cuando "...el niño reacciona con una agresión hiperintensa y una correspondiente severidad del superyó frente a las primeras grandes frustraciones (denegaciones) pulsionales, en ello obedece a un arquetipo filogenético y sobre pasa la reacción justificada en lo actual, pues el padre de la prehistoria era por cierto temible y era lícito atribuible la medida más extrema de agresión.

Ahora bien, lo anterior, en el caso del PS se refiere (o podemos deducir) al padre materno; es decir al abuelo, quien se encargo de recalcar la falta en su madre y que ahora él, es sobre investido por aquella razón. Por la cual no hay, en ninguno de los dos casos (abuelo con la madre y madre con el niño) un deseo auténtico. Vemos acá los comienzos del verdadero trauma del psicosomático.

Como ya nos ha dicho Freud: no podemos prescindir de la hipótesis de que, el sentimiento de culpa de la humanidad desciende: el complejo de edipo. Sin embargo nos queda claro que el fenómeno psicosomático, le antecede al complejo edípico; más bien aquí, nos encontramos ante un deseo que no ha podido consumarse. Valga la analogía, como en el caso de Ulises y la epopeya helénica descrita por Homero en su Odisea. En donde se narran las aventuras del primero 23 habiendo concluido su intervención en Troya.

Me parece ahora necesaria una cita que dará cuenta de dos conceptos trascendentes (uno de Freud y otro de Freud que parece tener autonomía en Marty). Freud en su conferencia 32. Angustia y vida pulsional comenta que "...un complemento que nunca falta a la formación del carácter,24 -son- las formaciones reactivas que el yo adquiere –y que actúa diría Marty- primero en sus represiones y, más tarde, con sus medios más normales, a raíz de los rechazos de mociones pulsionales indeseadas. Como lo son las de la madre agregaría yo, en el caso del PS. Pues sin lugar a dudas debemos la visión de la psicosomática a Freud, pues ya desde su adelantada visión contempla esta interesante problemática. Una frase quizás sea de ayuda para lo expuesto antes. "En cuanto a la teoría, en verdad dudamos sobre si debemos suponer que toda la agresión que regresa desde el mundo exterior es ligada por el superyó y vuelta así contra el yo, o bien que una parte de ella ejercita su actividad muda y ominosa como pulsión de destrucción libre en el yo y el ello. " 25 Se ven aquí, los orígenes de esta no tan nueva rama del psicoanálisis, que sin lugar a dudas también abre el campo de estudio e investigación aún más.

Continuando en esta línea me gustaría agregar otra de las citas de Freud que da cuenta a este rubro al que ya me he referido: "Pues bien; lo que discernimos acerca de las pulsiones sexuales vale de igual modo, y quizás en mayor medida aún, respecto de las otras, las pulsiones de agresión. Son sobre todo ellas las que dificultan la convivencia humana –hablando del deseo auténtico de una madre hacia su hijo- y amenazan su perduración; que limite su agresión es el primer sacrificio, y acaso el más duro, que la sociedad tiene que pedir a un individuo." 26 Vemos aquí como se pide a través del amor la no agresión. Obviamente el grado de aceptación dependerá del grado de amor sentido hacia quien sugiere tal empresa. Como sabemos ya a esta altura, el PS no ha podido dar cuenta de ese verdadero amor; de aquí que podamos reflexionar sobre sus consecuencias. ¿Podría ser el FPS como el resultado de un yo ideal confrontado con un superyó? * En efecto, diría Parat: el origen de estas huellas inconscientes arcaicas, muy anteriores al superyó clásico, que será responsable de las represiones secundarias (que produce retoños), se encuentra bajo la dependencia de las vivencias de los primeros tiempos de vida. Y que obviamente este superyó, tendrá una desventaja ante el primero (Yo Ideal) debido a la inversión de energía (gasto psíquico) que el sujeto anteriormente dedicó a éste, por motivos nada despreciables como lo es la mera sobrevivencia. No es casual que muy a menudo se escuche que el amor es el motor de mundo; pero tampoco es casual que el PS de cuenta de esa falta y no le sea posible conciliar con esta pena; la cual lo obliga a un refugio narcisista del cual ya hemos hablado y que posteriormente retomaremos.

En el FPS debemos articular el deseo del amor –situación de goce narcisista- con el deseo de la pulsión como sujeto deseante, separado del objeto. No digo con esto que sea tarea fácil, sino todo lo contrario. Empero no nos es imposible. No en vano nos dice Freud en el problema económico del masoquismo (1924) que la interpretación más inmediata y fácil de obtener es que el masoquista quiere ser tratado como un niño pequeño, desvalido y dependiente, pero, en particular, como un niño díscolo. Es este niño díscolo + al que nos encontramos en las salas de los hospitales, en los consultorios y en la literatura referente a la psicosomática.

Retomando el tema del superyó. "El yo reacciona con sentimientos de culpa ante la percepción de que no está a la altura de los reclamos que le dirige su ideal, su superyó" 27. ¿Es aquí cuando puede presentarse el FPS? Antes de llegar a cualquier respuesta, debemos aclarar que este ideal ha sido causa del Yo ideal; y que esta falta de deseo auténtica de la que ya nos hemos ocupado con anterioridad, es la que dará origen a esta culpa (por que no ser querido, ser deseado). Es así como se hace presente, ahora desde otro tiempo, como lo es desde el superyó. En el masoquismo, ese sentimiento de culpa inconsciente, puede virar hacia "una necesidad de ser castigado por un poder parental -pues esto significaría ser atendido de alguna manera-. Ahora bien, sabemos que el deseo de ser golpeado por el padre, tan frecuentemente en las fantasías masoquistas, está muy relacionado con otro deseo, el de entrar con él en una vinculación sexual pasiva (femenina)" 28. En el PS no hay otra alternativa que la de alineación del objeto; pues ésta, será la única vía de ser tratado, atendido contemplado y en menor medida deseado. La culpa que refiere el superyó da cuenta de este momento mítico, en donde el infante ha incorporado al objeto con fines amorosos. Es pues de este recuerdo, de este Nostos * como el recuerdo (nost-algico) de un ser no deseado, lo que llevará en la lógica fantasmática a un constante vaivén del pasado y el presente; en donde lo único que se ganará es el refuerzo de ese fantasma. Queriendo retornar lo único que le ha sido placentero y a lo único que volveremos que es el vientre de la madre; en su sentido literal (en un primer momento) y en su sentido metafórico, aludiendo a la madre tierra (en un segundo momento). Así pues el nostos que ha fijado a Ulises en su deseo de volver, queda ejemplificado en este retorno al cual se aferra el PS de manera tal, que inclusive repudia la posibilidad de haber salido.

El psicosomático lo que ha hecho es simplemente y dramáticamente prolongar ese estado narcisista como método de sobrevivencia, pues la renuncia de lo pulsional le ha sido arrancada por el exterior y, es este exterior, lo que podrá significar este paso narcisista primario a uno secundario; por lo que ese superyó (producto del narcisismo secundario) implementado por consecuencia, no podrá con la inclemencias de un poderío pulsional afanado. Es así como entonces, la angustia lo desborda y la remite a quien de alguna manera la causa. La afánasis y el narcisismo que ahora han sido puestos en escena, dan cuenta de la imposibilidad social (lo externo) que le impide llevar a cabo su propio deseo, el cual es nada menos que ser deseado.

Me parece que es tiempo de hablar del "comercio" que se da entre estas tan trascendentes instancias; pues es como lo anticipa Freud de un traslado del proceso Icc hacia el Prcc en donde se es incorporado al yo como instancia mediadora; "quien también tiene que hallar la manera más favorable y menos peligrosa de satisfacción con miramiento hacia el mundo exterior" 29. Empero aquí, debemos considerar que ese mundo exterior en la dinámica del PS es el que está perturbado y que aún perturba; sin embargo no todo está perdido, pues sabemos que las pulsiones se componen de cuatro instancias de las cuales solo tres son inamovibles: origen o fuente, el objetivo y la fuerza o ímpetu. Empero el objeto del cual se servirá el PS para dar cumplimiento de su deseo puede y debe cambiar; pues de no hacerlo, de no cambiar a su propio cuerpo como objeto, no habrá quizás más trabajo que hacer.

Freud nos dice que "...cuanto más intenso fue el complejo de edipo y más rápido se produjo la represión, tanto más riguroso devendrá después el imperio del superyó..." 30 Ahora como sabemos el PS le antecede a la constelación edípica, pero esto no quiere decir que no haya pasado por allí, más aún, cuando sabemos que el ideal del yo es la herencia de este complejo momento edípico. De aquí, que sea este superyó el que retoma a través del ideal del yo, los importantes destinos libidinales del ello –inconscientes y primarios- dándoles lugar en el propio cuerpo como única salida. Es pues de esta culpabilidad del yo por su incapacidad, que a su vez, le remite una y otra vez ese superyó como instancia crítica y severa, de la cual se podrá originar el FPS. Me refiero acá, al encuentro de ese Yo ideal que se ha mantenido constante e incipiente a través de la pulsión con esa instancia represora –superyó- exterior que lo retorna a esa culpa producto del no deseo. Así se despliega contra el yo –yo cuerpo- una rudeza y severidad fuera de los limites conciliables. "Lo que ahora gobierna en el superyó es como un cultivo puro de la pulsión de muerte, que a menudo logra efectivamente empujar al yo a la muerte... Es asombroso que el ser humano, mientras más limita su agresión hacia fuera, tanto más severo –y por ende más agresivo- se torna en su ideal del yo" 31.

Se me ocurre pensar a estas alturas en una cadena de acontecimientos que dan lugar al FPS:

En un primer momento vemos un Yo ideal (alienado), después un Ideal del yo caótico en su desmesurada e insistente en una vuelta a ese Yo ideal (el nostos arriba mencionado). Seguido de ese Ideal del yo, divisamos un superyó (alienado con intentos de separación) en donde la agresión ha adquirido un punto de descontrol, en donde lo único "controlable" sería un estadio anterior. Un Yo ideal en su engendro de Ideal del yo, fijado en el nostos que ha perdido y en la herencia que ha ganado. Podemos ver en estas ideas, en lo que ha devenido o devendrá un yo; atacado como nos dice Freud por el exterior, por la libido del ello y por la severidad del superyó. Así en el FPS estaríamos hablando de su inadecuación al presente y su incesante necesidad de retorno.

Ahora bien cabe aquí, preguntarnos cuál es la postura del yo. Y bien, se podría pensar en la subyugación; pues es tal la presión de la pulsión nostálgica, que éste, queda imposibilitado a desplegarse como tal y asume la posición de objeto para el cumplimiento de esa demanda pulsional. Demanda pulsional, que en definitiva tendrá que ver con la complacencia somática del otro; ese otro primordial al cual se le rinde una vez más tributo.

"Así, pulsionado por el ello, apresado por el superyó, repelido por la realidad, el yo pugna por dominar su tarea económica, por establecer la armonía entre las fuerzas e influjos que actúan dentro de él y sobre él". 32 Empero no satisface dicha tarea, pues como ya he dicho, en el paciente PS el yo se ha de abstener en la medida de sus posibilidades de dos, de las tres influencias que le competen; me refiero a que dará prioridad a las exigencias del ello –como su objeto- antes que a las del superyó o a las del exterior. Obviamente considerando a estas dos últimas como los detonantes de esa primera (el ello). Vemos así que de autónomo no tiene mucho; sin embargo, vemos un yo (en su parte de Cc) "...ante una situación conflictiva (conflicto de intereses y de deseos) e incapaz de dominarla, se defiende evitándola, no queriendo saber nada de ella..." 33 Lo que obviamente tiene relación con el concepto de supresión que ya hemos mencionado.

Continuando con la descripción que hacen Laplanche y Pontalis; me parece importante considerar que ellos, hacen una referencia fundamental de este yo al comentar que la permanencia en él de un nivel de catexis es lo que permite al yo inhibir los procesos primarios, no solo los que conducen a la alucinación, sino también aquellos capaces de provocar displacer. Ahora bien ¿a qué se debe este déficit de catexis en el paciente psicosomático al entrar en el FPS?

Pues bien, se podría conjeturar que el yo se ve minimizado en su potencial desde que hace una tremenda inversión en el displacer que le causa el no ser deseado dentro de su procesamiento primario. Por lo que su economía se verá afectada en la entrada a un proceso secundario, de la cual saldrá, pero no del todo constituido; sino que necesitará de esa referencia previa (P. Primario) para su desarrollo ulterior. Ahora, si ubicamos que la función moderadora e inhibidora ejercida por el yo sobre el proceso primario se vuelve encontrar en el sistema Prcc; quien es a su vez, éste da lugar a un funcionamiento secundario, vemos el aplanamiento del Prcc que describe Marty. Pues sin lugar a dudas es cierto; pero no por ello el problema se centra aquí. Es decir, el enfocarnos en el preconsciente solo haría del psicoanálisis un seudo análisis, pues vemos que lo que ocurrió en el Prcc es consecuencia no origen. Así mismo no debemos olvidar que es indispensable utilizar esta vía del Prcc en la lógica psicoanalítica; pero no nos confundamos en que aquí radica el problema.

Es como sabemos de un conjunto, el que se vaya dando el resurgimiento del yo pues, "...entre proceso primario y proceso secundario. El principio de realidad aparece como una ley que viene a imponer desde el exterior sus exigencias al aparato psíquico, el cual tiende progresivamente a hacerlas suyas" 34 Es entonces la realidad –como el exterior- la que confronta los dos procesos; pero por su incapacidad operacional, el proceso secundario la remite al primario, pues éste, ha de ser más tajante en sus intervenciones dándole un nuevo sentido, el cual parte como es obvio de un proceder primario. El conflicto radica pues en una lucha pulsional como ya es sabido por nosotros, pero esta lucha se da entre dos pulsiones distintas en el FPS; se trata de la lucha entre la pulsión nostálgica y la pulsión del yo. En donde en el PS hay una desigualdad evidente. Siendo la primera quien tiene un mayor poderío ante la segunda. Así como en la melancolía se interpreta como una regresión a una identificación más arcaica concebida como una fase preliminar de la contextualización edípica. En el PS encontramos este mismo problema oral en su expresión alienada, de la cual no pretende salir, pero que su exterior, a través de su superyó se lo demanda. Podemos ver así al FPS desde dos perspectivas:

Yo diría que hasta el momento, ninguna de las dos posturas resulta equivocada; podemos ver el la primara una acción que se esperaría ante algo displacentero. Me refiero a la retirada y al retorno como proceso adaptativo y de resguardo. La segunda postura podría estar más vinculada para el trabajo analítico; donde esta visión escindida de ese objeto primario, se reproduce como inabordable e inaccesible al pensamiento consciente del PS. Sin embargo se esboza aquí ya, los primeros intentos de esta separación. Podemos decir que estas dos posturas o mejor dicho, perspectivas, no están peleadas y más bien forman un conjunto de posibles encuentros para quienes nos interesa el FPS. Podemos ver, como en todos los casos de análisis un proceder subjetivo, que dependerá de los recursos a los que cada paciente pueda acceder. En el caso de la primer perspectiva, se me ocurre pensar en un proceder más primitivo donde no hay diferenciación y se resguarda bajo el proceso primario; en la segunda perspectiva vemos un adelanto, en donde ya hay cabida a un pensamiento secundario. Empero la Odisea –valga por Ulises- que se desenvuelve en el tratamiento con el PS es pues, solo a través de construcciones que permitan ligazones, lo que producirá una representación de lo que hasta ese momento ha sido una pulsión nostálgica. A lo que pretendemos es a alcanzar una pulsión real que se ubique fuera de esa culpa.

En otras palabras se trata de poder recuperar esa función que el yo ha perdido o que nunca ganó: la función de unificación y de síntesis; pues como hemos visto hasta ahora solo ha de imperar un "ello incoherente, pues sus aspiraciones singulares persiguen propósitos independientemente y sin miramiento recíproco."35 Una cosa es que las fuerzas del yo deriven del ello y otra muy diferente es que solo atiendan las demandas de éste. A lo que se apunta es a lograr una diferenciación y una interrelación entre los dos tipos de pulsiones (pulsiones yoicas y de objeto); pues como hemos visto en el FPS no solo no hay diferenciación entre estas dos, sino que el yo actúa como el objeto para la satisfacer su demanda. Función de desconocimiento es lo que es el yo, pues éste a su vez como sabemos parte del amor; en el caso del PS de un amor ciego (no correspondido) originado e irrumpido en el narcisismo primario -yo ideal-; de aquí la precariedad yoica de este tipo de sujetos, pues se está inundado por este narcisismo que no nos cabe la menor duda de que ha sido sólo por motivos de sobrevivencia; lo cual sin embargo da un orden simbólico que determina la estructuración yoica.

Freud nos dice: "El amar en sí como ansia y privación rebaja la autoestima, mientras que ser amado, hallar un objeto de amor, poseer al objeto amado, vuelven a elevarla. En el caso de la libido reprimida –lo que ocurre en el PS-, la investidura de amor es sentida como grave reducción del yo, la satisfacción de amor es imposible, y el re-enriquecimiento del yo sólo se vuelve posible por el retiro de la libido de los objetos"36 Vemos ahora el porqué del pensamiento operatorio que describe Marty y el problema de la Alexitima que comenta Mc Dougall. Pues si bien el "desarrollo del yo consiste en un distanciamiento respecto del narcisismo primario (yo ideal) y engendra una intensa aspiración a recobrarlo. Este distanciamiento acontece por medio del desplazamiento de la líbido a un ideal del yo impuesto desde afuera; la satisfacción se obtiene mediante el cumplimiento de ese ideal"37. De ese ideal que no ha de ser satisfecho en el PS por el exterior. *

Como vemos hay en el PS un estancamiento de la líbido; pues ésta, o está en descarga o está en circulación. Y al estar en circulación en el PS y no tener un objeto –exterior- de descarga, no le queda otra opción que la descarga en su propio cuerpo. Dando así origen al FPS. El PS "siente en el interior de su yo el reinado de una instancia que mide su yo actual y cada una de sus actividades con un yo ideal, que él mismo se ha creado en el curso de su desarrollo."38 El desarrollo habitual que es de esperarse, es contar con un yo que no cede a todos los influjos del yo ideal y que puede defenderse ubicándose desde su ideal del yo. Empero en el PS no hay esta posibilidad yoica; ésta como ya he dicho está subyugada, y responde de manera indiferenciada a las demandas del ello, cumpliendo como objeto de satisfacción. Ahora bien, me parece importante aclarar que esto, solo ha de ocurrir cuando ya existe algún indicio de enfermedad y no antes. Es decir debe acontecer algo que origine este retorno psíquico y/o esta precariedad yoica. La pregunta obvia ¿qué o cuándo? Dependerá de esa subjetividad que nos es propia.

La meta inhibida ** a la cual el PS no ha entrado bien y mucho menos salido, dará cuenta nuevamente de ese deseo no satisfecho de ser visto como sujeto. Esta ambigüedad de la cual es producto el PS, dará origen a confrontaciones actuales dentro de un presente que no en vano lo remiten a esta necesaria pero no sana escisión del objeto, originándose ahora el FPS. Más adelante retomaré y ampliaré esta escisión del objeto al cual se le debe pero se le niega.

Lo que el PS pide es vivenciado por su yo y es este último quien tiene contacto con esa realidad, por lo que debemos poner especial énfasis en este ideal del yo en función del cumplimiento del deber a través del examen de la realidad o lo que es lo mismo su situación actual o precedente al FPS. "Ahora bien, el ideal del yo abarca la suma de todas las restricciones que el yo debe obedecer, y por eso la suspensión del ideal no podría menos que ser una fiesta grandiosa para el yo, que así, tendría permitido volver a contactarse consigo mismo."39 Sin embargo en el PS no ha de referirse a un triunfo verdadero, sino solo como este tan ansiado retorno. Es decir, el triunfo de la enfermedad remite a ese ideal fusionado con el objeto, que ahora es representado por su yo. Su ideal del yo se disuelve temporalmente en el yo como objeto de satisfacción, cumpliendo con el mandato del yo ideal impaciente y demandante. Pues no nos olvidemos que es la pérdida de un objeto la que nos obliga a retirar la libido de éste. Por ejemplo en la melancolía no hay reciprocidad entre el yo y el ideal del yo a raíz de un pérdida que sustituye por la manía en la mayoría de los casos. La angustia y la agresión dirigida al objeto –al yo en el PS- se vivencian en los autorreproches que éstos se hacen constantemente. Se hace una referencia a este yo ideal que se está perdiendo (separando) o que se está reviviendo. Véanse las dos posturas antes mencionadas (como separación o como re-encuentro con el objeto).

En el neurótico el yo ideal es sustituido por ese ideal del yo que ha de encontrar en la sociedad y/o en su entorno; el PS no llega a tal instancia, y ese yo ideal es sustituido por el ideal que espera la madre de un hijo como componente fálico de ella +. En otras palabras la acción meta-inhibida queda indiferenciada entre ambos protagonistas; lo que origina una realidad sin limites corporales.

El PS aprehende la pulsión de sus progenitores como un concepto fronterizo entre lo somático y lo anímico, es por ello que no hay distingo entre pulsiones yoicas y sexuales se han unificado en el proceso afanísico de la incorporación oral y de la retención anal. Al respecto Freud nos comenta: cuanto más gasta una, tanto más se empobrece la otra. Y al someterse a un proceso de fusión no hay más remedio que la imposibilidad de representación. Para desarrollar esta idea me guiaré del texto "Pulsiones y destinos de la pulsión" (1915). La pulsión dice Freud es un estímulo para lo psíquico. "el estímulo pulsional no proviene del mundo exterior, sino del interior del propio organismo... La pulsión no actúa como fuerza de choque momentánea, sino siempre como una fuerza constante"40. Es decir resumiendo, que los estímulos interiores –las representaciones- son los verdaderos motores que producen esa pulsión interna; lo paradójico aquí, es que el PS no pueda ubicar un objeto de esa pulsión, pues al no ser recíproco ese deseo, éste se vuelca sobre sí y no sobre un objeto externo como sería lo esperable. La tensión displacentera y la resolución de ésta, se da de igual forma que en un neurótico; sin embargo la gran diferencia es que no se exterioriza, sino que utiliza a su propio yo como objeto; esto es lo paradójico. Y si además le añadimos que un mismo objeto puede satisfacer varias pulsiones, esto le simplifica (por economía) el gasto libidinal que ha de emprender. Dentro de los dos grandes tipos de pulsiones (yoicas y de autoconservación) el PS no ha de diferenciarlas, pues para su conservación, utiliza su propio cuerpo como origen y destino sexual pulsional; apuntala a su yo como salida del displacer sentido. Lo cual se traduce en una operación muy alejada de la evitación real de displacer; es decir, la acción o representación meta aún no ha de imperar.

Quizás nos acerquemos más a la comprensión de los múltiples contrarios del amor, utilizando el esquema de Freud y agregándole lo que a mi parecer es la postura del PS.

Considerando que la vida anímica en general esta gobernada por tres polaridades, las oposiciones entre:

Sujeto (yo)-Objeto (mundo exterior) = En el cual dentro del FPS no hay diferenciación.

Placer-Displacer. = Utilizando su propio yo como salida.

Activo-Pasivo. = Y es aquí, desde mi parecer, donde radica medularmente el problema, pues podría pensarse que el sujeto ya ha emprendido una posición activa por empeñar la satisfacción de su pulsión (ambas: sexuales y yoicas). Empero no ha de ser activo hasta que la pulsión no encuentre un objeto real externo, que lo posibilite a un intercambio subjetivo; no producto de la afánasis. Se podrá ahora pensar ¿Es la entrada a la actividad el origen del FPS? Quizás sería muy aventurado decir que sí, sin embargo como ya he expuesto antes, cabe la posibilidad de ver al FPS como este intento de separación del objeto primario.

Tratando de complementar y aclarar lo expuesto antes, acudiré a una nueva cita. "De vernos precisados, podríamos decir que una pulsión "ama" al objeto al cual aspira para su satisfacción. Pero que una pulsión "odie" a un objeto nos suena bastante extraño, y caemos en la cuenta de que las designaciones de amor y de odio no son aplicables a las relaciones de las pulsiones con sus objetos, sino que están reservadas a la relación del yo-total con los suyos."41 De aquí que las pulsiones no busquen placer sino objetos que darán cuenta o no de ese placer. En el caso del PS que mejor que un yo, quien actuará de manera general –valga decir total- desde su escisión narcisista y obligada por el ello. Ahora, "podemos destacar a manera de resumen que los destinos de la pulsión consisten en lo esencial, en que las mociones pulsionales son sometidas a las influencias de las tres grandes polaridades que gobiernan la vida anímica. De estas tres polaridades, la que media entre actividad y pasividad puede definirse como biológica (somática); la que media entre yo y mundo exterior, como la real (problema de indiferenciación y por lo tanto incapacidad de ligadura e imposibilidad de representación); y, por último, la de placer-displacer como la económica (narcisista). -Es así como lo biológico, lo real y lo económico juegan un papel diferente en el PS que como se ve en el FPS ha de ser un predominio de la pulsión de muerte-.

Freud dice: el dormir es, en lo somático, una reactivación de la permanencia en el seno materno, y cumple con las condiciones de estado de paz, de calidez y de apartamiento de los estímulos; y aun muchos hombres vuelven a adoptar, dormidos, la posición fetal. El estado psíquico del durmiente –del FPS- se caracteriza por el retiro casi total del mundo que lo rodea y por el cese de todo interés hacia él"42. Ese es el dormir al que el quiere regresar el PS dentro de su manifestación somática. En este retorno (nostos o reencuentro de Ulises) al estado del dormir, el PS llega a la producción máxima del narcisismo primario (yo ideal) y el yo hasta la satisfacción alucinatoria del deseo. Simplemente se ve a ésta, como otra manera de poder visualizar al objeto de esa tan incansable pulsión; en donde que mejor que el descanso eterno para calmar ese desasosiego que se viene viviendo desde sus inicios.

Como sabemos, las pulsiones sexuales son mas versátiles que las pulsiones del yo –o narcisistas- empero las dos, de cualquier modo deben trabajar en función de su descarga; no importa cómo o que se use de por medio con tal de que realmente se logre la descarga. Ahora bien para dar un poco más de significado a lo expresado anteriormente remito un pequeño fragmento de Freud: "Al principio, toda líbido está acumulada en el ello, en tanto el yo se encuentra todavía en proceso de formación o es endeble. El ello envía una parte de esta líbido a investiduras de objeto, luego de lo cual el yo fortalecido procura apoderarse de esta libido de objeto e imponerse al ello como objeto de amor."42* Sin embargo, en el PS no ha de darse una respuesta favorable de este objeto como contrapartida de ese envío libidinal, sino que lo que se traduciría en un narcisismo secundario del yo se mantiene en uno primario del ello. "El ello, guiado por el principio de placer, o sea por la percepción de displacer, se defiende de esas necesidades por diversos caminos. En primer lugar, cediendo con la mayor rapidez posible a los reclamos de la libido no desexualizada –narcisista-, esto es, pugnando por la satisfacción de las aspiraciones directamente sexuales"43. A las cuales no se ha llegado aún inclusive dentro de la adultez.

"La libido narcisista o libido yoica se nos aparece como el gran reservorio desde el cual son emitidas las investiduras de objeto y al cual vuelven a replegarse; y la investidura libidinal narcisista del yo, como el estado originario realizado en la primera infancia, que es sólo ocultado por los envíos posteriores de libido, pero que se conserva en el fondo tras ellos... –por lo tanto- el yo es un gran reservorio del cual fluye la líbido destinada a los objetos."44 Empero no ha de poder fluir de esa manera en el proceder habitual del PS, ya que, a este yo, le precede en demasía una instancia que por demás lo absorbe; el ello actúa sobre el yo, impidiendo este desfogue o descarga hacia los objetos; quedando como única salida el propio cuerpo. El seudo desplazamiento que hace el yo * en sus posteriores encuentros, al pasar de la libido del yo o narcisista a la libido de objeto, es solo un intento fallido –valga repetitivo- de lograr ese deseo tan anhelado del otro. Lo cual como sabemos no ha de ser la vía correcta. Podríamos decir aquí, que es de este nuevo desencuentro, aunado con el de algún registro de autoridad externa, que se origina el reconocimiento de tensión entre el yo y la demanda pulsional del ello; es un conflicto entre la necesidad de su amor y el esfuerzo a la satisfacción pulsional del otro, producto de cuya inhibición es la inclinación a agredir/se.

Freud nos dice: "Si el padre fue duro, violento, cruel, el superyó toma de él esas cualidades y en su relación con el yo vuelve a producirse la pasividad que justamente debía ser reprimida. El superyó ha devenido sádico, -mientras que- el yo deviene masoquista, es decir, en el fondo femeninamente pasivo"45, pues lo remonta a sus indicios de ese "amor" incorporado (pasivo y de la madre que lleva dentro) que en mucho se aleja de ser edípico; de ese amor que le ha devenido incierto hasta este momento. Pues si bien es cierto, tanto para la etiología de las neurosis o de las psicosis es que debe haber una frustración de por medio un "...no cumplimiento de aquellos deseos de la infancia, enteramente indómitos, que tan profundas raíces tienen..."45.1 Es así, como el yo en su mediana posibilidad de hacerlo, intenta alcanzar ese no cumplimiento, ese arquetipo del ideal que ha perdido y que no cesa en poder recuperar.

En una neurosis narcisista ubicamos el problema entre el yo y el superyó; en la psicosis el conflicto será entre yo y el mundo exterior.+ A partir de aquí, podemos decir que el PS se ubica entre una psicosis y una neurosis narcisista; es decir entre la líbido intra somática y lo oral secundario. ++ Es indudable que el arraigo o permanencia en una u otra dependerá de lo económico; de esa aspiración y lucha por el reencuentro. En donde el yo deja de lado sus funciones en cuanto a la realidad y se esmera en dar cumplimiento a la moción pulsional. Es así, a manera de resumen que al FPS se le debe contemplar desde una lucha con el exterior (como realidad) y con eso que representa el exterior (superyó) que no es lo mismo. Es decir que lo ubicamos entre estas dos grandes estructuras. Trataré más adelante de profundizar al respecto, por ahora solo les comento que sin duda alguna ha existido un fracaso de la defensa súper yoica, quizás como ya he dicho antes, por el gasto anterior en función de la mera adaptación.

A estas alturas podemos decir que no se da en el FPS un retorno de lo reprimido en función del síntoma, sino que nos encontramos con un retorno más primitivo, un retorno del anhelo perdido, de cero pulsión, un retorno hacia el yo ideal. Sin embargo no debemos pasar por alto que "en las neurosis se evita, al modo de una huida un fragmento de la realidad, mientras que en las psicosis se lo reconstruye"46. Se evita dar cuenta de ese no deseo (supresión que no ha de bastar) por el caos que causa y, refugiándose o vale decir reconstruyendo un estadio anterior para reacomodar y ser deseado *.

Ahora, de lo que se trata, no solo es de ubicar la ontogenia, pues eso, en mayor o menor medida ya nos es claro y se definirá según las posturas a las que recurramos. De lo que se trata aquí, es de ver el pronóstico en conjunto con el posible tratamiento. Obviamente nunca perdiendo de vista la etiología de lo reprimido, negado, denegado o repudiado que está afectando al sujeto particularmente, pues al fin y al cabo en todas las posibles combinaciones, "no solo cuenta el problema de la pérdida de realidad, sino el sustituto de la realidad"47. La pregunta inmediata sería ¿cómo una satisfacción pulsional tendría por resultado un displacer?. Considerando que en el PS ocurre, puesto que al contar con ese contenido afectivo y no poder proceder de la manera cotidiana (la represión), la descarga será automática. Es decir que el yo no es capaz de poder dirigir esta noción pulsional y ese contenido "afectivo" se transforma en displacentero como resultado de una incapacidad que le resulta económica y "efectiva". Lo que realmente sucede acá, es que el poder no cambia de dueño solo se desplaza. El poder del ello se le adjudica al yo como su objeto; el verdadero displacer proviene de ese exterior que remonta en el interior, es ésta instancia, lo que puede o no generar el conflicto. La pugna entre ello, yo y superyó dependerá del encuentro entre la supremacía del ello, con el impedimento externo. Es ese mismo impedimento que en el pasado no le permitió continuar con su inversión psíquica y que le requirió un gasto en demasía, es el que ahora, no solo no lo quiere representar, sino que de hecho lo repudia.

Es del re-encuentro con el No deseo el que se origine el FPS. Aunado a esto le podemos agregar la ida y vuelta del paraíso perdido que el PS no deja de anhelar y que puede literalmente morir en el intento de ese retorno. El retorno de Ulises a Ítaca.

El viaje de regreso y de salida por lo tanto, de Ulises, como del PS requerirá como nos dice Freud en Inhibición, síntoma y angustia (1926) de una muy buena guía; de un Baedeker, que en su odisea por el reencuentro nos muestre las vicisitudes del origen y el porque del incansable retorno o de su búsqueda hacia éste. Así el tratamiento del psicosomático dará cuenta de una separación entre el ello y el yo, prestando temporalmente el yo del analista como un funcionamiento externo (no hostil) que vaya permitiendo ligar y catectizar objetos que le promuevan representaciones deseantes en ambos sentidos. No con esto, quiero decir que es tarea fácil, empero la odisea de Ulises no lo fue y al final de cuentas sí se consiguió a través de los relatos del gran Homero.

El tratamiento solo se debe empezar con un fortalecimiento del yo, como el representante del preconsciente; no digo con esto, que en ello se base el éxito. Para eso nos dice el maestro: "Cuando en el análisis prestamos al yo el auxilio que le permite cancelar sus represiones, él recupera su poder sobre el ello reprimido y puede hacer que las mociones pulsionales discurran como si ya no existieran las antiguas situaciones de peligro."48 Lográndose así un paso para un ulterior desarrollo dentro del análisis. Pues si lo reprimido o más grave aún repudiado, no ha podido cambiar ese contenido pulsional agresivo (el no deseo), si lo hará con el contenido afectivo. Así el PS no se libra de su contenido afanísico, sino que solo lo sustituye por el alexitímico: que sin lugar a dudas ya es un paso considerable en este tipo de pacientes.

Como ya hemos visto el yo no puede protegerse de los peligros que le son internos y es precisamente ese el tema del PS, pues su problema no le es ajeno (externo o egodistónico) sino todo lo contrario (egosintónico); lo tiene tan dentro como el caballo de Troya a los griegos. Ahora bien, cuando el ello ya ha controlado y ha ganado cierta autonomía sobre las demás instancias, solo ha de imperar una psicología primitiva que nada bueno le ha de generar al sujeto sino todo lo contrario. Es de esta postura en donde encontramos un gran diferencia entre el neurótico que somatiza por esta paulatina inhibición del yo ante la demanda pulsional y el PS como tal, en donde la demanda no solo ha inhibido al yo, sino que está a su servicio.

Me parece ahora importante hacer una reflexión al respecto, pues se ve con frecuencia que a mayor edad, el yo va perdiendo fuerza y no le queda más que ceder ante el influjo primitivo y dominante del ello. Posiblemente de este fenómeno se produzcan un mayor número de enfermedades en la etapa adulta o geriátrica. En donde al yo por economía, le resulta más barato hacer un depósito en el cuerpo propio de síntomas orgánicos, "libres" de representación y/o ligadura, que hacerlo de la manera representacional en donde el trabajo será un tanto más arduo y desgastante. Obviamente esto, independientemente del desgaste fisiológico habitual que podemos observar el la etapa adulta.

Ahora bien, el procesamiento y el énfasis que hace el PS en lo real (lo fáctico) se debe a " los conflictos económicos que de ahí resultan -pues- vislumbramos que a menudo ello y superyó hacen causa común contra el oprimido yo, quien para conservar su norma quiere aferrarse a la realidad objetiva"49. Dejando de lado el tan necesario proceso de ideación y fantasía. "Además, por las continuas invasiones del ello, - el PS- está dañado en su organización, escindido en el interior de sí; no produce ya ninguna síntesis en regla, está desgarrado por aspiraciones que se contrarían unas a otras, por conflictos no tramitados, dudas no resueltas"50. Es así, solo a través de un trabajo intelectual como por el medio en que hacemos un llenado provisional, en donde se nos transfiere el poder y la autoridad de un superyó que no fue recibido por ausencia o por indiferencia, y es allí, donde comienza la odisea de lograr una historia; el lograr el establecimiento de un patrón pulsional sexual-representacional y NO ya uno auto erótico.

Conclusiones.

A manera de conclusión, me gustaría pensar ya en el FPS como un quiebre o desvalimiento de este Yo Ideal que ha podido sustentar una vida "llevadera". "Al inscribir la enfermedad en un contexto relacional se intenta evitar el desamparo primario del yo que puede darse por decatectización del entorno (ser dado por vencido, no solamente darse por vencido)" 1. Podamos ver al FPS como un avance hacia lo representacional; una salida de su coraza narcisista. No solo como falla, pues sabemos que la verdadera falla, se ubica en esa incorporación primaria. Aunque necesaria y posiblemente inevitable, es aquí donde radica el principal problema: la etiología del FPS es este narcisismo primario del cual, posteriormente darán cuenta conceptos como vacío representacional, pensamiento operatorio, depresión esencial y desorganización progresiva. Empero el valor económico –el costo-, puede ser muy alto como ya se anticipó mencionando los conceptos anteriores. De aquí, que la labor del psicosomatólogo y/o psicoanalísta, sea titánica enfocada a una visión plural de ese costo. Es decir que le sea afín tanto al analista como al analizante.

Debemos siempre considerar que a una desinvestidura también le puede anticipar una sobrexcitación. Para ello Parat * nos comenta. La excitación de origen externo o la auto-excitación (pulsión), de origen interno, cuando alcanzan cierta intensidad, superan los medios defensivos que no se encuentran todavía instalados en el bebé y corren el riesgo de desbordar el sistema paraexcitatorio interno, y es la madre la que debe cumplir esta función: la madre que, al mismo tiempo, es fuente de excitación y de paraexcitación. Sin embargo, es esta excitación la que no ha podido ser cubierta por la madre en el infante y como consecuencia, éste, queda fijado en un estadio primitivo, permitiéndole al encontrarse en él, cierta omnipotencia que solo le permitirá continuar de la misma manera. Henos aquí en otro paradigma. El FPS podrá ser también una respuesta defensiva anta la demanda de ese otro que le atosiga con cumplir esa falta fálica –valga aquí la redundancia- de lo que ella (la madre) es producto. Es así como, cuando no hay lugar para un deseo auténtico de ese otro primordial (la madre) se vuelca en un narcisismo; un narcisismo contenedor que lo remite al momento mítico de completud. Dicho de otra manera, el sujeto se orienta hacia una fusión que permite un retorno en un primer momento hacia ese estado ideal de omnipotencia y más allá hacia el útero materno, pues era allá donde no había aún, una confrontación psíquica de esta magnitud.

¿Podemos quizás contemplar el FPS como una psicopatología situada desde la leyenda de Ulises a diferencia de las neurosis que hacen referencia a Edipo, y se constituyen en un estadio posterior? ¿podremos ubicar a la psicosomática como el complejo de Ulises? No lo se aún. Sin embargo lo que si se, es que el PS difiere en mucho tanto de las psicosis como de las neurosis y es de aquí, que el tratamiento de éstos se ha de diferenciar del tratamiento de estas grandes estructuras que han podido en mayor medida ser estudiadas y comprendidas desde al campo psicoanalítico en general.

Ahora bien, me parece importante destacar una serie de momentos históricos o tiempos que darán o no origen al desorden PS y/o entrada al FPS.

El PS necesita hacer referencia a un estadio fundamental para él y para la posterior consecución a nivel relacional desde la óptica del adulto. El yo ideal y sus futuras consecuciones darán pues, una pauta primordial para el advenimiento de un fenómeno relacional, que por obvias razones vincula al narcisismo y su imposibilidad de externar. Lo que el PS vive de manera tan concreta (el relato en función de su vida actual) es una pauta de lo que fue su convivencia objetal dentro de un estadio tan importante como lo es el yo ideal. Me refiero aquí al transito casi inelaborable –por su falta- de ese momento mítico que refiere este estado de omnipotencia. Es así, como encontramos en el paciente psicosomático un actuar cotidiano en búsqueda de una prolongación de ese espacio perdido, que no llegó a cumplir sus expectativas. El psicosomático da lugar en su enfermedad a una expresión de vacío; un vacío que ha de ser objeto de búsqueda dentro de su propio cuerpo, pues como se ha visto en diferentes textos no hay siquiera la posibilidad de una búsqueda que no remita a lo propio. Es decir, no hay representación que no logre ligadura. Sin embargo en el PS es tanta la precariedad yoica que no encuentra esta posibilidad de representación, pues no ha existido la suficiente continuidad objetal como para que haya un registro benéfico de tal acto.

Es así como la labor del analista debe en principio dirigirse a ese vacío que denota el paciente ante una madre, como objeto primordial y con sus cualidades intrínsecas y vinculares, ese "aparato del pensar constituye –en el PS- la base sobre la cual se edificará toda personalidad del niño"1.5. Vemos aquí también esa falta referida al encuentro o reencuentro que nos remite en su libro Rabinovich.2 En donde nos dice que " el objeto perdido del deseo es a mi juicio, condición de producción del objeto pulsional en la obra freudiana". Esto obviamente nos da cierta claridad de lo que podrá ser el tipo de relación de una persona que ha sufrido este desafío desde aquellos momentos (narcisismo primario) clave y con un tipo de objeto que no remite mucha representación. Es decir de ese momento inaugural que le precede a lo que se hará en un después como consecuencia de éste. Me refiero a la imposibilidad de representación, concretud operacional y desgana y aplanamiento afectivo entre otras afecciones que encontramos en una personalidad psicosomática. Al respecto Guir nos dice: "La inscripción psicosomática en el cuerpo del paciente traza en definitiva la historia del cuerpo del otro... La marca permite evitar un cruce de miradas y asegura al portador de la afección un dominio sobre la imagen del otro" 3. Pareciese que en el PS este engendrarse ha sido su principal sufrimiento; pues ha tenido que vivir así desde sus orígenes. Es la causa de ese no deseo de la madre que lo ha llevado a la sobre adaptación culposa * dentro de la infancia lo que le constituye. Es pues de esa no separación como constitución lo que le da el mantenimiento y control; empero en el FPS se va más allá de esta tan aferrada empresa y se pugna por la única vía conocida (el narcisismo) una separación. No sin antes aclarar que la pulsión no se puede desplegar si no existiera esa resistencia (son coexistentes). Se debe contemplar esa coexistencia pues "... sólo un deseo, y ninguna otra cosa, es capaz de poner en movimiento al aparato".4

Debemos pues considerar que la propiedad de lo imaginario es una suerte de anticipación, si la madre no su ubica donde la ilusión se produce; es decir desde el lugar exacto en donde ese niño se ve constituido, no generará ese deseo. Ahora si la madre lo ve tan completo que la complementa a ella, el niño se convierte en un falo. Pero de este momento no lo dejará salir; es aquí donde el niño queda fijado en un narcisismo primario. En ambos casos se podría predecir un PS; ya que en la primer idea el niño se sobre adapta para poder generar ese deseo de cual fue excluido y, desde la segunda postura es ese narcisismo primario de cual no podrá salir de manera satisfactoria y al cual hará una referencia constante desde su omnipotencia al problema alienado. Desde las dos posturas se denota una falta de deseo en la primara es real y no hay trampa; en la segunda idea se le puede ubicar desde el deseo de cubrir la falta de la madre y no como un deseo real, autentico. Es decir que tanto el centro como la periferia coinciden en un recorrido que solo puede resolverse desde la libido intrasomática y el mimetismo objetal que cada uno lleva dentro. Aquí radica la dificultad del proceder psicoanalítico, "en esta manera de avanzar por borramiento de las huellas, de designar por ausencia, de aceptar que el lenguaje no existe sino en el momento de verse desaparecer en lo que revela. Es pues en la construcción y no en la interpretación el que el PS vaya encontrando alguna respuesta.

El cuerpo simboliza por que es vivido por el símbolo y porque en él, el símbolo se hace cuerpo" 5. Ahora bien debemos considerar para ello, no solo un constructo masoquista sino uno más complejo; es decir un ello insostenible que actúa de manera ingobernable por su fidelidad al yo ideal, pues éste le ha permitido su sobrevivencia. Lo que debe ser se encuentra allí espontáneamente, por el simple dominio del cuerpo sobre el mundo, como si se hubiera aplicado un código y los órganos obedecieran a imperativos; pareciese que la satisfacción no permite demora, en donde el problema de la afánasis no da cuenta, pues solo se está a merced de sí con una imagen de sí.

Es así como podemos ver a la psicosomática como una rebeldía y/o una defensa. Cualquier alteración con esa demanda pulsional (desde lo externo y referido al imaginario) implicaría un desorden. Esto también, nos indica la posibilidad de trabajo, pues al existir una herida narcisista nos permite divisar lo que le es ajeno, extraño a su estructura, es pues así la entrada a un mundo real. Al mundo de la relación, en donde hasta entonces no había otro y por lo tanto no había conflicto; quizás de este momento se empiecen a dar respuestas a esa precaria mentalización que hasta ese momento había resultado intocable. Parafraseando a Sami Ali: Las cosas ahora en vez de andar mal sin dejar de andar bien como antes, solo andan bien sin dejar de andar mal. Se puede pensar ya en la entrada o cabida a un narcisismo secundario. Podemos inclusive pensar que la enfermedad simboliza un primer encuentro; un encuentro que sin duda es asfixiante y con un contenido inabordable desde esta perspectiva, pues se está ante el encuentro del otro que no había sido referenciado. De aquí que la función del padre sea fundamental al operar la castración. Es decir, en la separación, el padre rompe la completud madre-hijo y la llama a su lugar de mujer. Es ese padre, quien rompe ese goce de la madre o quien debería hacerlo ante esa posible fusión madre-hijo. Es pues producto de la castración no elaborada por parte de la madre en función de su padre (el abuelo del infante) y de la no impuesta por el propio padre que se continua en una alineación, o como lo diría Lacan en una holofrase. El constituirse como sujeto es dejar de ser o estar en el lugar del objeto de deseo de la madre. Ese deseo es un deseo que ya fue elaborado e integrado por la aparición de la postura paterna. De aquí podríamos empezar a preguntarnos de que tipo de estructura estamos hablando a contemplar el FPS.

Para terminar no debemos olvidar que "en las alteraciones narcisistas hay predominio de lo simultaneo; pasado y presente se superponen en una misma secuencia con conglomerado de representaciones indiscriminadas idénticas y auto generadas que aparecen en el relato como irrupciones brutales dentro de "repetición de una repetición" 6. Vemos finalmente que el fenómeno psicosomático da cuenta de un vaivén de esa enorme cantidad que no solo no ha podido ser elaborada, sino que hace referencia a ese momento mítico que de alguna manara representa un espacio de sosiego tras ese incumplimiento desgarrador del no deseo. Vemos en la odisea del retorno y en la lucha por ese anhelo, la capacidad de salida ante tal manifestación de sufrimiento psíquico.

Notas

1 Freud obras completas Tomo I pp 274-275 Ed. Amorrortu.

2 Freud obras completas Tomo XIV pp 185 Ed. Amorrortu.

3 Freud obras completas Tomo XIV pp 188 Ed. Amorrortu.

4 Freud obras completas Tomo XIV pp 189 Ed. Amorrortu.

5 Freud obras completas Tomo XIV pp 190 Ed. Amorrortu.

6 Freud obras completas Tomo XIV pp 191 Ed. Amorrortu.

7 Freud obras completas Tomo V pp 604 Ed. Amorrortu.

8 Freud obras completas Tomo XIX pp 17 Ed. Amorrortu.

9 Freud obras completas Tomo V pp 590 Ed. Amorrortu.

10 Freud obras completas Tomo V pp 590 Ed. Amorrortu.

11 Freud obras completas Tomo V pp 591 Ed. Amorrortu.

12 Freud obras completas Tomo V pp 592 Ed. Amorrortu.

13 Freud obras completas Tomo V pp 593 Ed. Amorrortu.

14 Freud obras completas Tomo XIV pp 92 Ed. Amorrortu.

* Considerando a la supresión lo que nos comenta Catherine Parat: como un trabajo ubicado a nivel de yo y dirigido a hacer desaparecer el afecto, manteniendo la representación neutralizada en el nivel Prcc. Dice: consiste pues, en un esfuerzo voluntario y deliberado de apartar y tener a distancia a las representaciones Cc y Prcc. Se podría agregar, que se evita la ligadura (se piensa, pero no se siente).

** Me refiero aquí, a lo que comenta Parat (en P. Marty y la psicosomática) y que Freud dijo: El afecto no puede volverse Icc; es transformado en otro afecto o es inhibido. Esta éxtasis del afecto provoca un aumento de la tasa de tensión de excitación, que puede descargarse sólo por los ataques de angustia y por las vías somáticas.

15 Guir, J. "Psicosomática y Cáncer".

16 Freud obras completas Tomo VII pp 180 Ed. Amorrortu.

17 Freud obras completas Tomo XIV pp 72 Ed. Amorrortu.

18 Freud obras completas Tomo XIV pp 73 Ed. Amorrortu.

19 Freud obras completas Tomo XVII pp 191 Ed. Amorrortu.

20 Freud obras completas Tomo XXI pp 11 Ed. Amorrortu.

21 Freud obras completas Tomo XXI pp 124 Ed. Amorrortu.

22 Freud obras completas Tomo XXI pp 125 Ed. Amorrortu.

23 Ulises y su deseo de regresar a su tierra, a su patria Ítaca y con su amada Penélope, quien teje y desteje en su espera.

24 Es probable que de aquí P. Marty deduzca y de nombre a la etiología de la psicosomática; atribuyéndosela a las neurosis de carácter.

25 Freud obras completas Tomo XXII pp 101 Ed. Amorrortu.

26 Freud obras completas Tomo XXII pp 102 Ed. Amorrortu.

* Sami Alí comenta: es una fuerza de supresión que arrastraría una represión de lo imaginario, represión de una función, y que sería el efecto de una contrainvestidura que operaría a través del entorno. El exterior es, pues, el superyó corporal.

+ Desobediente, indócil y rebelde.

27 Freud obras completas Tomo XIX pp 172 Ed. Amorrortu.

28 Freud obras completas Tomo XIX pp 175 Ed. Amorrortu.

* Del griego retorno, regreso y/o re-encuentro.

29 Freud obras completas Tomo XXIII pp 146 Ed. Amorrortu.

30 Freud obras completas Tomo XIX pp 36 Ed. Amorrortu.

31 Freud obras completas Tomo XIX pp 54-55 Ed. Amorrortu.

32 Freud obras completas Tomo XXII pp 73 Ed. Amorrortu.

33 Laplanche, J y Pontalis, J. Diccionario de Psicoanálisis Ed. Paidós.

34 Laplanche, J y Pontalis, J. Diccionario de Psicoanálisis Ed. Paidós.

35 Freud obras completas Tomo XX pp 184 Ed. Amorrortu.

36 Freud obras completas Tomo XIV pp 96 Ed. Amorrortu.

37 Freud obras completas Tomo XIV pp 96 Ed. Amorrortu.

* Freud dice: se ama a lo que posee el mérito que falta al yo para alcanzar ese ideal. Empero en el PS no se ha de llegar a tal momento, pues no hubo quien desde el exterior le indicara o le permitiera su yo para emprender esta travesía. Si bien el problema de la afánasis contempla esta etiología, no deja de hacer referencia a esa precariedad externa.

38 Freud obras completas Tomo XVIII pp 124 Ed. Amorrortu.

** Entiéndase castración y por ello separación.

39 Freud obras completas Tomo XIV pp 96 Ed. Amorrortu.

+ Freud en la conferencia 31 (tomo XXII pp 62) nos dice: Así el superyó del niño no se identifica en verdad según el modelo de sus progenitores, sino según el superyó de ellos; se llena con el mismo contenido, deviene portador de la tradición, de todas las valoraciones perdurables que se han reproducido por este camino a lo largo de generaciones.

40 Freud obras completas Tomo XIV pp 114 Ed. Amorrortu.

41 Freud obras completas Tomo XIV pp 132 Ed. Amorrortu.

42 Freud obras completas Tomo XIV pp 221 Ed. Amorrortu.

42* Freud obras completas Tomo XIX pp 47 Ed. Amorrortu.

43 Freud obras completas Tomo XIX pp 47 Ed. Amorrortu.

44 Freud obras completas Tomo XIX pp 63 Ed. Amorrortu.

* No nos olvidemos de que se trata de un yo custodiado y a expensas del ello.

45.1 Freud obras completas Tomo XIX pp 157 Ed. Amorrortu.

+ Esto lo comenta de manera similar. Freud en sus obras completas. Tomo XIX pp 158 Ed. Amorrortu.

++ Osvaldo Bodni, ubica al dolor en cantidad no elaborable como líbido intra somática y a lo oral secundario como a la desesperación de esta imposibilidad de separación ante una sombra que se lleva dentro.

46 Freud obras completas Tomo XIX pp 195 Ed. Amorrortu.

* Esta reconstrucción se refiere a la represión de un imaginario que ha comentado Sami Ali en varios trabajos.

47 Freud obras completas Tomo XIX pp 197 Ed. Amorrortu.

48 Freud obras completas Tomo XX pp 145 Ed. Amorrortu.

49 Freud obras completas Tomo XXIII pp 173 Ed. Amorrortu.

50 Freud obras completas Tomo XXIII pp 181 Ed. Amorrortu.

1 Rodolfo D´ Alvia Psicoanálisis Psicosomática. Ida y Vuelta.

* En sobre la supresión. Ubicado en P. Marty y la psicosomática 1998.

1.5 Al respecto Gaon, Rachel. En: La depresión fría. En: Psicoanálisis Vol.14, Nro 2 (1992) Buenos Aires: Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires. Comenta y profundiza en lo mencionado.

2 Rabinovich,D. (1988) "El concepto de objeto en la teoría psicoanalítica" Ed. Manantial. México.

3 Guir, J. (1984) "Psicosomática y Cancer". Ed. Catálogos paradiso Bs As. Argentina.

* Considerándolo desde otra perspectiva. El niño se adelanta y se ve en un espejo plano (normal) de forma completa, como lo debería haber visto la madre desde el espejo cóncavo. Esto es lo que nos enseña Lacan en su famoso estadio del espejo, en donde ya el niño se siente constituido; es decir que el niño se anticipa a su realidad antes de que realmente lo esté.

4 Freud obras completas Tomo V pp 588 Ed. Amorrortu.

5 Sami Alí (1994) "Pensar lo Somatico". Ed Paidós.

6 Rodolfo D´ Alvia Psicoanálisis Psicosomática. Ida y Vuelta.

Bibliografía.

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Laplanche. J y Pontalis, J. (1996) "Diccionario de Psicoanálisis" Ed. Paidós Barcelona. España.

Marty, P. (1995) "Psicosomática del adulto" Ed. Amorrortu. Bs As, Argentina.

Marty, P. (1995) "El orden psicosomático" Ed Promolibro. Valencia, España.

Tenorio de Calatroni, M. (1998) "Pierre Marty y la psicosomática" Ed. Amorrortu. Bs As, Argentina.

D´ Alvia. R. (2002) "Psicoanálisis Psicosomática. Ida y Vuelta". Ed Dunken. Bs As, Argentina.

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Usabiaga, I. (1997) "La psicosomática: Un nuevo desarrollo del psicoanálisis a fin de siglo". En: Revista de psicoanálisis de la Asociación Psicoanalítica de Madrid. Vol. 26.

Homero. (XII y VII a.C. Aproximadamente) "La Ilíada". Ed. Edimat libros. Madrid. España.

Homero. (XII y VII a.C. Aproximadamente) "La Odisea". Ed. Edimat libros. Madrid. España.

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