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La extrañeza de lo aprehendido

Lic. Mauricio Santín I.
Agosto de 2003
Asociación Psicoanalítica Argentina

Resumen:

En el siguiente texto encontrará una breve explicación del beneficio y sustento del psicoanálisis, pudiendo diferenciarlo de algunas de las corrientes psicoterapéuticas de hoy en día. Así mismo, es uno de los objetivos del presente trabajo, ver la importancia de un análisis individual para poder dar cabida a un proceso subjetivo real, considerando de allí un sin fin de beneficios por asimilar dentro de un mundo apremiante y lleno de significados que sin lugar a dudas nos constituyen como sujetos. Es pues del rencuentro con nuestro pasado y de su resignificación, como se podrá dar respuesta a nuestro futuro, no solo como individuos, sino como especie. Esa es la apuesta a la que le apuesto...

 

Palabras clave: Resistencia, transferencia, líbido y pulsión.

 

"...mientras menos sepa uno sobre el pasado y el presente,

tanto más incierto será el juicio que pronuncie el porvenir."*

 

Introducción:

De antemano anticipo a los lectores que mi interés no es ser original, sino simplemente poder transmitir de manera sintáctica el beneficio del psicoanálisis. Mi método inclusive consiste en denotar mi experiencia tanto en mi formación profesional, como dentro de mi análisis personal; es así, como intentaré en un primer momento hacer una breve descripción del surgimiento del psicoanálisis, con el único objetivo de diferenciarlo de algunas de las demás prácticas, y en un segundo denotar el beneficio de éste, dentro de la clínica.

Freud dice: "El procedimiento catártico tenía por condición que el paciente fuese susceptible de hipnosis y se basaba en la ampliación de la conciencia que sobreviene en ese estado. Su meta era eliminar los síntomas patológicos, y la alcanzaba haciendo retroceder al paciente hasta el estado psíquico en el que el síntoma se había presentado por primera vez. Entonces emergían en el enfermo hipnotizado recuerdos, pensamientos e impulsos hasta entonces ausentes de su conciencia... Pero en casi todos los casos ese esquema simple de intervención terapéutica se complicó; en efecto, se vio que en la génesis del síntoma no participaba una impresión (traumática) única, sino casi siempre una serie de ellas, difícil de abarcar." 1 Valga acá el proceder filogenético del sujeto en cuestión, además de su correspondiente resistencia por aquello reprimido y/o inasequible al proceder consciente (Cc). Así, vemos ya, algunos indicios de lo que podría significar el verdadero conocimiento del síntoma, más allá de su representante en la enfermedad; pues al respecto se nos dice: "Cuanto mayor es la resistencia, tanto más vasta es la desfiguración. Ahora bien, el valor que para la técnica terapéutica tienen las ocurrencias no deliberadas estriba en este vínculo suyo con el material psíquico reprimido. Si uno posee un procedimiento que permita avanzar desde las ocurrencias de lo reprimido, –valga decir inconsciente y no a la inversa- desde las desfiguraciones hasta lo desfigurado, puede también, sin recurrir a la hipnosis, volver asequible a la conciencia lo que antes era inconsciente (Icc) en la vida anímica" 2.

Para ello, no se deberá hacer uso de la imposición, o lo que se encuentre fuera del alcance del sujeto. El psicoanalista, a diferencia de lo sugestivo, debe ser un buen político, en la medida que se le otorga el poder de la transferencia y con ello, debe hacer un buen uso de ésta en función de la cura. No debe guiar al analizante, pero si orientar, responsabilizando al sujeto de sus actos y adjudicándole su posición activa ante la vida como tal. En el psicoanálisis se trata de dar salida al dialogo (pasivo) para entrar en una discusión (activa). Sobre esa base, Freud ha creado un arte de interpretación destinado por así decir, a extraer del mineral en bruto, de las ocurrencias no deliberadas, el contenido metálico y latente de pensamientos reprimidos. Es ese mineral en bruto, lo que el paciente no puede contener y que le ha provocado hasta ahora lo manifiesto a través del síntoma; empero ello, no quiere decir que solo identificándolo se liberará al paciente de su malestar, en cambio, producto del análisis este malestar se irá convirtiendo en una serie de representaciones que durante el análisis adquirirán esa resignificación necesaria; la cual al partir de lo real y al ser producto de esa re-elaboración podremos así, vivenciar el trauma desde una óptica diferente. Es desde allí, como podemos ya divisar algunos de los alcances del psicoanálisis.

Ahora bien debemos tener muy en claro que el trauma se repite para poder elaborarlo; empero al no ser satisfecho se convierte en goce, y con ello se vuelve inseparable del sujeto. De aquí, una vez más la importancia y trascendencia de un psicoanálisis, pues el psicoanálisis empieza donde la psicoterapia termina: en una verbalización.

Se cree culturalmente que el hablar cura, de allí que se promueva tal acción, sin embargo el hablar solo remite al goce; éste, como una asociación no analizada, una verborrea sin principio ni fin que solo denota descarga. De lo que se trata es de ir al encuentro de lo imposible de decir, de permitir la entrada de lo reprimido y con ello, dar pie a una re-elaboración. Pero el camino no se nos presenta libre de obstáculos, sino como un organismo vivo que lucha por mantener su condición se resiste al cambio.

A la hipnosis como algunos otros métodos hoy conocidos, debe reprochársele que ocultan la resistencia, y con ello ejemplifican su impedimento al querer conocer el intrincado poder de las fuerzas psíquicas. Al no liquidar las resistencias y solo eludirlas, es decir, atacando al síntoma y no a su etiología y sus implicancias o acepciones,- es la "razón por la cual no proporcionan sino datos incompletos y resultados efímeros... De mayor alcances es otra concepción: se trata de volver asequible lo inconsciente a la conciencia, lo cual se logra venciendo las resistencias" 3. Para ello, Freud señala dos motivos de la resistencia para hacer consciente lo inconsciente: "uno es la confusión del acceso a la conciencia con el acceso a la motilidad, y otro es la tendencia a repetir en lugar de recordar, -pues este proceso resulta más fácil y económico,- es decir la tendencia hacia la acción y la emoción en lugar de la reactivación retrógrada de las huellas mnémicas verbales" 4. Es así, como la persona que haya de someterse con provecho al psicoanálisis debe llenar muchos requisitos. "En primer lugar, tiene que ser capaz de un estado psíquico normal... Además, corresponde exigirle cierto grado de inteligencia natural y de desarrollo ético". 5 Dentro de un psicoanálisis se debe hacer paciente de análisis a la persona en cuestión; obviamente habiendo ya contemplado las características mencionadas.

Ahora bien, al tener el material desarticulado, no debemos olvidar la relación que el goce tiene con lo sexual traumático (como repetición). Sin embargo, es en este momento de desarticulación, para dar paso a un re-anudamiento, (mitad del análisis) que uno cae en la cuenta de esa repetición que ha llevado durante el pasado y de la cual ha sido producto hasta ese momento. De aquí la importancia y la continua aparición que tiene la repetición, pues es constitutiva. No hay una elección, se ES la marca que el otro remite; pues de no hacerlo no habría cabida al ser. Ese otro, es la referencia que nos constituye, no hay posibilidad de apartamiento. Empero en el psicoanálisis se trata de una sustitución del sujeto; de un proceder subjetivo real, no producto de la repetición, menos aún de la indiferenciación. Se trata del paso de un sujeto producto de la castración 6 a uno que pueda operar la castración.

 

Consideraciones actuales:

Me parece oportuno aquí, hacer una pausa y no dejar pasar un hecho que ha continuado desde los orígenes del psicoanálisis, hasta nuestros tiempos. Me refiero al proceder de algunos médicos respecto de la psique; Freud desde 1904 dice algo que hoy en día sigue considerándose del mismo modo: "La psicoterapia sigue pareciéndoles a muchos médicos, y por comparación con nuestros recursos terapéuticos físico-químicos, cuya aplicación se basa en conocimientos fisiológicos, un producto directamente acientífico, indigno del interés de un investigador de la naturaleza. Permítanme ustedes, entonces, que defienda aquí la causa de la psicoterapia y ponga de relieve lo que en ese juicio adverso ha de tildarse de incorrecto o de erróneo. En primer lugar, les recordaré que la psicoterapia no es un procedimiento terapéutico moderno. Al contrario, es la tarea más antigua de la que se ha servido la medicina... en buena parte como psicoterapia; con miras a la curación, se inducía en los enfermos el estado de "crédula expectativa", que todavía hoy nos presta idéntico servicio." 7 El mismo Freud y el entorno de aquellos, y aún en anteriores tiempos, se reconocía que "ciertos trastornos, y muy en particular las psiconeurosis, son mucho más asequibles a influencias anímicas que a cualquier otra medicación. No es un dicho moderno, sino una vieja sentencia de los médicos el de que estas enfermedades no las cura el medicamento, sino el médico; vale decir: la personalidad del médico, en la medida en que ejerce un influencia psíquica a través de ella."8 La pregunta es: ¿Qué tanto el profesional sabe de esta, tan indispensable y eficaz herramienta? Me refiero aquí al proceder psíquico del cual devendrá la cura, y con ella su respectiva influencia a nivel somático.

No nos olvidemos señores que tratamos con enfermos, no con enfermedades, el simple hecho de considerar uno ajeno del otro denota ya psicopatología. Ya no es valido pensar en la autonomía y/o hegemonía disciplinar, debemos actuar en beneficio del paciente, no de la especialidad. Debemos, como personas interesadas en la salud contemplar el panorama en que se halla inmerso el enfermo y de allí, ubicar su posibilidad de salida. "Es lícito –así,- aseverar que el método analítico de la psicoterapia es el de más penetrantes efectos, el que permite avanzar más lejos, aquel por el cual se consigue la modificación más amplia del enfermo, -es además- el único que nos enseña algo acerca de la génesis y del trama de los fenómenos patológicos" 9. Se trata como ya mencionamos, no solo de ubicar el origen, sino de dar respuesta a la acepción y a la práctica semiótica a la que el individuo nos convoca. Empero no podemos pretender al investigar el proceder psíquico, resultados rápidos, pues estos llevan allí años, -vale decir que por lo regular una vida entera se aloja detrás del paciente- y si a ello le sumamos la resistencia Icc de la cual se retroalimentan, no nos es fácil pensar en situaciones pasajeras. Sin embargo, el procedimiento psicoanalítico se plantea elevadas exigencias, tanto para el enfermo, como para el analista; de aquí, que podamos visualizar un futuro más alentador, no sin antes contemplar que el descubrimiento y la traducción de lo Icc se realiza bajo una permanente resistencia como ya he mencionado, y que la emergencia de ese contenido, va siempre unida a una situación no del todo placentera; es así, como pueden surgir incontables rechazos y vicisitudes dentro del campo analítico, en donde la prudencia y la calma, no han de ser sus principales protagonistas, pues como sabemos no se trata de una psicoterapia del tipo consejal.

El beneficio del psicoanálisis no solo parte de hacer Cc lo Icc, sino que el beneficio será aún mayor al ampliar ese horizonte del que salimos al conocer lo Icc. Pues no solo se trata de un cambio de un estado a otro, de lo Icc que era un inicio, a uno Cc; es decir, no solo se conoce algo que ya era parte nuestra, que aunque pertenecía al orden de lo reprimido (en el mejor de los términos) ha dejado su lugar y ha comenzado algo nuevo, es ese todo que nos supera en la sumatoria de sus partes, pues de ese saber pretendemos una nueva representación, que sin lugar a dudas no nos la podría brindar una psicología que base sus principios en la conciencia y/o en los avatares de ésta. Ahora bien, "al escéptico se le dice que el análisis no ha menester que se le tenga confianza, que él tiene derecho a mostrarse todo lo crítico y desconfiado que quiera, que uno no pondrá su actitud en la cuenta de su juicio, pues él no está en condiciones de formarse un juicio confiable sobre esos puntos; y que su desconfianza no es más que un síntoma entre los otros que él tiene, y no resultará perturbadora siempre que obedezca concienzudamente a lo que le pide la regla del tratamiento." 10 Es decir a hablar y asociar libremente, pues no se trata de convencer, sino de dar cuenta; pues uno, solo está en posibilidad de juzgar con su realidad. A lo que se procede dentro del análisis es a la ampliación de esa realidad; el psicoanálisis da salida al duelo, pues recomenzar no es un nostos11 como el recuerdo nostálgico, es asumir la pérdida y emprender el camino. La cura apunta a que el analizante pueda disfrutar de varios goces y no de uno solo, en donde se ha fijado; es decir, existe una liberación de esa alineación de la cual se era parte. Inclusive Adán y Eva se liberan de esa causa. Que la iglesia lo diga al revés tiene que ver con su sustento, pues de eso vive. Así dentro del análisis psíquico, se deja de ser ese sujeto que satisface al otro y se comienza como sujeto deseante, es decir creando una falta tanto en él como en el otro. Se inscribe ya, la falta de la que se es producto, pero que se ha aceptado, se ha confrontado a ese vacío creador que permite visualizar a la falta desde otra postura, no como perdida sino como salida. En el fin del análisis el sujeto da cuenta del paraíso que perdió, pero también que nunca tuvo, es pues de esa completud inexistente de la cual partimos para un verdadero goce.

Ahora bien, a estas alturas ya más de uno se habrá preguntado y cuestionado sobre la duración del tratamiento, para ello, el mismo Freud comenta que la respuesta es casi imposible, y que ésta, dependerá entre otras cosas de la capacidad del mismo paciente. Pues "nadie esperaría que se pudiera levantar con dos dedos una mesa pesada como se lo haría con un liviano escabel, o construir una casa grande en el mismo tiempo que una chocita; no obstante, tan pronto como se trata de las neurosis, que por el momento no parecen todavía insertas en la trama del pensar humano, aun personas inteligentes olvidan la necesaria proporcionalidad entre tiempo, trabajo y resultado... La neurosis –o la psicopatología en general- es para ellos una suerte de señorita forastera . Uno no sabe de dónde vino, y por eso espera que un buen día haya de desaparecer. El psicoanálisis requiere siempre lapsos más prolongados... Por eso se tiene el deber de revelarle ese estado de cosas antes que él (enfermo o paciente) se decida en definitiva a emprender el tratamiento... La abreviación de la cura analítica sigue siendo un deseo justificado cuyo cumplimiento, como veremos, se procura por diversos caminos. Por desgracia, un factor de mucho peso se les contrapone: unas alteraciones anímicas profundas sólo se consuman con lentitud; ello sin duda se debe, en un instancia, a la atemporalidad de nuestros procesos inconscientes." 12 Y por si eso fuera poco, podríamos agregar lo dicho con anterioridad: que la psicopatología posee las cualidades de un organismo vivo, hará pues lo necesario para quedar inmune a todo aquello que quiera desposeerla de su beneficio. Así estimados lectores, nos damos cuenta de tal modo, que el proceso no va en función de la duración, sino de hacer lo correcto asumiendo las consecuencias o implicancias de ello.

Habiendo mencionado ya, algunas de las vicisitudes con las que tenemos que lidiar, no debemos olvidar a la tan necesaria defensa, ésta vista como una postura económicamente activa para la psique humana, sin ésta, no podríamos interactuar de manera "saludable ". Si no hay resistencia o defensa, habría fuga y por lo tanto la descarga sería hasta cero y con ello, nos dirigiríamos a una inactividad y sus consecuencias. Es pues así, siempre necesaria algún tipo de resistencia; si no hay posibilidad de defensa, no hay posibilidad de vida; la defensa se debe considerar también como el apremio de nuestro existir. Sin embargo, una cosa es ese apremio y otra muy diferente es la resistencia como impedimento de la cura, como una oposición al descubrimiento. Es así como "el psicoanalísta tiene el derecho a adoptar la posición del cirujano, que es sincero y cobra caro por que dispone de tratamientos –y métodos- capaces de remediar;" 13 más aún, si a ello le sumamos que en el análisis se incluye lo que al modo de la cirugía sería: la consulta, los estudios previos, la propia cirugía y los resultados y el tratamiento de la misma, damos cabida al beneficio que ésta genera, más que al costo. Pues si bien, algo nos ha dejado la historia, es que "no hay en la vida nada más costoso que la enfermedad y ... la estupidez. Pero agreguemos, a modo de enmienda, que la comunicación consciente de lo reprimido no deja de producir efectos en el enfermo. Claro –está, que ésta,- no exteriorizará los efectos deseados –poner termino a los síntomas-, sino que tendrá otras consecuencias. Ahora bien, por si sola –la conciencia- es incapaz de eliminar la enfermedad; para ello le faltan dos cosas: no conoce los caminos que se deben recorrer hasta ese término, y no suministra los montos de energía necesarios contra las resistencias. El tratamiento analítico remedia ambos déficit. En cuanto a las magnitudes de afecto requeridas para vencer las resistencias, las suple movilizando las energías aprontadas para la transferencia; y mediante las comunicaciones oportunas –a través de las interpretaciones, los señalamientos y las construcciones, entre otras técnicas- muestra al enfermo los caminos por los cuales debe guiar esas energías." 14 De no ser así, "podemos decir que el analizado no recuerda, en general, nada de lo olvidado y reprimido, sino que lo actúa." 15 Repite eso que no ha podido elaborar y que simplemente a aprehendido en su componente endógeno. Es decir que les es propio pero a la vez ajeno. De aquí que no debamos tratar a la enfermedad como un episodio aislado y/o simplemente histórico, perteneciente al pasado; sino como un poder actual que demanda ser atendido, y que de no ser así, duplicará sus fuerzas hasta lograr su objetivo. Empero para tal empresa, nuestro principal recurso será "el domeñar la compulsión de repetición del paciente, y transformarla en un motivo para recordar; -es decir, que ésta,- reside en el manejo de la transferencia. Le abrimos la transferencia como la palestra donde tiene permitido desplegarse con una libertad casi total, y donde se le ordena que escenifique para nosotros todo pulsionar patógeno que permanezca escondido en la vida anímica del analizado. La transferencia crea así un reino intermedio entre la enfermedad y la vida, en virtud del cual se cumple el tránsito de aquella a esta."16

Sería pues un error esquivar o más aún, guiar la problemática del paciente por otros caminos que no sean los de la elaboración y los de la confrontación; llevar dice Freud, la relación por sendas más calmas sería un error, del cual no solo está en peligro la relación terapéutica, sino el proceder psíquico del enfermo. "Puesto que uno exige del paciente la más rigurosa veracidad, pone en juego su autoridad íntegra si se deja pillar por él en un falta de verdad." Todo ello más allá del beneficio terapéutico que podría obtenerse en un corto plazo y de allí, su componente y reminiscencia en un futuro; pues es natural que uno desee la salud del enfermo en el menor tiempo posible, pero de no ser atendida en su totalidad y desde sus acepciones, ésta volverá con mayor fuerza que en el pasado. "Como saben, la anatomía es hoy para nosotros la base de una medicina científica, pero hubo un tiempo en que estaba prohibido disecar cadáveres humanos para averiguar su constitución interna del cuerpo como lo parece hoy ejercer el psicoanálisis para averiguar la fábrica interna de la vida del alma. El sentido de un síntoma reside según tenemos averiguado, en un vínculo con el vivenciar del enfermo. Cuanto más individual sea el cuño del síntoma, tanto más fácilmente esperaremos establecer este nexo. La tarea que se nos plantea no es otra que esta: para una idea sin sentido y una acción carente de fin, descubrir aquella situación del pasado en que esa idea estaba justificada y la acción correspondía a un fin" 17. Empero para ello debemos valernos de muy específicas herramientas y conocimientos. En un primer momento, la palabra, vista como revelación (la asociación libre) y en un segundo momento vista como la posibilidad de cura; es decir, como mediación. Justo en medio de estas dos etapas (revelación y mediación) se encontrará a la resistencia como reveladora de la verdad. Verdad, que pugna por emerger, pero que sin duda alguna deberá abolir algunas de sus condiciones en el trayecto para poder lograr su cometido.

El análisis dará cuenta a través de eso que nos predomina, el camino para una bifurcación. Es un paso al verdadero ser, a un discurso único producto de la interpelación y no ya de una identificación. Para poder aclarar esto se dice que el paciente llega a tartamudear (repetición) al consultorio, después empieza a balbucear (dando orden sin sentido, ya que se halla en una misma posición) y finalmente se da un discurso en donde se sabe el sentido y se conoce el objetivo. Con esto no quiero decir que el discurso sea el final del análisis, empero si, es la entrada a este final. Aclarado esto, ¿cómo podría pretenderse una terapia ideal?: cito, tuto, jucunde. 18 Pues necesariamente deberá involucrar su sentir, más allá de su proceder psíquico. "La terapia hipnótica –y algunas otras de nuestro conocimiento actual- buscan encubrir y tapar algo en la vida anímica; la analítica, -en cambio se empeña en- sacar a la luz y remover –ese- algo. La (s) primera trabaja como una cosmética, la segunda como un cirugía" 19. Ahora bien, aquí algunos médicos podrán argumentar que no todo tratamiento requerirá cirugía, y con razón. Empero diremos a nuestro favor que si no es a través de la cirugía, cualquiera que sea el método alternativo, debemos asegurarnos que intervenga desde su etiología, no al modo cosmético antes mencionado. Si no es así, solo contribuiremos a la evolución de la patología, y muy seguramente a su agravamiento posterior. Quedar satisfecho al erradicar el síntoma, es solo pues menester de la sugestión no del psicoanálisis; no debemos olvidar que ese síntoma, solo es un señal o indicio de algo. Es la consecuencia no el origen. Así pues, si solo atacamos a la superficie solo será cuestión de tiempo para una nueva aparición y con vasta seguridad, aún más dañina que la anterior.

Ahora bien, para que exista un verdadero avance en "la solución de sus conflictos y la superación de sus resistencias, -éstas- sólo se logran si se le han dado las representaciones y expectativas que coinciden con su realidad interior... El éxito no se basa en la sugestión, sino en la superación de esas resistencias" 19.1; para las cuales la su/gestión+ es solo propiciada por el yo, como una resistencia más. De aquí que no experimentemos en cabeza ajena como se dice comúnmente, pues aunque el yo invista lo real (externo), es hasta la incorporación de esto, lo que nos hace capaces de darle un sentido. La palabra no adquiere significado hasta encontrar la facilitación hacia el interior (la huella mnémica). La palabra en si no basta para producir cambio, hay que ser incorporados para producirlo. Es decir se debe crear esa vía de acceso que ligue lo externo con lo interno como proceso identificatorio; empero, éste, sólo deberá ser visto como primer paso, el segundo consistirá en dar cualidad a esa identificación logrando subjetividad; pues la diferencia radica en la diferenciación ahora aprendida. Así, en el análisis se trata de lo que no está; es decir lo que no se nombra, lo que no esta allí; lo que ha tenido que ser modificado, lo que no es claro y que se debe aclarar si se desea subjetividad.

"Completemos ahora nuestra exposición del mecanismo de curación presentándolo con las fórmulas de la teoría de la líbido. El neurótico es incapaz de gozar y de producir (rendir); de lo primero, por que su líbido no está dirigida a un objeto real, y de lo segundo, por que tiene que gastar una gran proporción de su energía restante en mantener a la líbido en el estado de represión (desalojo) y defenderse de su asedio. La tarea terapéutica consiste, entonces, en desasir la libido de sus provisionales ligaduras sustraídas al yo, para ponerla de nuevo al servicio de éste. -Es decir, capturar esa potencialidad subjetiva y dirigirla a intereses propios y no de terceros, como hasta ahora se había venido haciendo-. Ahora bien, ¿dónde está la líbido del neurótico? Fácil es averiguarlo; está ligada a los síntomas, que le procuran la satisfacción sustitutiva, la única posible por el momento. -Nuestra tarea es la de romper con esa tendencia temporal, valga decir momentánea y/o sustitutiva y lograr una permanente, real y subjetiva-. Para solucionar los síntomas es preciso remontarse hasta sus génesis, hasta el conflicto del cual nacieron; es preciso renovar este conflicto y llevarlo a otro desenlace con el auxilio de fuerzas impulsoras que en su momento no estaban disponibles" 19.2. Es pues del Recordar, Repetir y Reelaborar, considerando a la filogénesis como un argumento en cambio y diferente del que se hicieron participes aquellas fijaciones, como podemos dar salida a aquello que no tuvo otra opción que ser reprimido. Empero, esta travesía, solo ha de ser posible en la medida que se tenga acceso a los procesos inconscientes a través de la transferencia, de aquí que el psicoanálisis no sea preconceptual, sino que juega un papel dinámico entre el objeto y el sujeto que ha de presidir en su relación terapéutica.

En síntesis, lo que ha de acontecer dentro de un psicoanálisis es lo que Hegel expuso dentro de su "ciencia de la lógica" (1812-16), pero lo que no nos dio, fue el método para su elaboración, más aún, para su constitución. Estamos aludiendo a los tres momentos:

Lo dado y que tiene entendimiento. (aceptación por sobrevivencia)

Lo negativamente racional, que es un momento dialéctico, en donde predomina lo negativo sobre lo dado. (el duelo ante lo generado)

Lo positivamente racional. (la aceptación de la falta y el aprendizaje como consecuencia)

De igual modo lo ha expresado ya Soeren Kierkegaard (1813-1855) en su notificación literaria de 1846, pues en ella, nos transmite que "la elección y la decisión son las características esenciales de la existencia humana: la existencia real significa para él que el individuo, mediante un salto en el impulso hacia la decisión escoja y rechace las posibilidades que se ofrecen y realice su libertad en la decisión a favor o en contra de una posibilidad: se trata de si uno se atreve a ser completamente él mismo..." + Una persona diferenciada del resto, valga decir subjetiva y aunque sola ante ese inmenso esfuerzo y con esa enorme responsabilidad, también llena de un enorme potencial que le aguarda dentro de sus subjetividad.

Vemos hasta acá cierto patrón que no deja fuera a las llamadas "personas sanas" pues si bien, éstas, siguen produciendo y gozando de la mayoría de sus actividades (en el mejor de los casos) dejan una buena parte de su libido fuera del yo, lo que en una u otra medida les resta cierto potencial para su devenir cotidiano.

En el psicoanálisis no se tiene la seguridad de ganar; pero si no se apuesta, si se tiene la seguridad de perder. Y si alguien duda de esta resistencia entre el yo Cc y lo Icc reprimido, solo bastará recordar la tercera herida narcisista del hombre expuesta por Freud: La primera fue dada por Copérnico en 1543 en donde hacia ver que la tierra no era en centro del universo; más tarde, Darwin en 1859 dice que el antecesor del hombre es el mono, y finalmente Freud dice que el hombre esta dominado por un proceder Icc *. Y cuando no se traduce la pulsión, se corre el riesgo de arraigar lo que se está evidenciando y que dará lugar a una nueva cadena de incidencias. Así, el analista es pues, quien suscita un desequilibrio. Es decir modifica ese seudo equilibrio manifiesto que no hace más que referenciar al desequilibrio latente, dentro de esa vivencia previa; simplemente traumática por el devenir cotidiano. "Se trata de algo como una historia tartamuda+. Al contrario, la historización analítica, que opera en un movimiento retroactivo, tiende a sustituir esta historia falsa por una historia más verdadera, al mismo tiempo que reabrir la temporalidad con sus dimensiones de futuro, presente y pasado interactuando dialécticamente" 20. Pues bien anticipado lo tenemos al dar cuenta de lo que los ha enseñado San Juan en una simple frase, pero con demasiadas implicaciones: "Solo la verdad os hará libres" y si nos aferramos a alguna creencia y más aún, al deber ser, podemos incluir las enseñanzas de Nietzsche al respecto de la fe, pues nos comenta que ésta, "significa no querer saber la verdad".

Es así, como llegamos hasta la ubicación del psicoanálisis. Este, se ubica desde la lógica de la referencia (la filosofía y/o la verdad) y desde el discurso metafórico (poético); en donde este último, es indispensable para dar paso al primero, pero no por esto es la pauta de la verdad, sino que solo hace referencia a lo imaginario y/o al proceder del individuo en cuestión para dar continuidad a sus indagaciones. Ahora bien, no debemos olvidar que de este imaginario (de esta verdad partida pero constitutiva) es de donde parte el sujeto para dar origen a su metáfora (transporte) dentro de su problemática individual. No sin antes considerando que esta problemática es muy singular y que solo remite al sujeto que la porta; es decir que es algo único que le pertenece a uno solo. Es así, el punto de partida y a lo que se pretende llegar, al situar al sujeto en esta postura única e irrepetible en un mundo deseante que le aguarda. Se clarifica la experiencia de verdad (imaginario y particular) desde lo real (general). Considerando con ello el punto de vista global, sin dejar de hacer referencia a la experiencia que uno ha adoptado; si uno se limita a la accesibilidad que tiene de esa verdad, de esa única experiencia, se limita a su ficción particular y no da cuenta de la amplitud que pierde. No en vano se dice que la ficción parte de la realidad, empero no olvidemos que se limita a uno o a un entorno específico, no total. Como seres humanos no debemos hacer síntesis, sino lo contrario; un análisis que promueva la particularidad enfocada a, y, desde la generalidad. Se debe hacer nuestra propia tesis, no la que obtenemos por herencia.

Como nos es sabido el orden se vivencia mejor desde la ley, sin embargo es labor del analista ver ese orden a través del desorden; es decir: es a través de la denuncia (entre particulares) o de la demanda (entre un particular y un moral y/o social) que nos podemos dar cuenta de ese desorden que no se ha percibido y/o cualificado en demasía -con o sin sintomatología- pues hay quienes les basta con lo percibido, dado y focalizado desde su singularidad. Empero habemos algunos a los que la curiosidad y el deseo de ampliar nuestras expectativas nos promueve y convoca a esta búsqueda, que sin lugar a dudas coincide con el gran beneficio aplicable a la cotidianidad. No sin olvidar a esta apuesta a la que me he referido, pues la pérdida será evidente si nos limitamos a la consciencia y a lo que ésta nos evidencia.

Es pues de este no ser –como conocimiento propio- lo que nos da entrada al verdadero ser con consciencia del origen. Es el futuro dice Freud, quien juzgará, probablemente, que el valor del psicoanálisis como ciencia de lo inconsciente supera en mucho su valor terapéutico. 21 Inclusive ahora, lo podemos ya evidenciar; pues si bien, las fijaciones libidinales como identificaciones y como adhesiones infantiles, son decisivas para la posterior elección de la forma de enfermedad y/o personalidad, puesto que ya se ha dicho "que las neurosis aparecen como inhibiciones del desarrollo de la libido," 22 cabe aquí, hacernos la siguiente pregunta.

¿No es necesario esta inhibición como función estructurante dentro del sujeto?

La respuesta no podría ser otra que un avasallador SI; de acá también que podamos vislumbrar el campo del psicoanálisis y de sus mismos alcances, tanto en la cotidiana llamada "normalidad", como en la "psicopatología". Pues a diferencia de las ciencias duras 23, el psicoanálisis como ciencia de la complejidad muestra un camino sin duda interesante y de respuestas a las interrogantes del hombre como especie. Pero para ello, debemos tan solo dar cuenta de lo trascendente que ha sido nuestro pasado, pues "en general los seres humanos vivencian su presente como con ingenuidad, sin poder apreciar sus contenidos; primero deberían tomar distancia respecto de él, vale decir que el presente tiene que devenir pasado si es que han de obtenerse de él unos puntos de apoyo para formular juicios sobre las cosas venideras." 24 El ser humano pues, debe valerse de su inteligencia para gobernar su devenir pulsional. Empero, ¿De qué manera confiamos en que alcanzarán el ideal psicológico, el primado de la inteligencia, personas que están bajo el imperio de la prohibición del pensar? Se pregunta Freud hacia el final de su intensa labor, pues convencido de su posibilidad, nos presenta ésta como una vía de acceso. Si resulta insatisfactorio, estoy dispuesto –dice Freud- a abandonar la reforma y volver al juicio primero, puramente descriptivo: hombre es un ser de inteligencia débil, gobernado por sus deseos pulsionales. Sin embargo no en vano se dijo que "el hombre no puede permanecer enteramente niño; a la postre tiene que lanzarse fuera, a la vida hostil." 25 No con ello quiero decir que solo reste un camino: el del psicoanálisis; sino que éste, es uno de los senderos que pueden llevarnos a ese conocimiento. Pues ya lo dijo un grande citado antes: "La verdad os hará libres", es pues a esa búsqueda a la que debemos aspirar. Pues no ha de importar "cuán a menudo insistamos, y con derecho, en que el intelecto humano es impotente en comparación con la vida pulsional. –Empero,- hay algo notable en esa endeblez; la voz del intelecto es leve, mas no descansa hasta ser escuchada... –Aunque- la verdad es sustituida por una que se le adecua mejor, ésta a su vez, aguarda un ulterior perfeccionamiento."26 Es en resumen tarea subjetiva llegar al núcleo original, al epígrafe que nos dio el sustento actual.

Lo que se descubre al final del análisis es que no hay saber. El sujeto consciente de su historia y deseoso de reencontrar esa completud inexistente, da cuenta de que esa plenitud de goce es solo el útero materno (en el inicio) o la misma muerte, (al final) se ve aquí, a la falta de cara a cara y se comienza a vivir desde lo PROPIO. Sin embargo, no hay objeto perdido, pues ya se ha incorporado y forma parte de nosotros. El duelo se vive de manera diferente: Es el surgimiento de un individuo único y subjetivo (valga la redundancia, que ya ha superado el trauma de la subjetivización). Es esta bifurcación hasta los confines nunca siquiera imaginados, que damos una respuesta científica a lo que la poesía tanto tiempo ha descrito. Pues si bien la verdad aunque relativa denota ya un avance, en el fortalecimiento y maduración del yo. No así un crecimiento del yo para un dominio de lo reprimido, sino el de un yo en su devenir Cc, haciendo de lo reprimido una transformación con fines elaborativos. Así, "la rectificación, con posterioridad del proceso represivo originario, la cual pone término al hiperpoder del factor cuantitativo, sería entonces la operación genuina de la terapia analítica. –no sin antes aclarar que en- el análisis no se trabaja con recursos ilimitados, sino restringidos, y el resultado final depende siempre de la proporción relativa entre las fuerzas de las instancias en recíproca lucha." 27 Pues en la medida que demos prioridad a la realidad exterior y dejemos de atender las demandas internas, esa, será una lucha sin mayor preámbulo perdida, pues uno no puede huir de su interior, menos aún del potencial pulsional. Ello, solo se traducirá en una carga mayor de un ya debilitado yo, y por lo tanto de una disminución del potencial individual de la persona en general.

"Empédocles concibe al proceso del mundo como una alternancia continuada, que nunca cesa, de periodos en que una u otra de las dos fuerzas fundamentales28 conquista su victoria, de suerte que una vez el amor y la vez siguiente la discordia imponen de manera plena su propósito y gobiernan al mundo, tras lo cual la otra parte, la derrotada, se recobra y a su turno vence al copartícipe." 29 Ahora bien, esta dualidad vista como el querer o no, conocer la verdad, se tiene el interés o no se tiene. Es pues de ese amor o de esa discordia, de lo que dependerá el interés por el conocimiento de nuestra subjetividad y por tanto de nuestra historia, que ha sido heredada, pero que sin lugar a dudas podrá ser cuestionada, como parte de una realidad objetiva que excluye a la ilusión y al autoengaño.

En el análisis tenemos en la interpretación una táctica (los hechos y su intervención), pero nos valemos de una estrategia (visión mas general de desplegamiento) como lo es la transferencia, para dar lugar a una política (contemplación del entorno en general) respecto del paciente. La cual nos llevará hacia su cura y más allá, a la adaptación. En el psicoanálisis se trata de una sustitución del sujeto, de un proceder subjetivo real, no producto de la repetición. Se trata del paso de un sujeto producto de la castración a uno que pueda operar la castración. Es pues, el psicoanálisis al dar salida al duelo, del que encontramos que no es la aceptación de la castración el mismo final de este análisis, sino la resignificación que se le de a este hecho; es decir, la sinergia contemplada a partir de tales consecuencias.

Ahora bien, será este el momento adecuado para preguntarnos ¿Qué es lo que hace a la demanda de análisis? La falta dirá la mayoría, empero no es que no haya falta en los que no demandan análisis, sino simplemente que no hay saber de esa falta, no se halla ésta; y es ésta, la diferencia entre la necesidad, deseo y/o adaptación en mayor medida a sus entornos y con sus interlocutores. Es así, como surge esta otra interrogante, ¿será conveniente buscar esa falta? Creo haber expuesto mi respuesta a lo largo del texto, empero la respuesta partirá como dije de un proceder subjetivo. No sin antes aclarar y comentar un cita:

"Nos decimos que sería por cierto muy hermoso que existiera un Dios creador del universo y una Providencia bondadosa, un orden moral del mundo y una vida en el más allá; pero es harto llamativo que todo eso sea tal como no podríamos menos que desearlo. Y más raro aún sería que nuestros antepasados, pobres e ignorantes y carentes de libertad, hubieran tenido la suerte de solucionar todos esos difíciles enigmas del universo"30. Sin embargo, ha de consolarnos el verdadero conocimiento; el que parte de nosotr os mismos, el de nuestra historia que en repetidas ocasiones nos insta a la pregunta; a la confrontación con nuestras raíces y con nuestro futuro: es pues ahí, de un análisis individual como podremos dar respuesta a esas incógnitas, y solo entonces divisar un futuro libre de repetición. Y con ello no le resto merito a lo repetido y bien hecho, sino a lo fusionado y exento de subjetividad.

Finalmente solo me resta agregar un par de citas y una reflexión, con las cuales como lectores, les propongo dar cabida a nuevas interrogantes:

"...uno se limita a hacer que las doctrinas de la escuela se acepten bajo palabra, pero sabe que el camino para obtener el convencimiento permanece abierto." (Freud 1927). Así llegamos de nuevo a San Juan el cual nos convoca, pues dice: "Buscad leyendo y hallaréis meditando". Pues si bien, debemos poder estar satisfechos tan solo con poder contar la historia...

 

 

 

 

 

 

 

Bibliografía y Agradecimientos.

Baranger, M., Baranger, W. y Mom, J, M. 1987. "El trauma psíquico infantil de nosotros a Freud". Presentado en el congreso mundial de Montreal IPA 1987.

Chiozza, Luis (1978) "Hacia una teoría del arte psicoanalítico," Alianza editorial, Buenos Aires, 1998.

Freud, S. Obras Completas Ed. Amorrortu. En orden de aparición:

Tomo XVII:

"El método psicoanalítico de Freud" (1904).

"Sobre psicoterapia" (1905).

Tomo XII:

"Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico" (1912).

"Sobre iniciación del tratamiento (Nuevos consejos sobre la técnica del psicoanálisis) (1913).

"Recordar, repetir y reelaborar (Nuevos consejos sobre la técnica del psicoanálisis, II) (1914).

"Puntualizaciones sobre el amor de transferencia (Nuevos consejos sobre la técnica del psicoanálisis III) (1915).

Tomo XVI:

Conferencia 16. "Psicoanálisis y psiquiatría" (1916-17).

Conferencia 17. "El sentido de los síntomas" (1916-17).

Conferencia 18 . "La fijación al trauma, lo inconsciente" (1916-17).

Conferencia 28. "La terapia analítica" (1916-17).

Tomo XIX:

"El yo y el ello" (1923).

"Los límites de la interpretabilidad" (1925).

Tomo XX:

" Psicoanálisis" (1926).

Tomo XXI:

"El porvenir de una ilusión" (1927).

Tomo XIII:

"Análisis terminable e interminable" (1937)

"Algunas lecciones elementales sobre psicoanálisis" (1940).

Laplanche. J y Pontalis, J. (1996) "Diccionario de Psicoanálisis" Ed. Paidós Barcelona. España.

Quitmann, H. (1989) "Psicología Humanística". Ed. Herder. Barcelona. España.

 

Nota:

Agradezco del mismo modo los conocimientos transmitidos en los seminarios que cito a continuación; ya que de ellos surgió mi necesidad de iniciar este recorrido:

Seminario "Temas y problemas de la práctica psicoanalítica y sus fundamentos teóricos".

Asociación Psicoanalítica Argentina (A.P.A.) Agosto a Diciembre de 2003.

Buenos Aires, Argentina.

Seminario "Leyes del Desorden e Incidencias del Analista". Marzo a Septiembre de 2003.

Mayéutica Institución Psicoanalítica.

Buenos Aires, Argentina.

Seminario "Consecuencias de la Concepción del Fin del Análisis en la Dirección de la Cura" .

Institución Psicoanalítica de Buenos Aires. Marzo a Septiembre de 2003.

Buenos Aires, Argentina.

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